viernes, diciembre 14, 2007

Viage ilustrado (Pág. 128)

toridad á los señores, en una palabra, haciendo gran­gería de todo, y labrando con sus concesiones al papa su propio deshonor, y el envilecimiento del imperio. De regreso á Alemania trató de poner remedio á la confusion que se advertia, pero sustituyendo el impe­rio de la fuerza al del derecho: en consecuencia pu­blicó la famosa Bula de Oro, que constituye la pri­mera ley fundamental del cuerpo de derecho germá­nico (1356), y arreglaba la forma de las elecciones imperiales, consignaba los derechos, privilegios y órden de sucesion de los electores, restringía el derecho de la guerra privada y prohibia las confederaciones, estableciendo ademas otros preceptos que omitimos.
En 1368 emprendió otro viage á Italia á ruego del pontífice Urbano y, en él tuvo ocasion de renovar aquel espíritu de grangería que en otra ocasion ejercitó con tan feliz éxito; él negoció con los señores de Milan, sitió á Siena para entregarla al papa, y despues de derrotado levantó el sitio por 20,000 flo­rines, sacando igualmente otros 100,000 de Pisa y Florencia, y por último, á precio de 300,000 florines vendió á Luca su libertad. Dueño de este cúmulo de riquezas, volvió á pasar los Alpes, y prodigó el oro en Bohemia: porque es forzoso reconocerlo, si Cárlos vendia privilegios á los italianos, cédulas de nobleza á los alemanes, y el derecho de soberanía del imperio al rey de Polonia; si entregaba, para decirlo de una vez, al pillage la Alemania y la Italia, era con el ob­jeto de civilizar, embellecer y hacer grande á la Bo­hemia. El, á fuerza de intrigas y de dinero, adquirió las tierras que poseía en el Nordgau el elector Palati­no, despues la Baja Lusacia, y luego la Silesia; él hizo un pacto en 1364 con los duques de Austria, en virtud del cual las dos casas de Bohemia y Austria se aseguraban recíprocamente la sucesion, cuando faltase varon con derecho á ella. Cárlos IV había arruinado su casa para adquirir el imperio, y arruinaba el impe­rio para elevar su casa.
No queriendo acceder á las instancias que conti­nuamente le hacia Gregorio de que marchase á las cruzadas, se dirigió por el contrario á Francia en 1377, donde fué recibido con magnificencia; pero de vuelta de su viage murió al año siguiente. Habia te­nido la precaucion de hacer elegir en 1376 á su hijo Wenceslao, rey de los romanos, si bien á costa de alzadas cantidades de dinero y de la cesion de mu­chas ciudades imperiales; el asentimiento del pontífi­ce fué pagado con la promulgacion de la Constitucion carolina, que confirmaba y estendia los privilegios del clero.
Sucedió Wenceslao á su padre despues de la muer­te de éste. Oigamos la opinion de Voltaire acerca de este reinado, formulada en pocas palabras. «El reina­do de Cárlos IV, dice, que tantas quejas ha arranca­do, y que todavía es objeto de fuertes acusaciones, es un siglo de oro comparado con la época en que dominó su hijo Wenceslao.» Efectivamente, su vida fué un tejido de desórdenes, de crueldades y de bajezas, y llevándole muy precozmente sus profusiones á una completo ruina, recurrió, como su padre, á la enagenacion de los derechos y ciudades del imperio. Alzase la Bohemia contra él, y no tiene reparo en entregarla á las grandes compañías, á quienes concede por sol­dada todo el botin que puedan recoger; coalíganse las poblaciones del Rhin y de Suabia para poner su libertad á cubierto de los señores que la oprimen, y en 1383 se ven obligados los magistrados de Praga á encerrar á Wenceslao en una prision, pero consigue escapar de ella: en 1395 vende á Juan Galeas Visconti el título de duque de Lombardía, y despues la soberanía de casi todas las ciudades lombardas dependientes del imperio, hasta que cansados los elec­tores de tanta arbitrariedad, se reunen el año 1400 en Francfort y deponen á Wenceslao, nombrando en su lugar á Federico, duque de Brunswick; pero ase­sinado á poco por el conde de Waldeck, otra dieta congregada en Lacustein confirmó la deposicion de Wenceslao y eligió á Roberto, conde palatino del Rhin, contra cuyas determinaciones protestó Wences­lao, conservando el título de emperador hasta su muerte, acaecida en 1419.
No todo el imperio aprobó esta eleccion. Aquisgran se negó á albergar dentro de sus muros á Roberto, por lo que se vió obligado á hacerse coronar en Colo­nia; por su parte las ciudades imperiales no quisieron rendirle homenage, y en el concilio de Pisa ni aun fueron admitidos sus embajadores.
Roberto, escitado por Bonifacio IX, y por los florentinos y lucanos, pasó á Italia con el objeto de apar­tar el Milanesado del poder de Juan Galeas Visconti, pero fué derrotado el año 1401, cerca del lago de Garde, por Facían Caue, general de Visconti: en 1404 se formó una liga para restablecer á Wenceslao en el trono, pero no surtió efecto alguno; en 1409 declaróse Roberto en favor de Gregorio XII, pero esto no le libertó de ser depuesto, asi como su rival Benito, en el concilio congregado en Pisa. Finalmente, en 1410 se organiza una nueva coalicion contra el emperador, pero contuvo su desarrollo la muerte de es­te, cuyo reinado fué una muestra de lo débiles que son los recursos empleados por el talento y la activi­dad, cuando estos se estrellan contra la impotencia do la autoridad imperial.
Tres emperadores como tres pontífices, se dispu­taban su respectiva dominacion: Wenceslao tenia en su favor siempre un partido; Segismundo, hijo de Cárlos IV, la eleccion que había recaido en su perso­na; José de Brandeburgo los sufragios de otra parcia­lidad; pero este cisma imperial terminó muy luego con la muerte de José y la aquiescencia de Wenceslao respecto á la eleccion de su hermano, resultando de aqui el elegir nuevamente en 1411 á Segismundo todos los electores de comun acuerdo. Coronado en Aquisgram dirigióse al concilio de Constanza, y con­denó á la hoguera al heresiarca Juan Huss, que se habia presentado alli en 1415 auxiliado de un salvo-con­ducto, sufriendo la propia suerte al año siguiente su discípulo Gerónimo de Praga; doble suplicio que en­cendió las terribles guerras que asolaron la Bohemia du­rante el reinado de Segismundo, y tomaron el nombre de guerras de los hussitas. Segismundo hizo un viage á Francia é Inglaterra, durante el cual se ligó secreta­mente con Enrique IV, rey de Inglaterra, en contra de la Francia, despues de haber prometido agenciar la reconciliacion de aquel soberano con Cárlos IV de Francia, defraudando de esta manera la fé de los ofre­cimientos con el objeto de recobrar las provincias del reino de Arlés. En 1419 se ciñó la corona de Bohemia por muerte de su hermano Wenceslao: en 1.431 la de hierro en Milan, y en 1433 la de oro en Roma.
Pero en lo que mas fijó su atencion fué en procurar la destruccion del cisma que desolaba la Iglesia, y asi es que concitó á la España en contra de Bene­dicto XIII, que no trataba de imitar, abdicando, el

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