za. En ella se ve á Santiago en ademan de predicar al pueblo, y un grupo con los siete discípulos, cuyas estatuas están mutiladas, y también se conserva el báculo del apóstol. En este templo se reunía el concejo de la ciudad para la administración de justicia, y su vieja torre sostiene aun una campana llamada Goda, porque fué fundida en tiempo de los godos; la parroquia de San Pablo, de gran feligresía, y cuyo templo contiene veinte y nueve altares ; la parroquia de Santa Engracia, que también fué monastario de gerónimos, es célebre por mas de un concepto. Fué la primera iglesia que se fundó en Zaragoza después del Pilar, y es subterránea según la costumbre de los primeros cristianos. Se llamó de las Santas Masas, y después de los innumerables mártires que padecieron en Zaragoza, por estar en ella los restos y cenizas de multitud de santos mártires que padecieron en la última persecución de la iglesia, año de 303, entre otros San Sulperio, Santa Engracia y San Lamberto. Esta iglesia es una verdadera catacumba sembrada de sepulcros de mártires, de los que uno sirve de altar. En medio de la iglesia hay un pozo que se abre raras veces, y que contiene también multitud de reliquias. Este cementerio de los mártires fué convertido en iglesia en tiempo de Constantino, y en el siglo VI se entregó á monges benedictinos que subsistieron aun bajo el dominio de los moros. En 1063 se cedió este monasterio y parroquia á los obispos de Huesca, cuya posesión aun conservan. Fernando el Católico puso en él monges gerónimos en 1493, y reconstruyó el edificio suntuosamente según el gusto gótico, que fué totalmente destruido en la noche del 14 de agosto de 1808 por los soldados franceses. Reedificado humildemente cuando la restauración de Fernando VII, sirve el monasterio ahora de cuartel, y la antiquísima iglesia continúa abierta al culto. La iglesia de San Ildefonso, ó de predicadores, es grandiosa y bella, aunque muy destruida por las guerras; sirve hoy de parroquia castrense; la de la Compañía de Jesús es de bastante mérito, y ocupa en parte el lugar de una antigua sinagoga de judíos.
Embellecen también esta gran población muchísimos edificios civiles que enumeraremos ligeramente.
La casa de ayuntamiento forma un rectángulo de 150 pies de largo y 100 de ancho, es de buena fábrica, y sirvió de punto de reunion á los antiguos jurados de la ciudad; contigua está la Lonja ó banco, edificado en el siglo XVI por el arzobispo don Fernando de Aragón. Es de arquitectura gótica, y contiene un magnifico salon dividido en tres naves á lo largo y cinco de ancho, por veinte y cuatro columnas. El palacio arzobispal es magestuoso y estenso, sirvió de alojamiento á algunos de los antiguos reyes de Aragón. Está á la ribera del Ebro y á pocos pasos de la Seo, y fué reedificado en su mayor parte á últimos del siglo pasado. La casa del marqués de Ayerve es notable por su bello patio de arquitectura caprichosa. El palacio de la diputación provincial, de nueva fábrica, y que ocupa el espacio del antiguo convento de San Francisco, y el antiguo palacio de la nobilísima familia de los Lunas ó de los Gigantes, por dos grandes estatuas que adornan su entrada. Está situado en la hermosa calle del Coso, y en ella se alojó, en el siglo XIV, el anti–papa Benedicto XIII, ó por otro nombre don Pedro de Luna. Sobre la puerta se esculpió un bajo relieve que representa la entrada del célebre cardenal aragones en Zaragoza. El teatro es muy bueno, rico en adornos y decoraciones, y con localidades para mil seiscientas personas, y los precios muy módicos. La Torre nueva es uno de lo monumentos mas curiosos de Zaragoza; fué construida en 1504, reinando Fernando el Católico con el único objeto de adornar la capital de Aragón y que contuviese un reloj público. Está aislada, es de figura octógona, tiene de altura 297 pies y es de ladrillo. Lo que la hace mas notable es la inclinación que tiene que parece va á desplomarse.
El castillo de la Aljafería está extramuros de la ciudad, y mas bien que fortaleza, se asemeja á palacio, destino que efectivamente tuvo primero en tiempo de los monarcas moros, y luego en el de los cristianos. Su planta es rectangular, tiene de longitud 140 varas, de latitud 130, y está rodeado de un foso con baluartes en los ángulos. Su arquitectura participa del gusto que reinaba en las muy distintas épocas en que fué contruido ó reparado. Lo mas interesante que contiene es la pequeña mezquita ú oratorio de los reyes árabes, el salon donde nació Santa Isabel, reina que fué de Portugal, la gran escalera qua data del siglo XV, y la iglesia dedicada á San Martin, que es parroquia castrense. Los artesonados de algunas cámaras de este antiguo é histórico alcázar están dorados con el primer oro que Cristóbal Colon trajo de América. La fundación de la Aljafería se refiere á los años de 864, y á un walí llamado Abenalfage, que la dio nombre. Aqui se alojó en 917 Abdel–rahman, califa de Córdoba, y habitaron generalmente los reyes de Aragón desde la conquista de la ciudad, siendo la iglesia de San Martin su primera capilla real. El tribunal de la Inquisición estuvo establecido también en este edificio, que hoy sirve esclusivamente de cuartel. La universidad de Zaragoza es de las mas antiguas de España, y ha producido en todas épocas hombres eminentes. El edificio, bastante capaz y á propósito para su instituto, fué incendiado en la guerra de la independencia, pero está reedificado en gran parte. Tiene buena biblioteca, gabinetes de historia natural, física y química, y un jardin botánico. Entre los muchos establecimientos de beneficencia que cuenta esta ciudad, por todos títulos insigne, debemos nombrar el famoso, hospital de Nuestra Señora de Gracia, cuya filantrópica divisa:
Casa de enfermos de la ciudad y del mundo,
basta para dar á conocer su inmensa importancia. Fué fundado en el reinado de Alfonso V, y abraza cuantas dependencias pueden, desearse en un establecimiento de primer orden de esta clase. En especial el departamento de los dementes tiene nombradla en toda España. Sostiene generalmente, cerca de dos mil enfermos, y el edificio es grandísimo. Muchos y amenos paseos embellecen esta gran capital, los principales son: el de Santa Engracia, la Glorieta y los que conducen hasta Torrero, ó sea el embarcadero del Canal Imperial; No mencionaremos otra multitud de paseos por no dar mas latitud á esta relación ya demasiado prolongada. Reasumiendo diremos que la siempre heroica Zaragoza presenta en general el aspecto de una población árabe, por sus calles muy estrechas y tortuosas, y adornadas con multitud de torres de ladrillo laboreadas, y mas semejantes á minaretes de mezquitas que á campanarios cristianos; que tiene ocho puertas, doscientas trece calles, treinta y
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