Castillo de San Anton en la Coruña
navios. En 885 se levantó en esta ciudad contra el rey don Alfonso III, llamado el Magno, un magnate de nombre Hermigildo, ayudado de su muger Iberia; pero ambos fueron presos y castigados. Don Bermudo III dio esta ciudad y su faro a la iglesia de Santiago en 1029 y la nombra en la donación Farum Brecanticum. Por este tiempo, poco mas ó menos, los habitantes de la Coruña, huyendo sin duda de las continuadas correrías de los piratas normandos, se trasladaron al pueblo del Burgo, situado muy en lo interior de la ria, y la dejaron enteramente desierta. Volvió á poblarse á fines del siglo XII, mas fué preciso repetidas cédulas de los reyes, para que los vecinos del Burgo deshiciesen los edificios que allí construyeran, y volviesen á vivir á la Coruña. En 1370 los portugueses se apoderaron de esta plaza, mas hubieron de abandonarla, merced á los esfuerzos de Pedro Manrique, adelantado de Castilla, y Pedro Ruiz de Sarmiento, que lo era de Galicia. En la Coruña se embarcó el rey don Pedro el Cruel, cuando huyendo de su hermano, el de Trastamara, pasó á Bayona de Francia, é pedir auxilios á los ingleses. El duque de Lancaster llegó á la Coruña el 26 de junio de 1386, y se hizo dueño de algunas naves que habia en el puerto, mas no de la ciudad que defendió bizarramente su gobernador Fernán Perez de Andrade. La reina doña Juana la Loca, y su esposo Felipe I el Hermoso, desembarcaron en la Coruña en 28 de abril de 1506. Carlos V celebró Córtes en esta ciudad, en las que manifestó marchaba á Alemania á tomar la corona imperial, y solicitó de las mismas los auxilios pecuniarios para los gastos de su viagé, pero los procuradores de Salamanca se opusieron enérgicamente á esta exigencia, y protestaron que ni aun el juramento de fidelidad acostumbrado prestarían al rey, hasta que éste no accediese á la disminución de los tributos y otras peticiones que se le hicieron, lo cual apoyó también un procurador por Toledo. Carlos V, sin escuchar tan justas quejas, se embarcó en la Coruña el 20 de mayo de 1520, y en seguida estalló la guerra de las comunidades que dieron fin con las libertades de Castilla. Felipe II se embarcó también en este puerto el 12 de julio de 1554 cuando iba á Inglaterra á contraer matrimonio con la reina de aquel pais, María la Sanguinaria. En 1563 dispuso este rey que la real audiencia de Galicia, que residía en Santiago, se trasladase á la Coruña, ciudad á la que da en la cédula de traslación el nombre de «fuerza y guarda del reino de Galicia.» El 4 de mayo de 1589, se dejó ver la escuadra inglesa, que á las órdenes del renombrado Francisco Drack, venia de orden de la reina Isabel de Inglaterra á apoderarse de la ciudad de la Coruña. La memoria del sitio que sufrió entonces esta ciudad, y el singular esfuerzo con que se defendió, rechazando después de muchos dias de combate á los enemigos, forma una de sus grandes glorias. A pesar de la brevedad de una obra de esta especie, debemos mencionar aquí la hazaña de una heroica coruñesa en aquel famoso cerco. Apoderados los ingleses del barrio de la Pescadería ó ciudad Nueva, intentaron un furioso asalto contra la ciudad, después de volar una mina que había abierto la brecha. Un alférez inglés que subía el primero por ella con una bandera en la mano, fué muerto por la referida muger, llamada María Fernandez de la Cámara y Pita, y vulgarmente en la Coruña María Pita, viuda de un valiente que murió poco antes defendiendo la plaza. Arrancó la heroína la bandera de las manos del moribundo alférez, é hizo huir á los que le seguían. Felipe II premió este hecho señalado, concediendo á María Pita el grado y sueldo de alférez, y este trasmisible á sus descendientes, que la disfrutaron largo tiempo. El capitan general ó gobenador de Galicia, que defendió la plaza en aquella ocasión, era el marqués de Cerralvo. En 8 de abril de 1691, desembarcó en la Coruña la reina doña María Ana de Austria, que venía á desposarse con Cárlos II. La Coruña fué de las primeras poblaciones que se levantaron contra los franceses en 1818, y en ella se reunió la antigua diputación del reino de Galicia, compuesta de un representante de cada una de su siete ciudades de voto en Córtes, cuya corporación dirigió con el acierto que todos saben, la terrible guerra que Galicia hizo á las huestes de Napoleon. El 16 de enero de 1809, hubo en las mismas puertas de la Coruña, una reñida acción entre las tropas francesas que mandaba el célebre Soult, y las
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