vos señores, distinguiéndose muy particularmente por las escuadras que en varias ocasiones armó y puso á disposición de los reyes. A principios del presente siglo fue ocupado militarmente el señorío á consecuencia de los movimientos que en él ocurrieron por causa de haber querido imponer derechos sobre algunos artículos de importación y hacer un nuevo puerto, que en obsequio de Godoy se habia de llamar de la Paz, título que aquel favorito usaba. Este movimiento popular, ocurrido en 1804, es conocido en el pais con el nombre de Zamacolada por llamarse Zamacola un escribano, que lo dirigió. De la valerosa resistencia que el señorío de Vizcaya opuso á las huestes de Napoleon, asi como de los sucesos de la última guerra civil, en que ocupan un lugar muy visible los tres famosos sitios de Bilbao, nada podemos decir que no sepan nuestros lectores. Los acontecimientos contemporáneos no ofrecen ningún interés sino cuando se describen minuciosamente, y esto nos es de lodo punto imposible.
Hemos hablado de Vizcaya solamente, réstanos ahora referir los sucesos que tienen relación con las provincias de Álava y Guipúzcoa, las cuales, según queda referido, se incorporaron difinitivamente en la corona de Castilla reinando Alfonso VIII. Hicieron á éste los naturales de ambas provincias señalados servicios en la célebre batalla de las Navas de Tolosa, servicios que también prestaron á los demás reyes en la conquista de las vastas comarcas que los moros poseian, y muy particularmente en la batalla del Salado, y en la toma de Sevilla, Algeciras y Granada.
La situación geográfica de Guipúzcoa en la frontera de una poderosa nación, émula en muchas épocas de España, dio á sus moradores ocasión de manifestar su nunca desmentida lealtad y su proverbial denuedo, según hemos visto al hablar de algunas de sus poblaciones; pero donde mas se distinguieron, en union con los vizcaínos, fué en las empresas navales. Dedicáronse unos y otros antiguamente á la pesca de las ballenas, y era tanta la importancia que daban á este ramo de industria, que será muy raro el puerto del pais vascongado que no use una ballena en su escudo de armas. El famoso fuero de San Sebastian menciona muchos objetos de importación y esportacion, y por él se tiene con seguridad noticia de lo estenso que era el comercio que se hacia en estas costas á mediados del siglo XII.
El carácter activo y emprendedor de estos montañeses, acostumbrados desde su mas tierna edad á los peligros del borrascoso mar que baña sus playas, y la abundancia de maderas de construcción que ofrecía su pais, les hizo aumentar considerablemente el número de sus buques, y emprender con ellos largos viages en el siglo XIV; fruto de estos fué el descubrimiento de la isla y banco de Terranova, la prepotencia que tuvieron los vascongados en las costas occidentales de Europa, el pingüe comercio que hacían, asi en las costas de nuestra península y en el interior de la misma como en los puertos de Francia, Paises Bajos é Inglaterra, y por último el haber sido los que establecieron en la ciudad de Brujas, emporio entonces del comercio, la célebre lonja de dicha ciudad, adelantándose á los ingleses, venecianos y otros pueblos mercantiles.
El poderío de los vascongados empezó á causar celos á la nación inglesa, á la que disputaban aquellos el comercio de lanas. Declaróse al fin la guerra, y se dio un combate naval, en el que los vascongados perdieron veinte y seis buques de alto bordo y fueron dispersados los restantes. No fueron muy felices para los ingleses los resultados de esta victoria, puesto que las hostilidades continuaron, y para poner término á tan larga y destructora guerra se firmó en Londres un tratado de treguas por veinte años entre vascongados, franceses é ingleses, habiéndose hallado al efecto en dicha ciudad los representantes de las marinas de Santander, Vizcaya y Guipúzcoa. Para que nuestros lectores formen una idea del poder marítimo de los ingleses en aquella época, insertamos lo que sobre él dice la Academia de la Historia. «Obsérvese que el rey Eduardo III con quien tenían sus diferencias (los vascongados) era el mismo que con una armada de 100 bageles batió otra francesa de igual número el año de 1319, perdiendo esta 70 navios y cerca de 20,000 combatientes.»
Continuó en el mayor auge el estado de la marina de los vascongados, y á fines del siglo XV los guipuzcoanos, los moradores de esa pequeña provincia, hicieron un tratado de paz con la Inglaterra, en el que entre otras cosas se estipuló que los buques de los guipuzcoanos no hostilizarían á los de los ingleses ni recibirían de estos daño alguno, aunque estuviesen en guerra las naciones inglesa y española.
Muchos y muy señalados servicios prestaron con sus buques los vascongados á los reyes de Castilla. La escuadra que el almirante Bonifaz mandaba cuando ocurrió el sitio de Sevilla, se armó en los puertos de las Provincias Vascongadas, y de los mismos salieron también gran parte de los navios que formaban la escuadra de Felipe II, llamada la Invencible.
De esa costa salió también el primer hombre que dio la vuelta al globo, salió el inmortal Oquendo, y de ella han salido los célebres marinos Mazarredo y Churruca.
Hablemos de Durango, villa situada en el centro de las carreteras que ponen en comunicación á las provincias de Álava y Guipúzcoa con la de Vizcaya, á la margen del rio de su nombre, y en una deliciosa vega. Si bien tiene anchas y espaciosas calles y algunos buenos edificios, no ofrece ninguna particularidad digna de notarse, y nuestro ánimo ademas es hablar de Bilbao.
Difícilmente puede formarse una idea, por mucho que se diga, de lo delicioso, ameno y pintoresco de las inmediaciones de esta última ciudad, situada á la orilla del Nervion y considerada siempre como uno de los pueblos mas sanos, aseados y cultos de Europa. El aspecto de Bilbao es sumamente agradable, sus calles tiradas á cordel y bien pavimentadas, sus casas (entre las que hay algunas de mármol, y no de jaspe como generalmente se cree) bien construidas, sus paseos, y por fin la elegancia y el esmero que en todo se observa, hacen desde luego concebir una lisongera idea, asi del pueblo como de sus moradores. Empezando á reconocer lo mas notable que en esta villa se encuentra, nos ocuparemos de los templos, entre los cuales sobresale la insigne basílica de Santiago, la mas antigua de sus parroquias. Es de fundación inmemorial, y consta que en el último tercio del siglo XIV se mejoró y amplió, habiéndose construido posteriormente el coro, el atrio y el claustro del Ángel.
La parroquia de San Antonio Abad, fundada en el siglo XV, consta de tres naves, en la que nada se
Hemos hablado de Vizcaya solamente, réstanos ahora referir los sucesos que tienen relación con las provincias de Álava y Guipúzcoa, las cuales, según queda referido, se incorporaron difinitivamente en la corona de Castilla reinando Alfonso VIII. Hicieron á éste los naturales de ambas provincias señalados servicios en la célebre batalla de las Navas de Tolosa, servicios que también prestaron á los demás reyes en la conquista de las vastas comarcas que los moros poseian, y muy particularmente en la batalla del Salado, y en la toma de Sevilla, Algeciras y Granada.
La situación geográfica de Guipúzcoa en la frontera de una poderosa nación, émula en muchas épocas de España, dio á sus moradores ocasión de manifestar su nunca desmentida lealtad y su proverbial denuedo, según hemos visto al hablar de algunas de sus poblaciones; pero donde mas se distinguieron, en union con los vizcaínos, fué en las empresas navales. Dedicáronse unos y otros antiguamente á la pesca de las ballenas, y era tanta la importancia que daban á este ramo de industria, que será muy raro el puerto del pais vascongado que no use una ballena en su escudo de armas. El famoso fuero de San Sebastian menciona muchos objetos de importación y esportacion, y por él se tiene con seguridad noticia de lo estenso que era el comercio que se hacia en estas costas á mediados del siglo XII.
El carácter activo y emprendedor de estos montañeses, acostumbrados desde su mas tierna edad á los peligros del borrascoso mar que baña sus playas, y la abundancia de maderas de construcción que ofrecía su pais, les hizo aumentar considerablemente el número de sus buques, y emprender con ellos largos viages en el siglo XIV; fruto de estos fué el descubrimiento de la isla y banco de Terranova, la prepotencia que tuvieron los vascongados en las costas occidentales de Europa, el pingüe comercio que hacían, asi en las costas de nuestra península y en el interior de la misma como en los puertos de Francia, Paises Bajos é Inglaterra, y por último el haber sido los que establecieron en la ciudad de Brujas, emporio entonces del comercio, la célebre lonja de dicha ciudad, adelantándose á los ingleses, venecianos y otros pueblos mercantiles.
El poderío de los vascongados empezó á causar celos á la nación inglesa, á la que disputaban aquellos el comercio de lanas. Declaróse al fin la guerra, y se dio un combate naval, en el que los vascongados perdieron veinte y seis buques de alto bordo y fueron dispersados los restantes. No fueron muy felices para los ingleses los resultados de esta victoria, puesto que las hostilidades continuaron, y para poner término á tan larga y destructora guerra se firmó en Londres un tratado de treguas por veinte años entre vascongados, franceses é ingleses, habiéndose hallado al efecto en dicha ciudad los representantes de las marinas de Santander, Vizcaya y Guipúzcoa. Para que nuestros lectores formen una idea del poder marítimo de los ingleses en aquella época, insertamos lo que sobre él dice la Academia de la Historia. «Obsérvese que el rey Eduardo III con quien tenían sus diferencias (los vascongados) era el mismo que con una armada de 100 bageles batió otra francesa de igual número el año de 1319, perdiendo esta 70 navios y cerca de 20,000 combatientes.»
Continuó en el mayor auge el estado de la marina de los vascongados, y á fines del siglo XV los guipuzcoanos, los moradores de esa pequeña provincia, hicieron un tratado de paz con la Inglaterra, en el que entre otras cosas se estipuló que los buques de los guipuzcoanos no hostilizarían á los de los ingleses ni recibirían de estos daño alguno, aunque estuviesen en guerra las naciones inglesa y española.
Muchos y muy señalados servicios prestaron con sus buques los vascongados á los reyes de Castilla. La escuadra que el almirante Bonifaz mandaba cuando ocurrió el sitio de Sevilla, se armó en los puertos de las Provincias Vascongadas, y de los mismos salieron también gran parte de los navios que formaban la escuadra de Felipe II, llamada la Invencible.
De esa costa salió también el primer hombre que dio la vuelta al globo, salió el inmortal Oquendo, y de ella han salido los célebres marinos Mazarredo y Churruca.
Hablemos de Durango, villa situada en el centro de las carreteras que ponen en comunicación á las provincias de Álava y Guipúzcoa con la de Vizcaya, á la margen del rio de su nombre, y en una deliciosa vega. Si bien tiene anchas y espaciosas calles y algunos buenos edificios, no ofrece ninguna particularidad digna de notarse, y nuestro ánimo ademas es hablar de Bilbao.
Difícilmente puede formarse una idea, por mucho que se diga, de lo delicioso, ameno y pintoresco de las inmediaciones de esta última ciudad, situada á la orilla del Nervion y considerada siempre como uno de los pueblos mas sanos, aseados y cultos de Europa. El aspecto de Bilbao es sumamente agradable, sus calles tiradas á cordel y bien pavimentadas, sus casas (entre las que hay algunas de mármol, y no de jaspe como generalmente se cree) bien construidas, sus paseos, y por fin la elegancia y el esmero que en todo se observa, hacen desde luego concebir una lisongera idea, asi del pueblo como de sus moradores. Empezando á reconocer lo mas notable que en esta villa se encuentra, nos ocuparemos de los templos, entre los cuales sobresale la insigne basílica de Santiago, la mas antigua de sus parroquias. Es de fundación inmemorial, y consta que en el último tercio del siglo XIV se mejoró y amplió, habiéndose construido posteriormente el coro, el atrio y el claustro del Ángel.
La parroquia de San Antonio Abad, fundada en el siglo XV, consta de tres naves, en la que nada se
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