Apenas sonaron las cuatro en el reloj de la iglesia, cuando todo el séquito se puso en marcha bajo el orden siguiente:
Los músicos; el porta―estandarte; el comisionado de la compañía; el solicitador de la compañía; el ingeniero de la compañía; el inspector de los trabajos; el ingeniero en gefe, sir Isambard Brunel; sir Eward Codrington; M. Hawes, presidente de la comisión de los directores; el lord maire; Benjamín Hawes, Esq.; lord Dudley Estuardo; los directores; los tesoreros y los auditores; los propietarios: los convidados.
Este séquito compuesto de 4,000 personas, presentó un estraño espectáculo, cuando bajó á compás de una música militar al ancho muelle que conduce á la entrada del Tunnel. Desapareció poco á poco bajo la bóveda occidental, recorrió en el mismo orden los 400 metros que separan la orilla derecha de la orilla izquierda del rio, y después de haber sido recibido en Wapping por una triple salva de aplausos, volvió á Rotherithe, por debajo de la bóveda oriental. Una hora después, el Tunnel fué entregado á la consideración del público.
Diez mil personas pasaron de una ribera á la otra, en la noche del sábado; el domingo, la afluencia fué tan considerable, que antes de la una, los empleados tuvieron que reclamar la asistencia de los agentes de policía para contener á la multitud. El número de los individuos que habían atravesado el Tunnel desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde, aseguran que ascendían á 50,000.
El sábado por la tarde se celebró una gran comida en la taberna de Londres. Se echaron durante este espléndido banquete un infinito número de brindis á la reina, al príncipe Alberto, al duque de Wellington, á M. Brunel, al presidente y á la prosperidad del Tunnel, etc. En Inglaterra todo termina, no por canciones sino por speeches (discursos) y por brindis.
Hacia ya mas de veinte años que se ocupaban de la construcción de un puente por debajo del Támesis, entre Rolherhithe y Limehouse, mil veces inferior al Tunnel actual, hasta que en 1823, M. Brunel propuso un nuevo proyecto que mereció la aprobación de todos los sabios. En 1824 se formó una sociedad para poner este proyecto en ejecución, y al año siguiente dieron principio los trabajos.
Comenzaron al principio con vigor; pero muchas inundaciones obligaron en varias ocasiones á los obrereros á suspenderlos. En 1828, habiéndose agotado el fondo social, se abandonó de un todo la obra, para no volverla á proseguir hasta el año de 1835, época en la cual el gobierno inglés se comprometió á hacer los adelantos necesarios á su determinación. La última inundación se verificó el 6 de marzo de 1838, y desde este dia hasta la apertura del Tunell, ningún incidente interrumpió los trabajos.
Tal como se encontraba en 1843, el Tunnel tenia de coste 600,000 libras esterlinas (60.000,000 de reales, y se calcula que ha sido todavía preciso gastar 50,000 libras (6.000,000 de reales), para construir los dos tramos circulares que hacen bajar ó subir los carruages que atraviesan el Tunnel. En 1843, solo los pedáneos podían aprovecharse de esta maravillosa vía de comunicación entre las dos riberas del Támesis. Terminemos este artículo, indicando que M. Brunel es un ingeniero francés.
El Támesis corre de Sur á Norte, y en esta dirección, Westminster y White―hall están sobre su margen izquierda , en seguida vuelve de Oeste á Este y costea á Londres en toda su longitud, que es por lo menos de cinco millas. Uno de los defectos que tiene esta ciudad es carecer de muelles, comunicándose con el rio por Stairs, rampas ó escaleras tan mezquinas como incómodas. El puerto que está situado por debajo del puente viejo, es notable por su estension y por la comodidad que ofrece á los buques mas grandes de venir á cargar y descargar á la puerta de los almacenes. La afluencia de este puerto es inmensa, y en vano se intentaría describir el numeroso concurso de buques de todas dimensiones que sin cesar entran y salen; nada puede dar una idea mas alta del comercio y de la riqueza de los ingleses que este espectáculo. La protección de las leyes y la ventajosa situación de Londres cerca de la embocadura del Támesis han producido esta afluencia. Los habitantes de esta capital están tan persuadidos de que la deben á estas dos causas, que Jacobo I, amenazándolos un dia con ir á establecer su residencia lejos de Londres, y de llevarse todos los tribunales: «A lo menos no se llevará V. M. el Támesis,» le dijo el lord corregidor, á quien el rey habia hecho esta amenaza. Este rio tiene desde su nacimiento hasta su embocadura un curso de cerca de 240 quilómetros. Londres está á 80 kilómetros tierra adentro, y esta situación, por medio del Támesis, le hace disfrutar de todas las ventajas de un puerto, sin estar espuesta á la sorpresa de una armada enemiga ni á la insalubridad de los vapores húmedos del mar.
Entrando por el lado del mar, se presenta la ciudad con una regularidad imponente sobre las orillas del rio, estendiéndose por ambas, recorre una longitud prodigiosa de Este á Oeste, se eleva en anfiteatro hacia el Norte y se prolonga cerca de 28 kilómetros circularmente por una infinidad de casas de campo y aldeas y de quintas pertenecientes á los nobles y á los comerciantes, que van á buscar un aire saludable y á descansar de sus afanes y negocios. Su población es mayor que la de las mas grandes metrópolis del mundo; en 1832 era de 1.474,069 almas, y según el último censo de 1841 asciende á 1.870,727.
En 1666, el 2 de setiembre hacia la media noche, se manifestó un incendio en la parte del Este de Londres, y adquirió tanta actividad por la violencia del viento, que se estendió con una rapidez increible. Todos los socorros fueron inútiles; el incendio devoró una superficie de 145 héctares, quemándose cuatrocientas calles, trece mil casas y ochenta y nueve iglesias, durando el incendio tres dias. Este espantoso fuego, fué, sin embargo, ventajoso á la población; Londres era poco elegante, incómodo é insalubre, y la mayor parte de las casas era de madera; una ciudad nueva surgió de las ruinas de la antigua, mas regular, mejor construida y mas saludable que la primera.
El cuartel de Westminster es el mas hermoso de la ciudad, y los paralelos al de San Pablo y al parque de San James son los mas modernos y en nada se parecen á los antiguos. Las casas tienen dos pisos y rara vez tres, sin comprender una especie de subterráneo que da al cuarto bajo toda la salubridad de un primer piso. Este subterráneo que recibe la luz por una lumbrera está destinado por lo regular á la cocina y sus dependencias. Las fachadas de las casas son casi todas uniformes, y á cada lado de las calles hay buenas aceras fiara los que van á pie, hallándose
Los músicos; el porta―estandarte; el comisionado de la compañía; el solicitador de la compañía; el ingeniero de la compañía; el inspector de los trabajos; el ingeniero en gefe, sir Isambard Brunel; sir Eward Codrington; M. Hawes, presidente de la comisión de los directores; el lord maire; Benjamín Hawes, Esq.; lord Dudley Estuardo; los directores; los tesoreros y los auditores; los propietarios: los convidados.
Este séquito compuesto de 4,000 personas, presentó un estraño espectáculo, cuando bajó á compás de una música militar al ancho muelle que conduce á la entrada del Tunnel. Desapareció poco á poco bajo la bóveda occidental, recorrió en el mismo orden los 400 metros que separan la orilla derecha de la orilla izquierda del rio, y después de haber sido recibido en Wapping por una triple salva de aplausos, volvió á Rotherithe, por debajo de la bóveda oriental. Una hora después, el Tunnel fué entregado á la consideración del público.
Diez mil personas pasaron de una ribera á la otra, en la noche del sábado; el domingo, la afluencia fué tan considerable, que antes de la una, los empleados tuvieron que reclamar la asistencia de los agentes de policía para contener á la multitud. El número de los individuos que habían atravesado el Tunnel desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde, aseguran que ascendían á 50,000.
El sábado por la tarde se celebró una gran comida en la taberna de Londres. Se echaron durante este espléndido banquete un infinito número de brindis á la reina, al príncipe Alberto, al duque de Wellington, á M. Brunel, al presidente y á la prosperidad del Tunnel, etc. En Inglaterra todo termina, no por canciones sino por speeches (discursos) y por brindis.
Hacia ya mas de veinte años que se ocupaban de la construcción de un puente por debajo del Támesis, entre Rolherhithe y Limehouse, mil veces inferior al Tunnel actual, hasta que en 1823, M. Brunel propuso un nuevo proyecto que mereció la aprobación de todos los sabios. En 1824 se formó una sociedad para poner este proyecto en ejecución, y al año siguiente dieron principio los trabajos.
Comenzaron al principio con vigor; pero muchas inundaciones obligaron en varias ocasiones á los obrereros á suspenderlos. En 1828, habiéndose agotado el fondo social, se abandonó de un todo la obra, para no volverla á proseguir hasta el año de 1835, época en la cual el gobierno inglés se comprometió á hacer los adelantos necesarios á su determinación. La última inundación se verificó el 6 de marzo de 1838, y desde este dia hasta la apertura del Tunell, ningún incidente interrumpió los trabajos.
Tal como se encontraba en 1843, el Tunnel tenia de coste 600,000 libras esterlinas (60.000,000 de reales, y se calcula que ha sido todavía preciso gastar 50,000 libras (6.000,000 de reales), para construir los dos tramos circulares que hacen bajar ó subir los carruages que atraviesan el Tunnel. En 1843, solo los pedáneos podían aprovecharse de esta maravillosa vía de comunicación entre las dos riberas del Támesis. Terminemos este artículo, indicando que M. Brunel es un ingeniero francés.
El Támesis corre de Sur á Norte, y en esta dirección, Westminster y White―hall están sobre su margen izquierda , en seguida vuelve de Oeste á Este y costea á Londres en toda su longitud, que es por lo menos de cinco millas. Uno de los defectos que tiene esta ciudad es carecer de muelles, comunicándose con el rio por Stairs, rampas ó escaleras tan mezquinas como incómodas. El puerto que está situado por debajo del puente viejo, es notable por su estension y por la comodidad que ofrece á los buques mas grandes de venir á cargar y descargar á la puerta de los almacenes. La afluencia de este puerto es inmensa, y en vano se intentaría describir el numeroso concurso de buques de todas dimensiones que sin cesar entran y salen; nada puede dar una idea mas alta del comercio y de la riqueza de los ingleses que este espectáculo. La protección de las leyes y la ventajosa situación de Londres cerca de la embocadura del Támesis han producido esta afluencia. Los habitantes de esta capital están tan persuadidos de que la deben á estas dos causas, que Jacobo I, amenazándolos un dia con ir á establecer su residencia lejos de Londres, y de llevarse todos los tribunales: «A lo menos no se llevará V. M. el Támesis,» le dijo el lord corregidor, á quien el rey habia hecho esta amenaza. Este rio tiene desde su nacimiento hasta su embocadura un curso de cerca de 240 quilómetros. Londres está á 80 kilómetros tierra adentro, y esta situación, por medio del Támesis, le hace disfrutar de todas las ventajas de un puerto, sin estar espuesta á la sorpresa de una armada enemiga ni á la insalubridad de los vapores húmedos del mar.
Entrando por el lado del mar, se presenta la ciudad con una regularidad imponente sobre las orillas del rio, estendiéndose por ambas, recorre una longitud prodigiosa de Este á Oeste, se eleva en anfiteatro hacia el Norte y se prolonga cerca de 28 kilómetros circularmente por una infinidad de casas de campo y aldeas y de quintas pertenecientes á los nobles y á los comerciantes, que van á buscar un aire saludable y á descansar de sus afanes y negocios. Su población es mayor que la de las mas grandes metrópolis del mundo; en 1832 era de 1.474,069 almas, y según el último censo de 1841 asciende á 1.870,727.
En 1666, el 2 de setiembre hacia la media noche, se manifestó un incendio en la parte del Este de Londres, y adquirió tanta actividad por la violencia del viento, que se estendió con una rapidez increible. Todos los socorros fueron inútiles; el incendio devoró una superficie de 145 héctares, quemándose cuatrocientas calles, trece mil casas y ochenta y nueve iglesias, durando el incendio tres dias. Este espantoso fuego, fué, sin embargo, ventajoso á la población; Londres era poco elegante, incómodo é insalubre, y la mayor parte de las casas era de madera; una ciudad nueva surgió de las ruinas de la antigua, mas regular, mejor construida y mas saludable que la primera.
El cuartel de Westminster es el mas hermoso de la ciudad, y los paralelos al de San Pablo y al parque de San James son los mas modernos y en nada se parecen á los antiguos. Las casas tienen dos pisos y rara vez tres, sin comprender una especie de subterráneo que da al cuarto bajo toda la salubridad de un primer piso. Este subterráneo que recibe la luz por una lumbrera está destinado por lo regular á la cocina y sus dependencias. Las fachadas de las casas son casi todas uniformes, y á cada lado de las calles hay buenas aceras fiara los que van á pie, hallándose
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