cio, que hizo arrojar un puente sobre el Tiber, Pons Sublicius; sobre esta colina, que es la más elevada de Roma, Jano, rey de los alobroges, construyó una ciudad llamada Antipoli, en la que reinó después Saturno; el Pincio, situado al Norte del monte Quirinal y conocido por la historia antigua de Roma bajo el nombre de Collis hortulanum; el monte Citorio, que propiamente no es una colina formada por la naturaleza sino una grande eminencia producida por las ruinas de un teatro llamado de Atilio Tauro; el monte Testaccio, situado á la estremidad de Roma en la parte izquierda en que el Tiber sale de la ciudad, formado también según dicen, de una multitud de fragmentos de vasos y otros utensilios de tierra alli depositados; y la colina vaticano, que se alza sobre la ribera derecha del Tiber. El nombre de vaticano es una corrupción de la palabra vaticio, oráculo, porque alli se daban en efecto los oráculos en la época en que aquella colina perteneció á los etruscos veyos, á los que se la arrebató Rómulo. Sobre esta colina reposaban en otro tiempo las cenizas de Rómulo, fundador del poderío romano; hoy se venera en ella la tumba de San Pedro, primer gefe de la iglesia católica; en otro tiempo se veia el circo del bárbaro Neron, hoy se admira el palacio del gefe visible del catolicismo; Leon IV reunió esta colina al castillo de Santo Angelo y al monte Janículo por medio de una muralla, á fin de asegurar la basílica de San Pedro de las invasiones de los sarracenos, y esto es tambien uno de los puntos que han fortificado contra la invasión de los franceses los revolucionarios romanos.
»Fuera de la ciudad, al salir por la puerta Salara, se ve el monte Sacro; y fuera de la puerta de San Pedro, el monte Mario. Nosotros vamos á conducir á nuestros lectores breve, clara y metódicamente por todos los cuarteles, por todas las calles de la ciudad, que dividimos en ocho grandes secciones: la 1ª del puente Molle al capitolio; la 2ª del capitolio á San Juan de Letran; la 3ª de San Juan de Letran al Quirinal; la 4ª del Quirinal al mausoleo de Augusto; la 5ª del mausoleo de Augusto al Velabro; la 6ª del Valebro al puente Fabricio; la 7ª del puente Fabricio al puente Elio; y la 8ª del puente Elio al monte Mario.
»Cuando nosotros hayamos recorrido estas grandes secciones, es seguro que no habremos dejado de nombrar ninguno de los monumentos que encierra la ciudad eterna, por el órden mismo que en ella ocupan.
»DEL PUENTE MOLLE AL CAPITOLIO. A dos leguas de la ciudad se halla el Puente Molle, en otro tiempo, puente de Mulvius; existia según Tito Livio, cuando la batalla de matauro, ganada por los romanos sobre Asdrúbal, y es célebre por la victoria de Constantino contra Magencio, la que afirmó el triunfo del cristianismo. Los revolucionarios romanos, han fortificado este puente, cortando uno de sus arcos, empero ha sido tomado por los franceses después de un obstinado combate, el dia 3 de junio del año 1848. Del puente Molle á la ciudad se va por la antigua via Flaminia; se ve el palacio de Julio III, y el arco oscuro, entrándose en Roma por la puerta del Popolo (pueblo); Pio IV la hizo reedificar por Vignola en 1561 sobre los dibujos de Miguel Angel. Las estátuas de San Pedro y San Pablo, del célebre Mocchi, están alli como guardadores de la ciudad santa.
»Pasada la puerta se encuentra uno en la plaza del Popolo, magnífica, con inmensos hemiciclos adornados de fuentes y estatuas, en el centro hay un gran obelisco egipcio. Sobre el hemiciclo de la izquierda están los jardines del Pincio; la estatua colosal de Roma, entre el Anio y el Tiber; en el fondo de la plaza hay dos iglesias iguales consagradas á la Virgen; y entre las dos, se abren las tres grandes calles, que van como un triple radio, á recorrer la ciudad, la via Babuino, el Corso y la Strada Pipeta.
»La iglesia de Santa María del Popolo, fundada según la tradición en 1099 para alejar las fantasmas nocturnas atribuidas al cuerpo de Neron, que según Suetonio, habia enterrado en el monte de los Jardines Collis hortorum hoy Pincio.
»Desde esta altura se ve como un magnífico panorama toda Roma, esa capital de Italia y del mundo, esa ciudad en que Dios ha destronado á los Césares, esa metrópoli de los artistas, y en otro tiempo de los héroes y de los mártires. ¡Con cuanto placer desde esta altura se ve la tierra prometida ó no prometida! Este es uno de los puntos importantes, y de que mas pugnan por apoderarse los franceses; Moisés veia desde lo alto del monte Nevó los campos de la Palestina. El monte Pincio es uno de los paseos mas hermosos de Roma.
»La plaza del Popolo era el punto en donde se han reunido durante el pontificado de Pio IX las masas populares que en tropel acudian al Quirinal para felicitarle por la amnistia, por el establecimiento de la milicia nacional, por el de la Consulta de estado, por la Constitución, y donde tambien se reunieron las turbas al dia siguiente del asesinato de su ministro Rossi para ir á atacar al Quirinal, y asentar los cañones que habian saludado la amnistía, contra el palacio del que perdonó. En esta misma plaza, después de la fuga de Roma del pontífice, se proclamó el establecimiento de la república, coronando el magnífico granito de Ramses que se levanta majestuosamente en su centro desde el tiempo de Sisto V, el papa de las grandes empresas, con el gorro frigio, emblema de la libertad. En esta plaza han sido tambien quemados recientemente todos los confesonarios de las iglesias de Roma, muchos de los cuales eran una obra maestra de talla y de escultura.
»Dejemos detrás de nosotros la puerta del Popolo, que adornaron las artes para recibir á Cristina de Suecia, las fuentes de mármol, y el obelisco egipcio que adornan la plaza, y entremos por la calle del Corso.
»Esta calle trazada sobre la antigua via Flaminia, toma su nombre de las carreras de caballos que se tienen en ella desde el reinado de Paulo II; es la mas hermosa, y la mas frecuentada de Roma. Los premios de estas carreras, que se celebran todos los años por el carnaval, son ricas telas de oro, plata y terciopelo, pagadas por los judíos, á quienes Pio IX ha librado de este tributo. Los caballos corren enteramente solos. En aquellos dias en que la sangre del pueblo hierve como lava, se ha visto muchas veces á los romanos hundir la aguzada hoja de sus puñales en sus caballos vencidos.
»En la calle del Corso se encuentran las iglesias de Santa María de Monte-Santo, la de Santa María de los Milagros, la de Jesús y María, la de Santiago de los incurables, la magnífica de San Cárlos, suntuoso edificio construido en 1612 por los lombardos, compuesto de tres naves que dividen pilastras corintias,
»Fuera de la ciudad, al salir por la puerta Salara, se ve el monte Sacro; y fuera de la puerta de San Pedro, el monte Mario. Nosotros vamos á conducir á nuestros lectores breve, clara y metódicamente por todos los cuarteles, por todas las calles de la ciudad, que dividimos en ocho grandes secciones: la 1ª del puente Molle al capitolio; la 2ª del capitolio á San Juan de Letran; la 3ª de San Juan de Letran al Quirinal; la 4ª del Quirinal al mausoleo de Augusto; la 5ª del mausoleo de Augusto al Velabro; la 6ª del Valebro al puente Fabricio; la 7ª del puente Fabricio al puente Elio; y la 8ª del puente Elio al monte Mario.
»Cuando nosotros hayamos recorrido estas grandes secciones, es seguro que no habremos dejado de nombrar ninguno de los monumentos que encierra la ciudad eterna, por el órden mismo que en ella ocupan.
»DEL PUENTE MOLLE AL CAPITOLIO. A dos leguas de la ciudad se halla el Puente Molle, en otro tiempo, puente de Mulvius; existia según Tito Livio, cuando la batalla de matauro, ganada por los romanos sobre Asdrúbal, y es célebre por la victoria de Constantino contra Magencio, la que afirmó el triunfo del cristianismo. Los revolucionarios romanos, han fortificado este puente, cortando uno de sus arcos, empero ha sido tomado por los franceses después de un obstinado combate, el dia 3 de junio del año 1848. Del puente Molle á la ciudad se va por la antigua via Flaminia; se ve el palacio de Julio III, y el arco oscuro, entrándose en Roma por la puerta del Popolo (pueblo); Pio IV la hizo reedificar por Vignola en 1561 sobre los dibujos de Miguel Angel. Las estátuas de San Pedro y San Pablo, del célebre Mocchi, están alli como guardadores de la ciudad santa.
»Pasada la puerta se encuentra uno en la plaza del Popolo, magnífica, con inmensos hemiciclos adornados de fuentes y estatuas, en el centro hay un gran obelisco egipcio. Sobre el hemiciclo de la izquierda están los jardines del Pincio; la estatua colosal de Roma, entre el Anio y el Tiber; en el fondo de la plaza hay dos iglesias iguales consagradas á la Virgen; y entre las dos, se abren las tres grandes calles, que van como un triple radio, á recorrer la ciudad, la via Babuino, el Corso y la Strada Pipeta.
»La iglesia de Santa María del Popolo, fundada según la tradición en 1099 para alejar las fantasmas nocturnas atribuidas al cuerpo de Neron, que según Suetonio, habia enterrado en el monte de los Jardines Collis hortorum hoy Pincio.
»Desde esta altura se ve como un magnífico panorama toda Roma, esa capital de Italia y del mundo, esa ciudad en que Dios ha destronado á los Césares, esa metrópoli de los artistas, y en otro tiempo de los héroes y de los mártires. ¡Con cuanto placer desde esta altura se ve la tierra prometida ó no prometida! Este es uno de los puntos importantes, y de que mas pugnan por apoderarse los franceses; Moisés veia desde lo alto del monte Nevó los campos de la Palestina. El monte Pincio es uno de los paseos mas hermosos de Roma.
»La plaza del Popolo era el punto en donde se han reunido durante el pontificado de Pio IX las masas populares que en tropel acudian al Quirinal para felicitarle por la amnistia, por el establecimiento de la milicia nacional, por el de la Consulta de estado, por la Constitución, y donde tambien se reunieron las turbas al dia siguiente del asesinato de su ministro Rossi para ir á atacar al Quirinal, y asentar los cañones que habian saludado la amnistía, contra el palacio del que perdonó. En esta misma plaza, después de la fuga de Roma del pontífice, se proclamó el establecimiento de la república, coronando el magnífico granito de Ramses que se levanta majestuosamente en su centro desde el tiempo de Sisto V, el papa de las grandes empresas, con el gorro frigio, emblema de la libertad. En esta plaza han sido tambien quemados recientemente todos los confesonarios de las iglesias de Roma, muchos de los cuales eran una obra maestra de talla y de escultura.
»Dejemos detrás de nosotros la puerta del Popolo, que adornaron las artes para recibir á Cristina de Suecia, las fuentes de mármol, y el obelisco egipcio que adornan la plaza, y entremos por la calle del Corso.
»Esta calle trazada sobre la antigua via Flaminia, toma su nombre de las carreras de caballos que se tienen en ella desde el reinado de Paulo II; es la mas hermosa, y la mas frecuentada de Roma. Los premios de estas carreras, que se celebran todos los años por el carnaval, son ricas telas de oro, plata y terciopelo, pagadas por los judíos, á quienes Pio IX ha librado de este tributo. Los caballos corren enteramente solos. En aquellos dias en que la sangre del pueblo hierve como lava, se ha visto muchas veces á los romanos hundir la aguzada hoja de sus puñales en sus caballos vencidos.
»En la calle del Corso se encuentran las iglesias de Santa María de Monte-Santo, la de Santa María de los Milagros, la de Jesús y María, la de Santiago de los incurables, la magnífica de San Cárlos, suntuoso edificio construido en 1612 por los lombardos, compuesto de tres naves que dividen pilastras corintias,
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