quiere decir mojón ó término. Por eso se cantaba antiguamente:
Harto era Castilla pequeño rincón
Cuando Amaya era cabeza y Fitero mojón.
Cuando Amaya era cabeza y Fitero mojón.
En el término de esta villa está efectivamente el lindero de los reinos espresados, y sellama aquel sitio Tres mojones, donde según la tradición, comieron los reyes de Castilla, Aragón y Navarra, sirviéndoles de mesa un tambor, y estando cada uno sentado en su respectivo territorio. El célebre monasterio cisterciense de Santa María de Fitero, tuvo su origen en 1138, en la cima del monte Yelga, no lejos de Alfaro, donde lo construyó un abad francés llamado Durando. Tres años mas adelante, á causa del clima frío de aquel sitio, trasladaron los monges su residencia á la granja que estaba muy cerca de Yelga, donde se les habia concedido la villa desierta de Nienzabas, cuyas ruinas aun permanecen, y por fin en 1142, habiéndoles donado y vendido los vecinos de Fitero algunas tierras, se fijaron aquí definitivamente. Fr. Raymundo, su abad, y uno de sus monges llamado Diego Velazquez, se presentaron en 1158 en Toledo al rey don Sancho de Castilla, por sobrenombre el Deseado, ofreciéndose á defender la villa de Calatrava amenazada á la sazón por los moros, y que hasta entonces perteneciera á los caballeros templarios que ya no se atrevían á sostenerla por mas tiempo. Aceptó el rey la proposición, y donó la referida villa á los dos belicosos monges, que para llevar a cabo su arriesgado pensamiento, formaron una especie de milicia sagrada ú orden de caballería que fué famosa por sus hazañas, y que aun se conserva, aunque muy decaída de su pasada grandeza. La posición de Fitero era causa que mudase frecuentemente de dueños según el suceso de las guerras; pero en 1373 se convinieron Carlos II de Navarra, y Enrique II de Castilla, en remitir sus derechos sobre Fitero al cardenal Guido de Bolonia, el cual adjudicó esta villa al primero. La jurisdicción eclesiástica y civil pertenecía al monasterio cuyo abad, nombraba el ayuntamiento.
Esta población se alza en una hermosa vega atravesada por el Alhama, se compone de quinientas casas, y está rodeada de huertas y olivares. El edificio mas notable es el monasterio, que es bastante estenso, y tiene hermosos claustros y celdas cómodas en que se alojaban cuarenta monges que gozaban de 10,000 duros de rentas. La iglesia parroquial del pueblo, es gótica y grandiosa, fué construida por el célebre don Rodrigo arzobispo de Toledo, el historiador de España, con el objeto de sepultarse en ella, y aunque no se verificó subsiste el sepulcro. El número de habitantes es de 2,190 almas. Muy cerca de Fitero se ven las ruinas de Tudujen, donado al abad Raimundo, y por cuyo señorío disputaron tenazmente los reyes de Castilla y de Navarra. Otros vestigios de antiguas poblaciones hay en estas cercanías. Aquí están los célebres baños minerales de Fitero, que distan tres cuartos de legua de la población, y están situados en el fondo de una cañada formada por tres montes. El edificio es nada mas que regular, se compone de dos cuerpos, y tiene cuartos para baños, fonda, capilla y demás dependencias que constituyen un establecimiento de esta clase.
En el término de la villa de Melida, está el famoso so monasterio cisterciense, denominado de la Oliva, que alza su robusta mole en una vega muy feraz á la ribera del rio Aragón. Las frondosas alamedas, el estenso viñedo, los olivares y ricas mieses que circundan el antiguo edificio, le dan el aspecto de lo que es en realidad en el dia, de una magnífica casa de campo. Ocho labradores con sus familias lo ocupan desde que pasó á ser propiedad particular. Lo primero que llama la atención, es el palacio del abad (que era mitrado, contiguo al monasterio. Uno y otro son grandes y ostentosos, y en ellos encontraban los monges todas las comodidades posibles. La fundación tuyo lugar en 1134, por García el Restaurador. La iglesia primitiva subsiste aun, y es de una sola nave. La nueva sirve de anejo al inmediato pueblo de Carcastillo: es may grande y suntuosa, y fué edificada en los reinados de Sancho el Sabio, Sancho el Fuerte y Teobaldo I, verificándose su solemne dedicación, el 13 de julio de 1198. Entre otras particularidades que encierra, es notable un magnífico relicario, en el que se venera el cuerpo de la virgen Santa Elena, y una primorosa sillería de nogal en el coro. Mide este doscientos veinte y ocho pies de longitud sin contar el presbiterio, y ochenta y ocho de latitud, y le sostienen ciento setenta y ocho columnas y arcos de cincuenta pies. Las paredes tienen de espesor doce y medio, y el crucero ciento treinta de longitud, y treinta y cuatro de latitud. La fachada corresponde al interior por su belleza y adornos. Tanto en la iglesia primitiva, como en la actual, se conservaba con especial veneración la imagen de Nuestra Señora de la Oliva (llamada asi por tener una rama de este árbol en la mano), pero en 1600 fué trasladada á Egea de los Caballeros. Las iglesias y monasterio ocupan un espacio de trescientas varas de longitud, y en este último hay un gran claustro cuadrado, de ciento veinte pies cada frente.
May cerca de la Oliva está Carcastillo, villa de 516 almas, en terreno llano á la orilla del Aragón, y confinando con el reino del mismo nombre. Varios restos de fortificaciones que rodean la villa, muestran fué de alguna importancia en otro tiempo. Caseda es algún tanto considerable, y tiene 600 habitantes, una iglesia parroquial con nombre de Santa María, en la que se ven ocho retablos, mereciendo atención el mayor, ejecutado en 1581, por el renombrado escultor Ancheta, y los dos colaterales pintados en 1600 por Juan de Landa, y varias ermitas. Entre estas debe recordarse la de San Zoilo, á un cuarto de legua de distancia, que servia de punto de reunion á la hermandad fundada en 1204, para la persecución de salteadores, y que debe su origen a Gudesindo, obispo de Pamplona. Alonso el batallador, rey de Aragón y Navarra, concedió en 1129 á Caseda los fueros de Daroca y Soria, y añadió varios privilegios. En 1263, el concejo de esta villa cedió el patronato de su iglesia al rey Teobaldo II. El castillo de Caseda y sus dependencias, fué donada en 1431 por don Juan II á Martin Martinez, y en 1462 por el mismo monarca, á mosen Lopez de Vega. También perdonó á la población ciertas cantidades que adeudaba á la corona, en recompensa á sus leales servicios, la hizo buena villa con voz y voto en Córtes, y la concedió nuevas franquicias. Las armas consisten en un yelmo con dos estrellas á los lados, y encima un castillo con su bandera desplegada. Una curiosa y terrible historia se re-
Esta población se alza en una hermosa vega atravesada por el Alhama, se compone de quinientas casas, y está rodeada de huertas y olivares. El edificio mas notable es el monasterio, que es bastante estenso, y tiene hermosos claustros y celdas cómodas en que se alojaban cuarenta monges que gozaban de 10,000 duros de rentas. La iglesia parroquial del pueblo, es gótica y grandiosa, fué construida por el célebre don Rodrigo arzobispo de Toledo, el historiador de España, con el objeto de sepultarse en ella, y aunque no se verificó subsiste el sepulcro. El número de habitantes es de 2,190 almas. Muy cerca de Fitero se ven las ruinas de Tudujen, donado al abad Raimundo, y por cuyo señorío disputaron tenazmente los reyes de Castilla y de Navarra. Otros vestigios de antiguas poblaciones hay en estas cercanías. Aquí están los célebres baños minerales de Fitero, que distan tres cuartos de legua de la población, y están situados en el fondo de una cañada formada por tres montes. El edificio es nada mas que regular, se compone de dos cuerpos, y tiene cuartos para baños, fonda, capilla y demás dependencias que constituyen un establecimiento de esta clase.
En el término de la villa de Melida, está el famoso so monasterio cisterciense, denominado de la Oliva, que alza su robusta mole en una vega muy feraz á la ribera del rio Aragón. Las frondosas alamedas, el estenso viñedo, los olivares y ricas mieses que circundan el antiguo edificio, le dan el aspecto de lo que es en realidad en el dia, de una magnífica casa de campo. Ocho labradores con sus familias lo ocupan desde que pasó á ser propiedad particular. Lo primero que llama la atención, es el palacio del abad (que era mitrado, contiguo al monasterio. Uno y otro son grandes y ostentosos, y en ellos encontraban los monges todas las comodidades posibles. La fundación tuyo lugar en 1134, por García el Restaurador. La iglesia primitiva subsiste aun, y es de una sola nave. La nueva sirve de anejo al inmediato pueblo de Carcastillo: es may grande y suntuosa, y fué edificada en los reinados de Sancho el Sabio, Sancho el Fuerte y Teobaldo I, verificándose su solemne dedicación, el 13 de julio de 1198. Entre otras particularidades que encierra, es notable un magnífico relicario, en el que se venera el cuerpo de la virgen Santa Elena, y una primorosa sillería de nogal en el coro. Mide este doscientos veinte y ocho pies de longitud sin contar el presbiterio, y ochenta y ocho de latitud, y le sostienen ciento setenta y ocho columnas y arcos de cincuenta pies. Las paredes tienen de espesor doce y medio, y el crucero ciento treinta de longitud, y treinta y cuatro de latitud. La fachada corresponde al interior por su belleza y adornos. Tanto en la iglesia primitiva, como en la actual, se conservaba con especial veneración la imagen de Nuestra Señora de la Oliva (llamada asi por tener una rama de este árbol en la mano), pero en 1600 fué trasladada á Egea de los Caballeros. Las iglesias y monasterio ocupan un espacio de trescientas varas de longitud, y en este último hay un gran claustro cuadrado, de ciento veinte pies cada frente.
May cerca de la Oliva está Carcastillo, villa de 516 almas, en terreno llano á la orilla del Aragón, y confinando con el reino del mismo nombre. Varios restos de fortificaciones que rodean la villa, muestran fué de alguna importancia en otro tiempo. Caseda es algún tanto considerable, y tiene 600 habitantes, una iglesia parroquial con nombre de Santa María, en la que se ven ocho retablos, mereciendo atención el mayor, ejecutado en 1581, por el renombrado escultor Ancheta, y los dos colaterales pintados en 1600 por Juan de Landa, y varias ermitas. Entre estas debe recordarse la de San Zoilo, á un cuarto de legua de distancia, que servia de punto de reunion á la hermandad fundada en 1204, para la persecución de salteadores, y que debe su origen a Gudesindo, obispo de Pamplona. Alonso el batallador, rey de Aragón y Navarra, concedió en 1129 á Caseda los fueros de Daroca y Soria, y añadió varios privilegios. En 1263, el concejo de esta villa cedió el patronato de su iglesia al rey Teobaldo II. El castillo de Caseda y sus dependencias, fué donada en 1431 por don Juan II á Martin Martinez, y en 1462 por el mismo monarca, á mosen Lopez de Vega. También perdonó á la población ciertas cantidades que adeudaba á la corona, en recompensa á sus leales servicios, la hizo buena villa con voz y voto en Córtes, y la concedió nuevas franquicias. Las armas consisten en un yelmo con dos estrellas á los lados, y encima un castillo con su bandera desplegada. Una curiosa y terrible historia se re-
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