Carlo–Magno, que intentó formar de este pais una provincia de su vasto imperio, aunque no pudo lograrlo. En 778 atravesó la Navarra (1) con un poderoso ejército cuando se dirigía á Zaragoza, ciudad que le había prometido entregar el wali, ó gobernador moro Soleiman, mas faltando éste á su palabra, hubo de volverse el emperador franco, haciendo á su paso desmantelar las fortalezas de los navarros, sin duda en castigo de la defección y aborrecimiento que le mostraban. Entonces fué cuando en Roncesvalles vio destrozada su hueste por los bravos montañeses del pais, y perdió sus mas celebrados paladines en la famosa batalla cuya memoria permanece tan viva en nuestra patria. En 780 Abd–el–Rahman se apoderó de una gran parte de Navarra, que al poco tiempo recobró su independencia (2) aliándose otra ver con los francos. Luis el Benigno hijo de Carlo–Magno; penetró en este pais con su ejercito, y aunque los montañeses intentaron hacerle sufrir también en Roncesvalles otra derrota como la que tuviera lugar treinta y cuatro años antes, no lo alcanzaron, y uno de sus caudillos ó jaonas, fué ahorcado por disposición del monarca francés, que por entonces tampoco pudo estender su dominación. En 821 envió con este objeto dos de sus condes llamados Ebla y Asenario, pero los navarros, auxiliados de los árabes, acometieron y destrozaron completamente sus fuerzas, y ellos mismos cayeron prisioneros. Los moros continuaron ejerciendo entonces bastante influencia en Navarra, y poseyendo algunos territorios, y fué la época en que apareció un tal Garsea Eneco ó Iñigo, natural del condado de Bigorre, belicoso guerrero, y que merecía por sus hazañas el sobrenombre de Arista, esto es, el valiente ó el fuerte, el cual se hizo amar de los navarros. Proclamado por su caudillo descendió de los montes á las llanuras é hizo con gloria la guerra á los francos y á los moros. Contrajo luego alianzas con estos, y aun llegó á casarse con una hija de Muza, walí de Zaragoza. Después de largas guerras logró apoderarse de Pamplona y en union con su suegro atacó á Ordoño I, rey de Oviedo, en Clavijo, pero fué derrotado y muerto en el campo de batalla. Aquel suceso puso á Navarra por algún tiempo bajo el dominio de la monarquía asturiana, y fué por entonces gobernada en lugar de jaonas por condes. Uno de estos fué García Garcés (Garsea Garseano) hijo de García Iñigo Arista, el cual defendió á Navarra de los embates de El–Mondhir en 868 y 869, y logró hacerla independiente, pero no tomó el título de rey, contentándose con el de conde. Su hijo Sancho Garcés, por sobrenombre Abarca, dilató sus conquistas y puso por límites de sus estados á Nájera, Tudela y Ainsa, y en 905 se llamó rey, siendo el primero de Navarra. Su hijo, llamado García Sanchez, el Temblador, porque antes de entrar en un combate temblaba, aunque después peleaba denodadamente, fué aliado de los árabes, y del famoso conde de Castilla Fernán Gonzalez.
En tiempo de Sancho Garcés, por sobrenombre el Mayor, hijo del Temblador, llegó la Navarra al apogeo de su gloria y ensanchó su territorio por ambas vertientes del Pirineo, por lo que después se llamó Aragón, y por Castilla. Sancho, era pues, en aquel tiempo el rey mas poderoso de los de España, y tomó los dictados de Emperador, rey de los Pirineos y de Tolosa, y el especial de Cuatro–manos. Después de su muerte, ocurrida á mano armada en 1035, sus hijos heredaron sus vastos estados, según él lo había dispuesto, dejando al primogénito la Navarra, al segundo el condado de Castilla con título de reino, y á otro bastardo el Aragón, también con el mismo dictado. En 1076 se hizo dueño de Navarra Sancho Ramirez, que llamaron el Restaurador. Su nielo Sancho Sanchez el Fuerte, se señaló, como sus abuelos, por su valer en la guerra de los moros; concurrió á la famosa batalla de las Navas de Toloso en 1214, y habiendo roto con su espada las fortísimas cadenas que rodeaban la tienda del Miramamolin, las tomó por armas, que son las que hoy lleva Navarra (cadenas de oro formando cruz en campo de gules). Por el casamiento de doña Juana, reina propietaria, en 1284, con Felipe el Hermoso, que lo era de Francia, se reunieron las dos monarquías, lo que subsistió hasta que Carlos IV el Hermoso renunció la corona de Navarra en doña Juana, nieta de la anterior. Por fin, después de sangrientas guerras y disensiones intestinas, la Navarra se sometió en 1512 á los Reyes Católicos, bien que bajo la condición de conservar sus fueros y antiguas leyes, y forma desde entonces una de las mas bellas joyas de la rica corona de Castilla. Hoy dia es Navarra una provincia de tercera clase, cuya capital es Pamplona, con audiencia, capitanía general, dos obispados, cinco partidos judiciales, (3) nueve ciudades, ciento cuarenta y cinco villas, y seiscientos cuarenta y seis lugares, que forman doscientos sesenta y cuatro ayuntamientos, y cuenta de habitantes doscientos ochenta mil.
Cumplida ya la costumbre de hacer una breve reseña histórica y geográfica del pais que vamos á recorrer, continuaremos la relación de nuestro viage. Viana es ciudad poco notable situada en una colina, y dominando una llanura, en la que pastan multitud de ganados lanar y racimo, y que produce vino en abundancia, aceite, granos, legumbres y otros frutos. Es del obispado de Calahorra, y del partido judicial de Estella, hay dos parroquias, un hospital, un ex–convento y los restos de un antiguo castillo de la edad media, y cuenta 2,830 almas. Aunque Viana es de remoto origen, no abunda en recuerdos históricos como otras mil poblaciones menos importantes, sin embargo, el haber sido elegida en 1423 para capital de un principado compuesto de varios pueblos, que el rey de Navarra don Carlos III el Noble erigió en 26 de enero del mismo año en las Cortes de Olite, en favor de su nieto primogénito don Carlos y de todos los que en adelante fuesen sucesores de la corona de Navarra, muestra la estima que de Viana hacían sus reyes.
A la media legua de Viana se ve la pequeña villa de Armañanzas, de 71 vecinos y que nada ofrece que merezca notarse. La villa de Los Arcos es de antiquísima fundación y Ptolomeo la da en sus tablas el
(1) Entre las muchas derivaciones que se hacen del nombre actual de este pais, que aparece mucho después de la conquista de los moros, son de las menos voluntarias y estravagantes, las de que proviene de los bardulos, sus antiguos moradores, ó de Nova–ara por un altar que San Saturnino consagró á San Juan.
(2) Según puede colegirse de la oscurísima historia de aquellos tiempos, los pueblos navarros formaban como una república federativa, y sus gefes se llamaban Jaonas.
(3) También se divide Navarra en las merindades de Pamplona, Sangüesa, Estella, Olite, y Tudela.
En tiempo de Sancho Garcés, por sobrenombre el Mayor, hijo del Temblador, llegó la Navarra al apogeo de su gloria y ensanchó su territorio por ambas vertientes del Pirineo, por lo que después se llamó Aragón, y por Castilla. Sancho, era pues, en aquel tiempo el rey mas poderoso de los de España, y tomó los dictados de Emperador, rey de los Pirineos y de Tolosa, y el especial de Cuatro–manos. Después de su muerte, ocurrida á mano armada en 1035, sus hijos heredaron sus vastos estados, según él lo había dispuesto, dejando al primogénito la Navarra, al segundo el condado de Castilla con título de reino, y á otro bastardo el Aragón, también con el mismo dictado. En 1076 se hizo dueño de Navarra Sancho Ramirez, que llamaron el Restaurador. Su nielo Sancho Sanchez el Fuerte, se señaló, como sus abuelos, por su valer en la guerra de los moros; concurrió á la famosa batalla de las Navas de Toloso en 1214, y habiendo roto con su espada las fortísimas cadenas que rodeaban la tienda del Miramamolin, las tomó por armas, que son las que hoy lleva Navarra (cadenas de oro formando cruz en campo de gules). Por el casamiento de doña Juana, reina propietaria, en 1284, con Felipe el Hermoso, que lo era de Francia, se reunieron las dos monarquías, lo que subsistió hasta que Carlos IV el Hermoso renunció la corona de Navarra en doña Juana, nieta de la anterior. Por fin, después de sangrientas guerras y disensiones intestinas, la Navarra se sometió en 1512 á los Reyes Católicos, bien que bajo la condición de conservar sus fueros y antiguas leyes, y forma desde entonces una de las mas bellas joyas de la rica corona de Castilla. Hoy dia es Navarra una provincia de tercera clase, cuya capital es Pamplona, con audiencia, capitanía general, dos obispados, cinco partidos judiciales, (3) nueve ciudades, ciento cuarenta y cinco villas, y seiscientos cuarenta y seis lugares, que forman doscientos sesenta y cuatro ayuntamientos, y cuenta de habitantes doscientos ochenta mil.
Cumplida ya la costumbre de hacer una breve reseña histórica y geográfica del pais que vamos á recorrer, continuaremos la relación de nuestro viage. Viana es ciudad poco notable situada en una colina, y dominando una llanura, en la que pastan multitud de ganados lanar y racimo, y que produce vino en abundancia, aceite, granos, legumbres y otros frutos. Es del obispado de Calahorra, y del partido judicial de Estella, hay dos parroquias, un hospital, un ex–convento y los restos de un antiguo castillo de la edad media, y cuenta 2,830 almas. Aunque Viana es de remoto origen, no abunda en recuerdos históricos como otras mil poblaciones menos importantes, sin embargo, el haber sido elegida en 1423 para capital de un principado compuesto de varios pueblos, que el rey de Navarra don Carlos III el Noble erigió en 26 de enero del mismo año en las Cortes de Olite, en favor de su nieto primogénito don Carlos y de todos los que en adelante fuesen sucesores de la corona de Navarra, muestra la estima que de Viana hacían sus reyes.
A la media legua de Viana se ve la pequeña villa de Armañanzas, de 71 vecinos y que nada ofrece que merezca notarse. La villa de Los Arcos es de antiquísima fundación y Ptolomeo la da en sus tablas el
(1) Entre las muchas derivaciones que se hacen del nombre actual de este pais, que aparece mucho después de la conquista de los moros, son de las menos voluntarias y estravagantes, las de que proviene de los bardulos, sus antiguos moradores, ó de Nova–ara por un altar que San Saturnino consagró á San Juan.
(2) Según puede colegirse de la oscurísima historia de aquellos tiempos, los pueblos navarros formaban como una república federativa, y sus gefes se llamaban Jaonas.
(3) También se divide Navarra en las merindades de Pamplona, Sangüesa, Estella, Olite, y Tudela.
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