miércoles, noviembre 30, 2011

Viage ilustrado (Pág. 603)

cipal, flanqueada con dos torres de buen aspecto, aun que del gusto churrigueresco. La parroquia imperial de Santa María del Palacio está también servida por un cabildo de beneficiados, y es templo grandioso y antiquísimo, y tal vez de los primeros de España, pues se dice fundado por orden del emperador Constantino el Grande, por lo que lleva el dictado de imperial, y se llama también del Palacio por ocupar sus claustros el lugar del que ocupaban los antiguos reyes de Castilla siempre que iban á Logroño. En los mismos claustros habitaron los frailes del Santo Sepulcro.
La iglesia de Santiago, que es la tercera parroquia, es también digna de consideración por su antigüedad remota y por haberse en ella fundado, según se cree, la célebre caballería de Santiago. Había otra parroquia denominada de San Bartolomé, hoy suprimida, cuya iglesia es toda de sillería, y de arquitectura bizantina. También merece mencionarse el seminario conciliar del obispado, la casa de misericordia, el teatro, la inclusa, los tres conventos de monjas y los cuatro que fueron de religiosos, destinados hoy á cuarteles y oficinas públicas, el hospital civil y el magnífico puente sobre el Ebro, de doce arcos y defendido con tres torres. Fué fabricado por San Juan de Ortega en 1098 con los fondos que al efecto le facilitó el rey don Alfonso VII de Castilla, denominado el Emperador. El suelo que rodea á Logroño es muy feraz y ameno de producciones muy variadas. La población sube á 6,842 almas. Después de esta brevísima descripción de la capital de la Rioja, diremos algunas palabras sobre su historia. Su origen sube á una edad desconocida, y parece averiguado era desde tiempo inmemorial una ciudad muy populosa llamada Varia ó Varejia, de cuyo nombre se conserva un recuerdo en un arrabal del actual Logroño, llamado Varea. En cuanto al actual algunos lo derivan de latin Lucrosus, creyendo fuese impuesto á alguna parte de la antigua población por estar situada en parage fértil, abundante y provechoso. Todo lo que se espresa de la destrucción y repoblación de esta ciudad cántabra por el rey godo Leovigildo no está bastante averiguado. Apoderados los moros de Logroño hubieron de abandonarla en 755. El rey de Pamplona García IV hizo donación de esta ciudad al monasterio de San Millan de la Cogulla en 926, y en 1054 pertenecía á don Sancho, rey de Navarra. El Cid Campeador tomó á Logroño en 1073. El rey de Castilla, don Alonso IV, se hizo dueño de este territorio y dispuso que el conde don García, y su esposa doña Urraca, aumentasen y mejorasen la población de Logroño; concediéndole después el mismo monarca en 1076 el celebrado fuero que lleva su nombre. Cuando las escisiones de doña Urraca con su esposo el Batallador, vino Logroño á poder de éste; pero la recuperó Alfonso VII de Castilla en 1134, repitiéndose muchas veces esta conquista y reconquista por su situación especial en el confín de Navarra y Castilla. El año 1336 el valeroso Rui Diaz de Gaona defendió bizarramente con solos tres soldados el puente contra los navarros, que acaudillados por el conde de Fox intentaban pasarlo. Encontró una muerte gloriosa en las aguas del Ebro (1), pero la ciudad se salvó. En 1419 se celebró en Logroño un sínodo presidido por el obispo de Calahorra, y el rey don Juan II la concedió el título de muy noble y muy leal y voto en Cortes. El 25 de mayo de 1521 fué la ciudad cercada por numerosas tropas francesas, pero no solo las rechazó sino que las derrotó completamente é hizo prisionero al general. Por este brillante hecho el emperador Carlos V, concedió á Logroño añadiese á su escudo de armas tres flores de lis. En 1572 se estableció en esta ciudad el tribunal de la Inquisición, y en los dias 7 y 8 de 1610, celebró este tribunal el famosísimo auto de fé con cincuenta y tres acusados, de los cuales veinte y nueve profesaban la secta de los brujos. El asunto es tan curioso y estraordinario para los que vivimos en el siglo XIX, que no puedo resistir á la tentación de dedicarle algunas líneas.
Los veinte y nueve reos eran de la villa de Vera y lugar de Zugarramurdi en Navarra, y de las declaraciones resulta que llamaban á sus asambleas Aquelarre, palabra vascónica, equivalente á Prado del Cabrón, porque las sesiones se celebraron en un prado cuyo verdadero nombre fué Berroscoberro, en que solía el demonio aparecer á sus devotos en figura del másculo de las cabras, con dos grandes cuernos en la frente, ojos grandes, redondos, muy abiertos, centelleantes y espantosos; la barba como de cabra; el cuerpo y talle, parte como de hombre, parte de cabrón: y la voz como de rebuzno desentonada, espantosa y ronca. El estrado de dichas declaraciones, que el historiador de la Inquisición refiere (2), da una idea de lo que era esta secta, cuyas sesiones tenían lugar los lunes, miércoles y viernes, y duraban desde las nueve de la noche, hasta las doce ó mas tarde, antes del canto del gallo. Los adeptos concurrían á ellas volando por los aires como buenos brujos, á favor de un ungüento negro con que se frotaban, y estas reuniones, en que se remedaban las ceremonias católicas, tales como el santo sacrificio de la misa, la confesión y otras, concluían con los mas escandalosos escesos corporales. El dogma principal de los brujos era hacer todo el mayor mal posible á los cristianos, y algunos lo cumplían tan puntualmente, en especial las mugeres, que horroriza el relato de muertes por envenenamiento, de incendio de campos, de aniquilamiento de tierras y cosas por el estilo que aparecen del proceso. Como que todos los brujos rivalizaban en hacer daño para merecer los favores de su señor. Esta es la sustancia principal de los procesos de brujas de Logroño, cuyo tribunal estaba bien acostumbrado á formarlos, porque ya en 1507 habia castigado á mas de treinta, y en 1527 á ciento cincuenta.
Es, pues, indudable que la secta existió, y por consiguiente que ha habido brujas, pero no pudiendo admitirse hoy en buena razón, ni la presencia del demonio, ni los vuelos de noche, ni otras muchas cosas sobrenaturales, la imaginación se pierde en conjeturas acerca del verdadero significado de tales patrañas, unánimemente confesadas por un crecido número de personas todas conformes en cuanto la esencia, y sin diferir mas que en aquello que les era personal. Lo natural es creer que unas cosas eran efectivas, pero puramente naturales; otras solo imaginarias, mas creídas como verdaderas, y otras solo fingidas por ideas particulares. Asi se ve que habiéndose dado instrucciones después de este proceso, para que se obrase con mucha cautela en el examen de los testigos, con–

(1) Un lugar del mismo rio se llama aun el pozo de Rui Diaz.
(2) Llorente, tomo 7.° pág. 64 y siguientes.

viernes, noviembre 25, 2011

Viage ilustrado (Pág. 602)

mosa Estefanía, su hermana. Llegado este anuncio á Nájera, el infante primogénito don García, mal hallado con la ociosidad, á que su belicoso padre le condenara al mandarle permanecer alli, quiso ser uno de los aventureros del torneo. Otra razón habia mas poderosa para que alimentase este deseo, y era estar perdidamente enamorado de la bella Estefanía, á quien conoció en un viage que hizo á Francia. No podia, pues, soportar el triste pensamiento de que otro guerrero hubiese de imprimir sus labios en la blanca mano de su amada, pues esta era la mas grande recompensa designada para el afortunado vencedor, según las leyes ú ordenanzas del torneo. Al hacer el altivo heredero de la corona de Iñigo Arista sus preparativos de viage, notó con inesplicable pesar, que al partir el rey su padre á la guerra, se llevó, como era natural, los mejores corceles que contenia su caballeriza, y siendo él arrebatado é impaciente en demasía, se entregó á la mas estremada desesperación. Su escudero favorito quiso calmarle diciéndole que don Sancho habia dejado en Nájera el mejor y mas poderoso de sus caballos, el Africano, y que ninguno mas á propósito para darle la victoria del torneo. Inmediatamente hizo el infante venir á su presencía al muy noble Pedro Sesé, caballerizo mayor, y le mandó que al instante pusiese á su disposición el famoso Africano; pero aquel le contestó con respeto que no le era posible complacerle por haber el rey prohibido espresamente, que nadie, durante su ausencia, se atreviera á hacer uso de un caballo que tenia en tanta estima. Acudió entonces don García igual demanda á la reina; pero esta señora, que conocia el carácter inflexible de su esposo, no se atrevió á desobedecerle y tampoco accedió á los ruegos de su hijo: don García, furioso y desesperado concibió la mas horrible venganza de esta, que conceptuó una indeleble afrenta, y desde luego la puso en ejecución. Dirigióse á la cámara de su hermano don Fernando, y con fingidas muestras de la mas profunda tristeza le anunció que su nobilísimo linage estaba deshonrado para siempre, que su madre doña Nuña habia manchado el tálamo real, que el adúltero era el caballerizo Pedro Sesé y que era necesario le ayudase á tomar venganza. Horrorizóse Fernando, mas no pudo resolverse á acusar á la reina, consintiendo únicamente en jurar á su hermano no mezclarse en nada que tuviese relación con tan terrible suceso, El desnaturalizado don García remitió en seguida al rey la acusación de adulterio, y éste hubo de darle crédito, pues no pudiera ni remotamente imaginar que hubiese nacido un hijo capaz de tan infame calumnia contra una madre. Abandonando Sancho el Mayor el teatro de sus recientes triunfos, se trasladó inmediatamente á Nájera, hizo encerrar en una torre del castillo de la misma ciudad á la inocente doña Nuña y á su supuesto cómplice, y reunió las Cortes que debían juzgar tan grave delito. Interrogado el infante don García, sostuvo la calumnia, y don Fernando con las respuestas ambiguas á que le obligaba su juramento, la dio toda la certeza necesaria para que aquel tribunal nacional condenase á los acusados á la hoguera como adúlteros, debiendo ser conducidos al suplicio con un dogal al cuello, la cabellera rapada y los pies desnudos, mas permitiéndoles, según las costumbres de la época, la apelación al juicio de Dios por medio del combate. Llegó en breve el dia prefijado; los reos, el rey, toda la córte navarra, ocupaban un gran palenque construido al intento, en el que se veian un alto trono en que estaba sentado Sancho el Mayor, y una pira al estremo opuesto sobre la que estaban ya aherrojados los reos, y á su lado dos sayones con antorchas encendidas. El bárbaro don García, armado de todas armas, paseaba á caballo la arena de la liza para sostener su dicho, empero ningún campeón osaba presentarse á hacer batalla con él; tal era la opinion que de su feroz bravura se tenia. Iba ya el rey á dar la señal para que la fatal sentencia se ejecutase, cuando su hijo bastardo don Ramiro se dejó ver para defender con su fuerte lanza la causa de la reina. Partieron el campo ambos paladines. Era llegado el instante de comenzar un terrible y fratricida combate, pero se arrojó entre ellos un santo monge que oyó la última confesión de doña Nuña y del caballerizo. «¡De rodillas!.. ¡hijo maldecido!!.. gritó á don García, ¡pide perdón á tu buena madre de tan alevoso crimen!.. Yo te anuncio en nombre de Dios que serás vencido por un gran rey de tu linage y tu cadáver pisado en el campo de batalla.» Cubrióse de frió sudor la altiva frente del malvado infante: una horrible convulsion recorrió todos sus miembros, y el hielo de la muerte envolvió su corazón ; sus manos inertes dejaron caer la lanza, y él mismo cayó en la arena. «He aqui la justicia de Dios, gritó el monge. ¡Maldición al hijo perjuro!..» Sin embargo, don García no estaba muerto, y volvió en breve de su desmayo; pero aterrorizado aun por las siniestras profecías que acababa de escuchar; se alzó pálido y abatido y confesó en alta voz que habia calumniado infamemente á su virtuosa madre, y postrándose á sus pies y á los de su rey, solicitó con la mayor humildad el perdón, que le fué concedido, aunque en pena de tan grave crimen se le despojó del condado de Castilla, que debería heredar después de los dias de aquella. Por el contrario, al valiente don Ramiro, en premio á su lealtad, le fué dado el condado de Aragon con título de rey, siendo el primero y fundador de aquella noble monarquía. Don García para aplacar la justicia divina fué en peregrinación á Roma, y poco después, siendo ya rey de Navarra, fué muerto de una lanzada en la famosa batalla de Atapuerca, que él se arrojó á dar á su hermano don Fernando, primer rey de Castilla, el año de 1054. La predicción del monge se habia cumplido.
El otro sucedo histórico que debemos mencionar se refiere á la vida de Pedro el Cruel. Marchaba este príncipe contra Nájera en 1360 por haberse apoderado de esta ciudad sus dos irreconciliables hermanos, don Enrique, conde de Trastamara, y don Tello, cuando hallándose con su campamento junto á Azofra, se le puso delante un presbítero que venia á anunciarle que se le habia aparecido Santo Domingo de la Calzada y le mandó le advirtiese que se guardase de don Enrique , porque habia de morir á sus manos. El rey se turbó al pronto con tan fatídico anuncio; pero volvió en sí y mandó que inmediatamente fuese quemado vivo el clérigo, lo que en el acto se verificó.
Cinco leguas no mas dista Nájera de Logroño, ciudad situada á la orilla derecha del caudaloso Ebro, se compone de mil doscientas cincuenta casas y es capital de la provincia y del partido judicial de su nombre. Tiene tres parroquias, la principal es la colegiata de Nuestra Señora de la Redonda, asistida por un pequeño cabildo. El edificio es notable por su fachada prin–

martes, noviembre 22, 2011

Viage ilustrado (Pág. 601)

inscripción en relieve en letra árabe cuya interpretaron, según Gayangos, es la siguiente: «Yo soy un saltador (de agua) nacido por los vientos: mi cuerpo, trasparente como el cristal, está formado de blanca plata. Las ondas puras y frígidas (de un manantial) al encontrarse en el fondo, temerosas de su propia sutileza y delgadez, pasan luego á formar un cuerpo sólido y congelado.» Esta inscripción ha dado margen á varias conjeturas y no pocas fábulas y cuentos; pero todas son meras suposiciones, y nada de cierto se ha podido averiguar sobre su origen.
Después de la catedral se visita la fábrica de cigarros, que ocupa actualmente el edificio que fué convento de monjas de Santa Cruz, muy poco á propósito para el objeto, en el cual se emplean mil sesenta personas, dando un producto anual de cinco mil libras de cigarros habanos, cuarenta mil de mistos y doscientas cincuenta mil de comunes: la cárcel, notable por la forma casi panóptica del edificio, y por su ventilación y aseo: los establecimientos de beneficencia, todos ellos en un estado brillante, y el teatros construido en 1837, que es un edificio elegante, de buen aspecto y cómodo para los espectadores, cuyo número puede llegar á mil.
Santander ocupa una posición agradable á la falda S. de una colina; goza de una temperatura sana sin que ni el frió ni el calor se deje sentir con demasiado esceso. Es capital de la provincia marítima de su nombre, y como tal, residencia de las autoridades y oficinas correspondientes. Cuenta 16,622 almas, y el trato de sus habitantes es en estremo agradable y cortés. Es población muy concurrida en el verano para tomar baños de mar, calculándose en dos mil el número de personas que van anualmente á buscar el alivio de sus dolencias. En el sitio llamado el Sardinero, donde se pueden tomar baños de ola con toda seguridad, se han hecho últimamente muchas mejoras, y se han construido carruages á propósito para conducir á él á los bañistas
La población mas importante de la Rioja es sin ninguna Nájera, por la circunstancia de haber sido córte de los reyes de Navarra. No debe, pues, estrañarse que en ella nos detengamos algún tanto.
Esta ciudad es de grande antigüedad, y se cree que fué en sus principios un arrabal de la antiquísima Tritium la grande, que pertenecía á los pueblos Betones. Dícese que los árabes la impusieron el actual nombre de Nájera, que muchos interpretan lugar situado entre peñas. Los asturianos, guiados por uno de sus primeros reyes, recobraron esta población a mediados del siglo VIII, perteneciendo en 882 al dominio del Conde de Rioja, llamado Diego ó Didaco.
El rey de Navarra Sancho Abarca se hizo dueño de Nájera en 909, bien se la quitase al rey de Oviedo, ó á los moros si por acaso la recobraran. Aparece después como rebelada contra el dominio navarro, pues el referido Sancho (según Sampiro) pidió á Ordoño, que reinaba en Leon, auxilios para sujetar á Nájera y á Vicaria, ciudades de los alevosos. García Temblador, hijo de Abarca, tomó el título de rey dePamplona y de Nájera, y lo mismo su hijo García, apellidado el Mayor, que vivió algún tiempo en Nájera: puso en ella obispos y la dio fueros. Su hijo García Sanchez fijó en esta ciudad la córte de Navarra, y por eso se le dio el sobrenombre de el de Nájera. Hizo en ella grandes mejoras, la enriqueció con edificios y monumentos, fundó en 1052 el famoso monasterio de Santa María, y creó en él una orden de caballería denominada de la Jarra y de la Terraza. Muerto este García en la batalla de Atapuerca (1054), fué conducido su cadáver por su hermano y vencedor don Fernando I de Castilla, á Nájera, ciudad que desde entonces quedo incorporada á sus estados. Apoderóse de Nájera el rey de Aragón don Alfonso I el Batallador, pero poco después la recuperó el de Castilla don Alfonso VII el emperador, el que reunió en ella córtes. Hallándose en esta ciudad la reina doña Berenguela, la Grande, con su hijo San Fernando, en 1217 , tuvo lugar la ceremonia de la solemne proclamación de éste por rey de Castilla, debajo de un grande olmo. Para conservar la memoria de este hecho señalado de nuestra historia, el ayuntamiento de Nájera aun va el primero de mayo, con tambor batiente, al campo de San Fernando; toman los concejales una rama de laurel, y atravesando toda la población van á oir misa á la ermita de San Cosme. El conde de Trastamara, don Enrique, se apoderó de Nájera en 1360, pero fué vencido al pie de sus muros por su hermano don Pedro el Cruel en este año y en el de 1366, después de una reñida batalla que lleva el nombre de Nájera. El rey don Enrique IV concedió á esta ciudad la prerogativa de voto en córtes en 1484. Tiene por armas un puente con dos castillos. Es patria de muchos hombres célebres. Hoy es cabeza de un partido judicial y tiene tres hospitales, tres parroquias y unos dos mil setecientos habitantes. Lo mas notable de Nájera es la antigua y magnífica iglesia de Santa María la Real, abandonada y próxima á sucumbir al pico destructor, la cual puede llamarse panteón de príncipes y de hombres célebres, por la multitud de sepulcros que contiene, entre los que deberemos mencionar los de los reyes de Navarra don García IV el de Nájera; don Sancho el Noble; la reina doña Blanca, esposa del anterior; otra del mismo nombre reina de Castilla; don Sancho Abarca, tercero de este apellido; la reina doña Estefanía de Fox, esposa del fundador; doña Clara Urraca, que lo fué de Sancho Abarca ; el rey don Sancho el Valiente, y su esposa doña Beatriz; don Diego Lopez de Haro el Bueno, décimo señor de Vizcaya, y una multitud de infantes, infantas y caballeros, que renunciamos á enumerar. Dos leyendas interesantes, ó mas bien dos hechos históricos, se encuentran en nuestras crónicas como acontecidos en esta ciudad, de las que no debemos defraudar á nuestros lectores.
Reinaba en Navarra el célebre Sancho el Mayor, y tenia su corte en Nájera, á mediados del siglo XI, cuando en ocasión de partir á la guerra de los moros dejó á la reina doña Nuña en esta ciudad, encomendándola entre otras cosas que tuviese gran celo y cuidado de un caballo que le trajeron de Africa, el mejor y mas castizo que tenia; que en aquel tiempo ninguna cosa mas estimaban los españoles que su caballos y armas (1). Con la reina quedaron los infantes sus hijos don García y don Fernando, y también don Ramiro, hijo bastardo de don Sancho el Mayor y de una noble dama navarra, llamada doña Caya, señora de Ayvar. Por esta época, el conde de Foy publicó un solemne torneo que debía celebrarse en su córte, y al que habian de concurrir las mejores lanzas de la cristiandad. La reina de los amores debia ser la her–

(1) Mariana, lib. VIII, cap. XIII.

jueves, noviembre 10, 2011

Viage ilustrado (Pág. 600)



Familia de pasiegos



Santander la princesa Margarita de Austria. En 16 de julio de 1522 arriba tambien el rey don Cárlos I. En 1544 partieron de su puerto cuarenta buques, de los cuales quince tomaron el rumbo de Flandes, y veinte y cinco, á las órdenes de don Alvaro de Bazan, fueron á obtener una señalada victoria sobre las naves francesas en las costas de Galicia. En 24 de setiembre de 1370 desembarcó en esta población la reina doña Ana. A fines de setiembre de 1588 llegó el duque de Medina–Sidonia, habiendo podido salvarse de una gran tempestad. En 1597 fué afligida por una terrible peste. El infante don Cárlos de Inglaterra, hijo de Jacobo, se embarcó en Santander para regresar á su nación en 21 de setiembre de 1623. En 1739 entró en este puerto una de las ricas flotas de América que recibió España, habiendo podido esquivar la persecución de los almirantes ingleses que se afanaron en su caza. La habilitación de este puerto en 1753 para el comercio con las islas de Barlovento, ampliada para los demás puntos de América en 1777 dio grande impulso á la población. El papa Benedicto XIV por bula despachada el 12 de diciembre de 1754, hizo catedral la antigua colegiata de Santander, y cabeza de un nuevo obispado que debia crearse, separando de la diócesis de Burgos el territorio comprendido entre las playas del Océano y los montes que envian las aguas á este mar. El rey don Fernando VI, habiéndose interesado en el asunto á favor de esta población, le concedió en 29 de junio de 1755, el título de ciudad, para que fuese mas digna de la sede episcopal. En el mismo año, cumpliendo lo mandado por el papá, tomó posesión del obispado el último abad de San Emeterio, pasando á ser primer obispo de Santander. Los reyes Cárlos III y Cárlos IV, se distinguieron también entre los muchos que con sus mercedes protegieron el desarrollo y el lustre de esta ciudad, siendo de notar que apenas han turbado su reposo las vicisitudes cruzadas después por la nación. En la guerra de la independencia las tropas de Napoleon entraron y salieron en ella diferentes veces, pero sin causarle daño, y durante la última guerra civil solo una vez se vio espuesta á ser atacada por los carlistas, á quienes sus vecinos rechazaron y batieron en union de algunas tropas junto á Vargas, el 3 de noviembre de 1833, por lo que el gobierno le concedió entre otras gracias la de añadir á sus dictados de muy noble y siempre leal, el de decidida, y la de que su ayuntamiento use el tratamiento de excelencia. Desde entonces timbra sus armas con una corona ducal.
Lo mas notable que tiene Santander en punto á bellas artes, es la catedral: consta de tres naves paralelas, de algunas pequeñas capillas en sus alas y de una torre, todo de arquitectura ojival, impropiamente llamada gótica. Debajo del pavimento, hay como en otros muchos monumentos de su especie, una cripta ó subterráneo tambien con tres naves, de columnas bajas agrupadas, y bóvedas rebajadas, al cual se puede entrar ó bajando de la catedral por una escalera de caracol, ó por una portada propia en que el arco ojival abocinado y con numerosas molduras, arranca de impostas apocadas por tres columnas en cada lado de la puerta. Esta cripta, tal vez destinada en tiempos pasados á panteón ó enterramiento de los fieles, está hoy habilitada para servir de iglesia y es conocida con el nombre de El Cristo de abajo. En el año de 1813, se cometió el despropósito de pintar al óleo sus bóvedas y columnas de piedra, dándole asi la apariencia de ser de madera. A la parte del Mediodía de la catedral hay un claustro bastante gracioso con vistas á la bahía: los compartimientos de sus cuatro alas están formados por grupos de columnas de piedra en el interior, y por estribos al lado de la luna ó patio del claustro. En el altar mayor se conservan las dos sagradas cabezas de los santos mártires Emeterio y Celedonio. Cerca de la puerta del N. existe una pila de agua bendita, la cual forma un vaso de mármol cuadrilongo, y tiene alrededor una

sábado, noviembre 05, 2011

Viage ilustrado (Pág. 599)

otros privilegios el de acuñar moneda. En el siglo V, dos habitantes, llamados Didcino y Veriniano, parientes de Arcadio, tomaron las armas contra Consantino, usurpador del trono imperial, pero fueron vencidos y muertos. Palencia fué elevada á silla episcopal desde los primeros siglos de la iglesia, y sus obispos son citados honoríficamente en todas las historias. Cuando este territorio, en los tiempos que sirvieron á la invasion de los árabes era el teatro de las reñidas guerras entre aquellos y los cristianos, Palencia vino á reducirse á un montón de ruinas. Su restauración se atribuye al siguiente suceso poético. El célebre rey de Navarra, don Sancho el Mayor, dueño de Castilla á la sazón, cazaba por estos contornos, y se empeñó en seguimiento de un fiero jabalí, que fué á esconderse entre sus ruinas. Alcanzóle el rey, pero al intentar atravesarlo con su venablo, sintío su brazo yerto y sin acción. Entonces observó que la fiera estaba guarecida al pie de un altar en que se veia una estatua de San Antolin, y creyó que el accidente del brazo era un castigo del santo por no haber guardado la veneración debida á un lugar que le estaba consagrado. Pidióle perdón de su falta, é hizo voto de reedificar alli su templo si le volvía el uso del entorpecido miembro; recobrólo en efecto, y no solo construyó la iglesia prometida, sino que restauró la ciudad. Esto fué causa de una guerra que se encendió entre Sancho el Mayor y Bermudo, rey de Leon, que pretendía se le hacia agravio por estar las ruinas de Palencia en territorio suyo. Venció Sancho, pero después de su muerte recobró el leonés lo perdido, y en 17 de febrero de 1035, espidió un privilegio para la restauración de Palencia y de su sede, anulando otro que con el mismo objeto había otorgado su competidor. Renacida la ciudad de sus ruinas, pronto lo volvió á adquirir la importancia que tuviera en lo antiguo. Don Ramon, su obispo, la dio fueros, y el Cid celebró alli su boda. En 1113 se reunió en ella un concilio presidido por el arzobispo de Toledo, y otro en 1129, con asistencia del rey. El año 1208 Alfonso IX de Leon, fundó la primera universidad que se vio en España en esta ciudad, pero á poco fué trasladada á Salamanca. Cuando el infante don Sancho se rebeló contra su padre Alfonso X, reunió en Palencia en 1283 á sus principales partidarios, y desde aqui envió á aquel una embajada con objeto de terminar las escisiones que los dividían. En 1300 don Alonso de la Cerda y don Juan Nuñez de Lara, intentaron apoderarse de Palencia, pero no pudieron lograrlo. Al salir del palacio real de esta ciudad, un caballero llamado Juan Alfonso Benavides, fué asesinado, y atribuyéndose este atentado á dos hermanos llamados los Carvajales, fueron precipitados de órden del rey, que era Fernando IV, de la peña de Martos. Mas un instante antes de morir emplazaron al monarca para dar cuenta de aquella injusticia ante el tribunal divino en el término de treinta dias, lo que se verificó con asombro general, pues el dia que cumplía el plazo, gozando Fernando IV de buena salud, se le encontró muerto en su cama. La reina doña María de Molina juntó cortes en Palencia en 1313 para resolver la importantísima cuestión de la regencia del reino. Otras cortes se reunieron en 1322, y otras en 1388, en las que se creó el principado de Asturias para los inmediatos sucesores de la corona de Castilla. También las celebró en Palencia el emperador Cárlos V, en 1523. Omitimos en obsequio de la brevedad mencionar aqui otra multitud de sucesos que acaecieron en esta insigne ciudad desde la antigüedad á nuestros dias. Está situada Palencia en las riberas del Carrion, en una gran llanura que ofrece una agradable perspectiva por las muchas huertas y hermosas arboledas que la rodean. Sus principales edificios son: la catedral, magnífico y grandioso templo del género gótico, dedicado á San Antolin, y en la que se vé la cueva donde este santo residió muchos años, y donde se dice aconteció la aventura de don Sancho el Mayor; el palacio episcopal, la casa de la ciudad, el palacio de don Sancho, que se supone edificado por aquel rey de Navarra, y el hospital fundado por Isabel la Católica. Hay cinco parroquias, seis conventos de monjas, cinco que fueron de religiosos, un teatro, un seminario conciliar, ana casa de beneficencia y varias ermitas. Como capital de provincia, de obispado y de juzgado, residen en Palencia todas las autoridades y oficinas correspondientes. La industria principal es, como todos saben, la fabricación de mantas y bayetas, de que se súrtela mayor parte de España, y el número de habitantes sube á 11,470.
Aprovechando el frecuente paso de las diligencias, puede el viagero dirigirse de Palencia á Santander á visitar esta última ciudad, verdaderamente notable por su importancia mercantil. El camino es muy pintoresco, y recuerda los de las Provincias Vascongadas; pero casi todos los pueblos que se atraviesan son insignificantes, escepto Reinosa, cabeza de un partido judicial, y cuya situación es notable, en una pequeña llanura rodeada de montes que se consideran los mas elevados de España.
Santander es rica hasta la opulencia; debe su prosperidad á su puerto y al activo comercio de harinas de Castilla para la isla de Cuba. Pretenden los aficionados á antigüedades, que sea la conocida con el nombre de Larebeto ó Larebeso entre los romanos, pero no hay justos fundamentos en que apoyar esta opinion, y todo lo mas puede admitirse que Santander deba su origen á Alfonso el Católico, sino es que fué fundada por don Alonso VIII, como opina Alfonso el Sabio con bastante autoridad, puesto que el referido Alonso VIII, fué quien le dio fueros de población, sometiéndola al señorío de los abades de San Emeterio, que llegaron á obtener gran preponderancia en las cosas de la nación: debe citarse entre ellos el infante don Sancho de Castilla, que lo fué en 1240. Fué hecha Santander fortaleza dotada de atarazanas para construir embarcaciones, y no tardó en florecer por su comercio. Por esta razon se gloría refiriendo las proezas de sus embarcacianes, y entre ellas el rompimiento de un puente de barcas, trabadas con cadenas de hierro sobre el Guadalquivir, en el sitio de Sevilla, por medio del cual la conquistó el rey San Fernando: de aquí tomó por blasón una nave á toda vela, embistiendo una cadena que asegurada por un estremo en una torre de oro y por el otro en un barrio, corta el paso del rio.
El derecho de los abades vino muy á menos después de esta época, luego aparecen documentos donde se cita Santander como pueblo realengo. En 1465 la dio el rey don Enrique IV al marqués de Santillana, contra quien se rebelaron los habitantes, otorgándoles al fin el mismo rey su independencia, y concediendo á la población los títulos de noble y leal. Los Reyes Católicos la declararon inagenable de la corona en 1475. En marzo de 1497 desembarcó en









jueves, noviembre 03, 2011

Viage ilustrado (Pág. 598)

— Vengo a pediros perdón de los males que os he causado. Sois un ángel de bondad y no negareis este consuelo á un hombre arrepentido, que solo anhela besar el suelo que hollais con vuestras plantas.
Diciendo esto se arrojó á los pies de la duquesa.
— Levanta, Martino; yo no guardo ningún resentimiento. Me has hecho mucho mal, es cierto, pero te perdono. Y una lágrima corrió por sus megillas.
— No basta, señora, es preciso que me devolváis vuestro aprecio y amistad, porque sin ella no podré vivir. ¡Ah! ¡si supierais lo que sufro!
— Está bien, déjame, retírate. Ya te he dicho que te perdono.
— No haré tal sin que me deis á besar vuestra mano, sin que conozcáis todo lo que pasa en mi alma, porque os amo como un loco...
— ¡Silencio, malvado! gritó Leonor sorprendida de tanta audacia. Afuera inmediatamente, ó te mando dar de palos. ¿Cómo te atreves miserable escudero, á hablar de amor á tu ama y tu señora?
— ¿Acaso, dijo Martino levantándose bruscamente, tenia mejores títulos que yo Sancho Sanchez, y lo habéis amado y lo amáis con frenesí? En hora buena, me retiraré, pero sabed que vuestro amante está en mi poder, y sufrirá las consecuencias de vuestro desprecio.
— ¡En tu poder!.. ¡Sancho en tu poder!.. ¿Dónde, dónde está mi page?..
— Lo ama todavía, dijo Martino entre dientes, bien me lo sospechaba. Está, prosiguió dirigiéndose á la duquesa, encerrado en uno de los sótanos del castillo bajo mi vigilancia. El duque vuestro esposo, fiel á la promesa que os hizo cuando se casó, no ha querido que se le haga ningún daño; pero como el subterráneo es húmedo é insalubre, y el alimento escaso, el tiempo se encargará en breve de librarlo á él y librarme á mí de tan odioso rival. Un remedio hay sin embargo de salvará Sancho de la muerte que le aguarda; si cedéis á mis deseos yo me comprometo á darle libertad esta misma noche: cuando el duque venga le diré que ha muerto, y de seguro no volverá á acordarse mas de él.
— Salid al punto, dijo con firmeza Leonor, y volviéndola espalda á su atrevido escudero, se entró en un gabinete contiguo, cerrando tras sí la puerta. Aquella misma noche regresó el duque. Unos dicen que Martino para vengarse del desaire sufrido por la duquesa, dijo á su esposo que ésta había descubierto el encierro de Sancho Sanchez, y había hallado medio de penetrar en él, de cuyas resultas el duque mandó asesinar al page y cortar la lengua á su muger; otros suponen que el page fingiéndose enfermo logró engañar á Martino y escapar de la prisión, y no falta quien asegure que el duque de Arévalo tuvo la bárbara crueldad de confesar á Leonor que él había hecho envenenar al conde de Benavente, y de hacerla presenciar el asesinato de su amante, de cuyas resultas le dio un accidente á la duquesa y quedó muda. Lo que de cierto se sabe es, que Leonor pasó los últimos años de su vida sin hablar mas que por señas, lo cual prueba que tenia un impedimento físico, fuese la causa ó el origen el que quisiera, y también se sabe que tomó una venganza cruel.
El castigo fué terrible: hallábase la duquesa en el último trance de su vida á la edad de veinte y tres años, y viendo serena acercarse la muerte con la misma tranquilidad que habia mostrado en todas las circunstancias de su vida, mandó que llamaran á su esposo para despedirse de él, y que la llevaran sus tres hijos con el mismo fin. Cumplidas sus órdenes y todos presentes, abrazó los niños y entregó al marido un pergamino que decia asi.
«Fuistedes un mal home para mí. No quiero salir de este mundo sin faceros tanto danno como vos me habedes fecho. Sabed que de los tres fijos que vos dejo solo es vueso uno, los otros los hube de otros homes en venganza de vuesos ultrages. Non sabredes nunca cal es de los tres el vuestro fijo.» (1)
El duque quedó aterrado con la lectura de este papel.
— ¡Leonor, por Dios, señala el hijo mio! Aquí están los tres, señálalo... ¡Tú no puedes abrigar tan mal corazón!. Es una idea horrible... ¡Leonor!.. ¡Leonor!.. ¿Cuál es mi hijo?
La duquesa por toda respuesta volvió la espalda, y espiró á los pocos minutos. El duque furioso, fuera de sí, tan pronto abrazaba uno tras otro los niños creyendo hallar sucesivamente en cada uno tal ó cual semejanza ó tal ó cual indicio que le aclarara su duda, tan pronto los rechazaba á todos diciendo que no se los pusieran delante, y en esta alternativa pasaba dias y noches hasta que perdió la razón, y atacado de una peligrosa enfermedad, estuvo á punto de sucumbir. Restablecido algún tanto entró en el monasterio de Sahagun, donde acabó brevemente sus dias, pero sin curarse de su manía. De noche particularmente, caia en una especie de delirio, y recorría los.claustros gritando: «¡Mi hijo! ¡Leonor! ¿Cuál es mi hijo?» Los monges rogaban fervorosamente á Dios por su alivio; pero su mal solo tuvo fin con su existencia. Hasta la estíncion de los regulares, todos los años se ha dicho una misa en el monasterio por el alma del duque de Arévalo, y por la de su esposa, doña Leonor Pimentel.
Desde Benavente se sigue por Villalpando, lugaron grande, de aspecto desagradable, y por Medina de Rioseco, ciudad de hermosas iglesias, entre las que sobresale la de Santa María, con la famosa capilla de los Benaventes, á Palencia, donde también hicimos alto. Nuestros lectores no llevarán á mal que nos detengamos aquí un momento.
El origen de Palencia es tan remoto, que los fabulistas atribuyen su fundación á uno de los fingidos reyes de la España primitiva, llamado Palatuo; todos los historiadores confiesan ignorarlo, y Pomponio Mela, dijo que esta ciudad y Numancia, eran las mas esclarecidas de la España Tarraconense. Logró por largo tiempo conservar Palencia su libertad é independencia, merced á diferentes tratados celebrados con la república romana, pero luego fué atacada por el avaro cónsul Lucio Licinio Luculo, atraído por la fama de sus riquezas; mas los palentinos se defendieron con tal esfuerzo, que los vencedores del mundo hubieron de retirarse. Igual suerte sufrió Marco Emilio Lepido, que sitió á Palencia 137 años antes de Jesucristo, y tuvo de pérdida seis mil muertos. Cuando Escipion cercaba á la célebre Numancia, los palentinos hostilizaron á Rutilio Rufo, uno de sus capitanes, que solo pudo librarse por el socorro del mismo Escipion. Al fin vino Palencia á someterse al dominio romano, pero conservó grande importancia, y entre

(1) En el monasterio de Sahagun, se conserva el original de este curioso documento.