centro y los de los estremos dan entrada á las magníficas escaleras, y los otros dos corresponden á los nichos de las estatuas de Apolo y de Minerva. Sobre el pórtico hay preciosos bajo–relieves alegóricos al objeto de la obra. Una preciosa balaustrada se levanta con catorce columnas jónicas de mármol blanco que sostienen la cornisa, en la cual se apoya un fronton triangular que remata en una bella Parthenope coronando á los genios de la comedia y la tragedia. A los lados de las columnas se ven grabados en grandes letras los dos eminentes triunviratos de aquella escena: al uno, Alfieri, Metastasio y Goldoni; y al otro, Pergolessi, Yommeli y Piccini.
La sala es espaciosa, y tiene seis líneas de á treinta y dos palcos, capaz cada uno de estos de contener una docena de personas. Sobre la puerta de entrada se alza el palco real, ocupando el espacio de los dos del centro de cada piso: todo él está ricamente vestido de grandes paños de púrpura, sembrados de lirios de oro, que cogidos por una corona, caen en largos y gruesos pliegues hacia los lados, sostenidos por dos Victorias. El escenario es grandísimo, y en él han entrado hasta cuarenta y ocho caballos al galope. Es muy agradable el efecto que produce la primera visita, especialmente si es en una noche de gran concurrencia, por algún solemne acontecimiento. Figurémonos ese salon inmenso, cuyo fondo hace resaltar mas el oro y los bajo–relieves simbólicos de sus palcos que llegan á doscientos; lleno de una concurrencia brillantísima, dos grandes torrentes de luz que se multiplican en las perlas de las damas y en los uniformes de los cortesanos; henchido de la melodiosa armonía de una sorprendente orquesta y de los delicados acentos de los primeros cantantes del mundo, que ordinariamente ocupan su escena, y aquella impresión no podrá borrarse nunca, ni aun dentro del mejor coliseo de Europa, del gran teatro de Scala de Milan.
El real teatro del Fondo, construido en 1778 á costa del rey en la plaza de Castelt–Nuovo, tiene un elegante vestíbulo de orden dórico; la sala consta de cinco pisos, y cada uno tiene diez y siete palcos, ademas de los dos grandes del proscenio. Generalmente trabajan en él las mismas compañías líricas y coreográficas del de San Cárlos, y alguna vez sirve para la representación de la antigua comedia napolitana con su música y sus bufones.
El teatro de Fiorentini, vecino á San Giovanni, se fundó en la primera mitad del siglo XVI, para representación esclusivamente de la comedia española. Después se amplió y restauró notablemente hasta darle cinco líneas de á diez y siete palcos cada una, escluyendo los del proscenio. Antes servia para la ópera bufa, pero hoy, queriendo el gobierno renovar las glorias del teatro italiano, ha promovido un concurso á que concurren, todos los poetas napolitanos con sus obras dramáticas, habiéndose establecido para estímulo un premio de 260 ducados de Nápoles á las seis producciones que alcanzan mas aplausos del público, y los sufragios de tres ancianos, célebres autores retirados de la literatura dramática, con lo cual se ha conseguido crear un teatro verdaderamente nacional. El teatro de San Fernando, edificado en 1791, junto á Ponte Nuovo, llama la atención por sus dimensiones y por un hermoso vestíbulo de cinco grandes arcos. El teatro Nuovo, obra hecha en 1724, tiene cinco pisos, y se distingue por su sencillez y buen gusto. Primeramente se dedicó á la ópera bufa, pero hoy da entrada á la semi–seria para agradar al público que lo favorece. Se halla situado en uno de los puntos mas céntricos, inmediato á la magnífica calle de Toledo. El teatro de San Carlino, situado en el Largo del Castello, data de 1770; tiene dos órdenes de paltos y una larga platea: está destinado á comedias de costumbres en dialecto napolitano, que se representan por tarde y noche. El teatro della Fenice, levantado también en el Largo Castello en 1806, consta de tres lineas de palcos, y acostumbra á celebrar dos represenciones por semana de muy chistosas óperas en dialecto napolitano. El teatro Parthenope, está en el Largo della Pigna, y en sus tres órdenes de palcos, en su cómoda platea, en sus adornos y decoraciones quiere imitar al principal. El teatro Sabeto, por último, pareciendo en la forma al de San Carlino, aunque de mas pequeñas dimensiones, sirve de encanto al pueblo por las alegres bufonadas de sus piezas napolitanas. Nos hemos detenido en estos detalles, porque el viagero que desee estudiar las costumbres de este pais, tiene en los teatros realmente ancho campo para sus observaciones.
Habiendo ya hablado detenidamente de la parte interior de Nápoles, enumerando y describiendo cuanto encierra de notable esta ciudad, vamos á hablar ahora de sus alrededores. En primer lugar hablaremos de la fundación de Pietressa, trascribiendo á continuación una relación oficial de un general español que la visitó no hace mucho tiempo. «Se encuentra en la ribera del mar, formando parte de la población de Portici. Es de construcción moderna, pues se principió en 1842, ganándose terreno sobre el mar para mayor regularidad de la planta y mas holgura en las oficinas que se siguen aumentándose conforme se desenvuelve el pensamiento. La fábrica está dividida en grandes departamentos, para fundir, elaborar y ajustar las máquinas, y para conservar utensilios y modelos. Todos estos departamentos reúnen las cualidades de sólida y elegante construcción, de grande ventilación y luces, y de una disposición tan bien coordinada, que las operaciones se pueden ejecutar sucesimente, por su orden natural sin perder tiempo y sin encontrar embarazo.
»La realización de este útil proyecto es debida á la buena voluntad del gobierno de S. M. Habiendo introducido en sus estados la aplicación del vapor á la navegación, en las fábricas y en los caminos de hierro, conoció la importancia de tener un establecimiento donde desde luego pudieran repararse los máquinas averiadas, y después aspirar á la construcción de otras nuevas.
»En este establecimiento trabajan seiscientos jornaleros, de los cuales doscientos son soldados sacados de los cuerpos, que toman sobre su sueldo una pequeña gratificación de quince granos al dia. Se ha construido ya una máquina de vapor de la fuerza de trescientos caballos, que será colocada en una fragata de guerra que está ya muy adelantada en el arsenal de Castellammase, y dentro de poco se concluirán otras máquinas de igual poder. Una parte principal de las locomotoras que corren en los ferrocarriles del reino, que ya son cuatro, son obras de este establecimiento, que en sus oficinas no cuenta empleado, ni mecánico, ni trabajador que no sea napolitano, si se esceptúa un ingeniero inglés y un modelista francés.
»En lo que se muestra todavía escasez es en la primera materia, quiero decir, en el hierro, que en su
La sala es espaciosa, y tiene seis líneas de á treinta y dos palcos, capaz cada uno de estos de contener una docena de personas. Sobre la puerta de entrada se alza el palco real, ocupando el espacio de los dos del centro de cada piso: todo él está ricamente vestido de grandes paños de púrpura, sembrados de lirios de oro, que cogidos por una corona, caen en largos y gruesos pliegues hacia los lados, sostenidos por dos Victorias. El escenario es grandísimo, y en él han entrado hasta cuarenta y ocho caballos al galope. Es muy agradable el efecto que produce la primera visita, especialmente si es en una noche de gran concurrencia, por algún solemne acontecimiento. Figurémonos ese salon inmenso, cuyo fondo hace resaltar mas el oro y los bajo–relieves simbólicos de sus palcos que llegan á doscientos; lleno de una concurrencia brillantísima, dos grandes torrentes de luz que se multiplican en las perlas de las damas y en los uniformes de los cortesanos; henchido de la melodiosa armonía de una sorprendente orquesta y de los delicados acentos de los primeros cantantes del mundo, que ordinariamente ocupan su escena, y aquella impresión no podrá borrarse nunca, ni aun dentro del mejor coliseo de Europa, del gran teatro de Scala de Milan.
El real teatro del Fondo, construido en 1778 á costa del rey en la plaza de Castelt–Nuovo, tiene un elegante vestíbulo de orden dórico; la sala consta de cinco pisos, y cada uno tiene diez y siete palcos, ademas de los dos grandes del proscenio. Generalmente trabajan en él las mismas compañías líricas y coreográficas del de San Cárlos, y alguna vez sirve para la representación de la antigua comedia napolitana con su música y sus bufones.
El teatro de Fiorentini, vecino á San Giovanni, se fundó en la primera mitad del siglo XVI, para representación esclusivamente de la comedia española. Después se amplió y restauró notablemente hasta darle cinco líneas de á diez y siete palcos cada una, escluyendo los del proscenio. Antes servia para la ópera bufa, pero hoy, queriendo el gobierno renovar las glorias del teatro italiano, ha promovido un concurso á que concurren, todos los poetas napolitanos con sus obras dramáticas, habiéndose establecido para estímulo un premio de 260 ducados de Nápoles á las seis producciones que alcanzan mas aplausos del público, y los sufragios de tres ancianos, célebres autores retirados de la literatura dramática, con lo cual se ha conseguido crear un teatro verdaderamente nacional. El teatro de San Fernando, edificado en 1791, junto á Ponte Nuovo, llama la atención por sus dimensiones y por un hermoso vestíbulo de cinco grandes arcos. El teatro Nuovo, obra hecha en 1724, tiene cinco pisos, y se distingue por su sencillez y buen gusto. Primeramente se dedicó á la ópera bufa, pero hoy da entrada á la semi–seria para agradar al público que lo favorece. Se halla situado en uno de los puntos mas céntricos, inmediato á la magnífica calle de Toledo. El teatro de San Carlino, situado en el Largo del Castello, data de 1770; tiene dos órdenes de paltos y una larga platea: está destinado á comedias de costumbres en dialecto napolitano, que se representan por tarde y noche. El teatro della Fenice, levantado también en el Largo Castello en 1806, consta de tres lineas de palcos, y acostumbra á celebrar dos represenciones por semana de muy chistosas óperas en dialecto napolitano. El teatro Parthenope, está en el Largo della Pigna, y en sus tres órdenes de palcos, en su cómoda platea, en sus adornos y decoraciones quiere imitar al principal. El teatro Sabeto, por último, pareciendo en la forma al de San Carlino, aunque de mas pequeñas dimensiones, sirve de encanto al pueblo por las alegres bufonadas de sus piezas napolitanas. Nos hemos detenido en estos detalles, porque el viagero que desee estudiar las costumbres de este pais, tiene en los teatros realmente ancho campo para sus observaciones.
Habiendo ya hablado detenidamente de la parte interior de Nápoles, enumerando y describiendo cuanto encierra de notable esta ciudad, vamos á hablar ahora de sus alrededores. En primer lugar hablaremos de la fundación de Pietressa, trascribiendo á continuación una relación oficial de un general español que la visitó no hace mucho tiempo. «Se encuentra en la ribera del mar, formando parte de la población de Portici. Es de construcción moderna, pues se principió en 1842, ganándose terreno sobre el mar para mayor regularidad de la planta y mas holgura en las oficinas que se siguen aumentándose conforme se desenvuelve el pensamiento. La fábrica está dividida en grandes departamentos, para fundir, elaborar y ajustar las máquinas, y para conservar utensilios y modelos. Todos estos departamentos reúnen las cualidades de sólida y elegante construcción, de grande ventilación y luces, y de una disposición tan bien coordinada, que las operaciones se pueden ejecutar sucesimente, por su orden natural sin perder tiempo y sin encontrar embarazo.
»La realización de este útil proyecto es debida á la buena voluntad del gobierno de S. M. Habiendo introducido en sus estados la aplicación del vapor á la navegación, en las fábricas y en los caminos de hierro, conoció la importancia de tener un establecimiento donde desde luego pudieran repararse los máquinas averiadas, y después aspirar á la construcción de otras nuevas.
»En este establecimiento trabajan seiscientos jornaleros, de los cuales doscientos son soldados sacados de los cuerpos, que toman sobre su sueldo una pequeña gratificación de quince granos al dia. Se ha construido ya una máquina de vapor de la fuerza de trescientos caballos, que será colocada en una fragata de guerra que está ya muy adelantada en el arsenal de Castellammase, y dentro de poco se concluirán otras máquinas de igual poder. Una parte principal de las locomotoras que corren en los ferrocarriles del reino, que ya son cuatro, son obras de este establecimiento, que en sus oficinas no cuenta empleado, ni mecánico, ni trabajador que no sea napolitano, si se esceptúa un ingeniero inglés y un modelista francés.
»En lo que se muestra todavía escasez es en la primera materia, quiero decir, en el hierro, que en su
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