miércoles, enero 20, 2010

Viage ilustrado (Pág. 447)

las Galateas, las Floras, los Céfiros, las Tersícores, las Venus, y los Amorcillos, figurados en preciosos frescos, entre umbrosas selvas y guirnaldas de flores, forman un cielo y unos horizontes que dan al espacio toda la perspectiva de una risueña primavera. Por todo aquel grandioso edificio no dejan de verse obras tan dignas como las que acabamos de citar.
Finalmente, una numerosa biblioteca, rica en obras raras y en encuadernaciones de mucho lujo, en colecciones de estampas de mucho mérito y en instrumentos científicos de gran valor, y una escelente armería, en que se ven las armaduras primorosamente cinceladas de Ruggiero, Fernando I de Aragón y Alejandro Farnesio, cierra el arsenal de curiosísimos objetos que contiene el real palacio de Nápoles.
El Palazzo de Ministeri, fundado en 1819 por Fernando es otro de los mas notables, sino por su riqueza en reliquias artísticas, al menos por su grandeza arquitectónica. La fachada principal da vista á Castel–Nuevo; en el centro tiene una gran entrada y dos colaterales. Pasando su ancho vestíbulo se encuentran las estatuas de Federico, Ruggiero, Fernando y Francisco de Borbon. La escalera se divide en dos ramos hasta llegar al piso principal, y luego se subdivide varias veces hasta llegar al último piso: en el primero están los ministerios de la Presidencia y de Negocios Estrangeros, en el segundo el de Gracia y Justicia, Negocios eclesiásticos y Policía, y en el tercero el de Guerra y Marina y el de Hacienda. En el mismo edificio tienen cabida las oficinas de varias dependencias del Estado; la de la Bolsa es notable por su pavimento de mármol, por su techo de estuco sostenido por ocho columnas, y por su estátua del célebre Flavio Givia, de Antonio Cali, autor de aquellas cuatro.
El Palazzo di Montecelli, construido en 1406, por Antonio Penna, consejero del rey Ladislao, pertenece actualmente al comendador Teodoro Monticelli, el cual, aficionadísimo al estudio de las ciencias físicas y naturales, ha reunido un museo mineralógico y geológico, célebre por sus numerosos y raros ejemplares.
En la casa del profesor Oronzo Gabriele Costa, puede estudiarse también otra rica colección de objetos, no solamente mineralógicos y geológicos, sino también zoológicos y botánicos, y muchos instrumentos de agricultura y de otras artes é industrias.
En la del juez Salvatore Fusco, se halla un escelente monetario con medallas y otras piezas antiguas de gran provecho para las arqueólogos.
El Palazzo di Maddaloni fué fundado por Diomede Carafa, el cual formó un buen museo de estátuas, bustos, bajo–relieves y sarcófagos, en que se bailaba la cabeza del célebre caballo de bronce, que se salvó de la destrucción de 1322, para dar fé de aquel gran monumento de la antigüedad. Este palacio se eleva en medio de la calle que desde la colina de San Erasmo corre hasta la casa santa de la Nunziata; y tan notable como es por su arquitectura, ofrece desde que fué á poder de la familia Santangelo, un precioso museo, que sustituye dignamente al antiguo de su fundador el conde de Maddaloni. En pinturas tiene obras de Paolo Matteis, Luca Giordano, Paolo Veronese, Alberto Durero, Ribero, Salvator Rosa, Van–Dick, Gaspar Poussin, Caravaggio, Tiziano, Raffaello, Sebastian del Piombo, Guercino, Michel–Angelo y otros grandes pintores. El monetario es riquísimo, pues en él se ven medallas de todos los pueblos de la antigua Europa, y aun del Asia y Africa. Hay un trípode griego de mármol hallado cerca de Cápua, algunos bajo–relieves y mosaicos antiguos, una rica biblioteca, una buena colección de grabados griegos y romanos, y una variada serie de vasos etruscos y de bronces y mármoles de gran valor.
En casa de Agostino Serra, duque de Terranova, se ve otra colección de cuadros en que se señalan magníficos lienzos de Rubens, Van–Dyck, Rigaud y Rafaello.
En la de Giuseppe Taccone, marqués de Silizano se conservan, entre otros, algunos muy buenos de Giulio Romano, Rubens, Tiziano, Tintoretto, Van–Dick, Guercino, Guido Reni, Rafaello y Salvator Rosa; y una biblioteca, entre cuyos curiosos manuscritos está el autógrafo de la Tesseide de Boccacio.
El principe Cassaro, Antón María Statella, tiene en su rico museo pinturas de Andrea de Salermo, Santafede, Rassano, Ribera, Sassoferrato, Stanzioni, Giordano, Elzheimer, Mengs, Aniello Falcone, Vernet, Tintoretto, Rubens, y otros artistas antiguos y modernos.
El del duque de Casarano, Antonio d’Aquino es muy digno de visitarse por las bellas obras que contiene, especialmente de Daniel Volterra, Tiziano, Salvator Rosa, Tintoretto, Santafede, Holvein, Venvenuti, y los retratos de Diego Velazquez pintados por él mismo.
El de Andrea y Francesco Posttglione, formado por el medio de este nombre, conserva buenos lienzos de Salvator Rosa, Guido Reni, Giordano, Seipion Pulzone, Batista Zelotti, Morrone, Montano d'Arezzo y Ribera.
El marqués de Capello posee en su colección algunos de Pussino, el Spagnoleto, Caracciolo, Salvator Rosa, el Domenichino, Giordano y Aniello Falcone.
Encuéntranse en Nápoles otras muchas colecciones particulares y riquezas artísticas que no enumeramos por no ser prolijos, y que hacen tan agradable la estancia del hombre curioso y del artista en esta encantadora ciudad.
Vamos á hablar de los castillos y fortalezas de esta ciudad. Sobre la pintoresca colina donde se halla el monasterio de la Cartuja, se alza esta magnífica fortaleza defendiendo á la ciudad por la parte de tierra. Ya hemos visto desde el mar que Castel San Telmo se levanta á grande altura sobre los mas erguidos campanarios, á manera de un gigante guardian de la antigua Parthénope. No es muy fácil establecer la verdadera época de su fundación; pero lo que es indudable que ya en el vireinato de don Pedro de Toledo fué muy considerado y enrequecido de fortísimos paramentos, según se lee en una inscripción esculpida en la puerta principal del edificio. Su primer castellano fué otro don Pedro de Toledo, sepultado en la pequeña iglesia del castillo, construida en 1547 bajo el diseño del español Pedro Prado, como dice una lápida situada detrás del altar mayor.
En tiempo del conde de Miranda, Castel San Telmo sufrió un gran destrozo á consecuencia de un rayo caido el 13 de diciembre de 1587. Esta exhalación, prendiendo fuego á los almacenes de la pólvora, hizo volar una parte considerable de la fortaleza, causando con su conmoción bastante daño en alguno de los edificios mas cercanos de la ciudad, donde aquel es–

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