domingo, enero 31, 2010

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mayor parte sigue introduciéndose de Inglaterra, por su cómodo precio. El hierro que se saca de la Calabria, aunque de escelente calidad, muy maleable y dulce, y tirado en láminas de las mejores condiciones, no es suficiente para la demanda, y su precio no puede rivalizar con el inglés; pero siempre inspira gran confianza al gobierno el poseer en Sicilia para todo trance estremo los medios de fabricación y los primeros elementos en todos los ramos que tengan relación con industrias tan indispensables como las del vapor, y que tanta influencia tiene en la independencia y defensa de los estados. Todos los trabajos se ejecutan al impulso de dos máquinas de vapor. Las operaciones mas difíciles se ejecutan con facilidad sorprendente, y el taladrar, formar las tuercas y alisar y cepillar superficies de hierro y otras de la misma especie, son obras de un instante, ejecutadas por uno ó dos trabajadores vulgares.
»La fundición de las piezas se encuentra en otra estancia cercana y muy espaciosa, y adyacentes á ellas las oficinas de los cohetes á la Congreve, mistos que en su elaboración han alcanzado aquí modificaciones y mejoras debidas al estudio y á las observaciones de oficiales facultativos napolitanos. Los hornos de fundición son cuatro, y que no habrá inconveniente alguno en aumentar á mayor número si la necesidad lo exijiese, pues, la disposición del terreno permite cualquier ensanche. Una escalera anchurosa y cómoda conduce á la parte del edificio que tiene segundo piso. Se ve, pues, un elegante salon, sostenido por elegantes pilastras de mampostería, y en cuyo ámbito se custodian con el orden de un museo perfecto, los modelos que han servido para los variados hechos, y á donde se irán colocando los sucesivos. Este almacén es ya muy rico, y según el orden y colocación en que se ven dispuestos los artículos, el mas pequeño é insignificante podrá encontrarse con la mayor facilidad cuando se quiera repetir la fundición. Según se dice, el desembolso ha sido de 1.000,000 de ducados; ó sean poco mas de 5.000,000 de ducados, sacrificio no grande para los beneficios que ya se recogen, y que gradualmente se han de reportar, sin tomar en cuenta lo que vale haber emancipado al pais del tributo que en esta parte pagaba al estrangero. La máquina de vapor construida, de trescientos caballos, habrá costado 800,000 ducados; pero ya en las otras de igual fuerza que se están construyendo se nota una economía cuantiosa, y según los cálculos de estos oficiales, los artefactos de la fábrica no saldrán en adelante para el Estado de mayor coste que los importados del estrangero. Ya he indicado que este vasto local linda con el mar, puesto que gran parte de su area ha sido una conquista hecha sobre las aguas Esto permite que se haya practicado por la espalda una dársena que sirve de muelle á donde entran esquifes ó buques de poco calado, á desembarcar los lingotes de hierro ó el carbon, ó bien á tomar las máquinas, útiles ó piezas elaboradas. Sin grande esfuerzo pudieran establecerse verdaderos diques; pero el previsor recelo británico, de que tantas veces ha sido víctima este pais, impedirá absolutamente, ó al menos por ahora, el desarrollo de estas obras. Hasta aqui se ha hecho solo uso del carbon vegetal para la fábrica, puesto que todavía no se ha encontrado el fósil en el reino; pero la abundancia de leñas y arbolado es tal, que se ha de pasar mucho tiempo antes que se deje ver su escasez.»
De esta misma relación oficial vamos á copiar los siguientes pormenores militares de aquel pais: «Las circunstancias en que hace muchos años se encuentra este pais, añade dicha memoria, han obligado al gobierno á convertir en un punto militar y político cierto edificio notable, fuerte y muy espacioso que se deja ver en la llanura arenosa que media entre Portici y Nápoles. Este edificio llámase los Granili. En tiempo de Cárlos III se dejó por muchos años sentir grande escasez de granos, lo cual para una ciudad tan populosa como Nápoles y llena de gente sin ocupación ni arraigo, era un síntoma peligroso que podria trocarse en revolución espantosa, si las comunicaciones por mar se entorpecían, cosa muy fácil entonces por las desavenencias con los ingleses. Para poner remedio mandó levantar este vasto edificio, en donde se encerraban por cuenta del gobierno en la estación conveniente los repuestos del trigo que se espendian luego en los meses de mayor precio al pueblo sin el recargo de los ingresos y de la usura. Fué obra de Fernando VI en 1778. Tiene de largo 2,000 palmos, consta de cuatro pisos su fábrica toda es de bóveda, á un lado y otro de anchos corredores y galerías se abren espantosas estancias que en un tiempo fueron vastos almacenes y hoy sirven para cuarteles.
«Habiendo desaparecido las causas que determinaron la construcción de este edificio, y las circunstancias producido otras necesidades, hoy dia tiene un uso enteramente militar, y puede considerarse como un campo atrincherado que tiene en respeto á la población con los demás fuertes y castillos que guarnenecen á Nápoles. En este inmenso local pueden alojarse hasta 11,000 infantes con 2,400 caballos y dos baterías, habiendo asimismo disposición para que accidentalmente encuentren allí alojamiento los gefes y oficiales de las tropas.
»A lo largo de la ribera, y como guarneciendo la ciudad por uno y otro lado se encuentran los dos castillos el Nuovo y el del'Uovo, que tantos recuerdos tienen en la historia, teatros de las hazañas de españoles y de los inventos militares de Pedro Navarro. Entre estos dos castillejos se encuentra la dársena, lugar también fuerte y murado. Asi el castillo Nuovo como el del'Uovo, que se encuentran aislados, entrándose en ellos por puentes levadizos, se ven guarnecidos por numerosa artillería y custodiados por suficiente número de soldados que hacen el servicio con la mayor exactitud y vigilancia. En ninguno de estos puntos puede entrarse sin una comunicación espresa del ministro de la Guerra. El Caslel dell'Uovo se comunica con el continente por el sitio en que se estrecha mas el mar con el alto monte, donde en parle tiene su asiento en Nápoles. La estrechura es tal que apenas puede pasar un coche, y se cree fuese separado el Uovo de la tierra antiguamente por algún sacudimiento de la naturaleza, y después, subiéndose por unas empinadas ramblas hacia el monte, se encuentran, primero las casernas de Pizzo Falcone, y luego en la cúspide el castillo formidable de San Telmo. Este castillo, que es la llave de toda la posición, tiene una situación admirable y sus obras desde su fundación en tiempo de Cárlos V, se fueron sucesivamente mejorando por los vireyes españoles, y puede considerarse casi por inespugnable. El espectáculo que ofrece Nápoles contemplado desde los torreones de este castillo no puede encarecerse cumplidamente.
Tiempo es ya de hablar del Vesubio, de esa ma–

martes, enero 26, 2010

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centro y los de los estremos dan entrada á las magníficas escaleras, y los otros dos corresponden á los nichos de las estatuas de Apolo y de Minerva. Sobre el pórtico hay preciosos bajo–relieves alegóricos al objeto de la obra. Una preciosa balaustrada se levanta con catorce columnas jónicas de mármol blanco que sostienen la cornisa, en la cual se apoya un fronton triangular que remata en una bella Parthenope coronando á los genios de la comedia y la tragedia. A los lados de las columnas se ven grabados en grandes letras los dos eminentes triunviratos de aquella escena: al uno, Alfieri, Metastasio y Goldoni; y al otro, Pergolessi, Yommeli y Piccini.
La sala es espaciosa, y tiene seis líneas de á treinta y dos palcos, capaz cada uno de estos de contener una docena de personas. Sobre la puerta de entrada se alza el palco real, ocupando el espacio de los dos del centro de cada piso: todo él está ricamente vestido de grandes paños de púrpura, sembrados de lirios de oro, que cogidos por una corona, caen en largos y gruesos pliegues hacia los lados, sostenidos por dos Victorias. El escenario es grandísimo, y en él han entrado hasta cuarenta y ocho caballos al galope. Es muy agradable el efecto que produce la primera visita, especialmente si es en una noche de gran concurrencia, por algún solemne acontecimiento. Figurémonos ese salon inmenso, cuyo fondo hace resaltar mas el oro y los bajo–relieves simbólicos de sus palcos que llegan á doscientos; lleno de una concurrencia brillantísima, dos grandes torrentes de luz que se multiplican en las perlas de las damas y en los uniformes de los cortesanos; henchido de la melodiosa armonía de una sorprendente orquesta y de los delicados acentos de los primeros cantantes del mundo, que ordinariamente ocupan su escena, y aquella impresión no podrá borrarse nunca, ni aun dentro del mejor coliseo de Europa, del gran teatro de Scala de Milan.
El real teatro del Fondo, construido en 1778 á costa del rey en la plaza de Castelt–Nuovo, tiene un elegante vestíbulo de orden dórico; la sala consta de cinco pisos, y cada uno tiene diez y siete palcos, ademas de los dos grandes del proscenio. Generalmente trabajan en él las mismas compañías líricas y coreográficas del de San Cárlos, y alguna vez sirve para la representación de la antigua comedia napolitana con su música y sus bufones.
El teatro de Fiorentini, vecino á San Giovanni, se fundó en la primera mitad del siglo XVI, para representación esclusivamente de la comedia española. Después se amplió y restauró notablemente hasta darle cinco líneas de á diez y siete palcos cada una, escluyendo los del proscenio. Antes servia para la ópera bufa, pero hoy, queriendo el gobierno renovar las glorias del teatro italiano, ha promovido un concurso á que concurren, todos los poetas napolitanos con sus obras dramáticas, habiéndose establecido para estímulo un premio de 260 ducados de Nápoles á las seis producciones que alcanzan mas aplausos del público, y los sufragios de tres ancianos, célebres autores retirados de la literatura dramática, con lo cual se ha conseguido crear un teatro verdaderamente nacional. El teatro de San Fernando, edificado en 1791, junto á Ponte Nuovo, llama la atención por sus dimensiones y por un hermoso vestíbulo de cinco grandes arcos. El teatro Nuovo, obra hecha en 1724, tiene cinco pisos, y se distingue por su sencillez y buen gusto. Primeramente se dedicó á la ópera bufa, pero hoy da entrada á la semi–seria para agradar al público que lo favorece. Se halla situado en uno de los puntos mas céntricos, inmediato á la magnífica calle de Toledo. El teatro de San Carlino, situado en el Largo del Castello, data de 1770; tiene dos órdenes de paltos y una larga platea: está destinado á comedias de costumbres en dialecto napolitano, que se representan por tarde y noche. El teatro della Fenice, levantado también en el Largo Castello en 1806, consta de tres lineas de palcos, y acostumbra á celebrar dos represenciones por semana de muy chistosas óperas en dialecto napolitano. El teatro Parthenope, está en el Largo della Pigna, y en sus tres órdenes de palcos, en su cómoda platea, en sus adornos y decoraciones quiere imitar al principal. El teatro Sabeto, por último, pareciendo en la forma al de San Carlino, aunque de mas pequeñas dimensiones, sirve de encanto al pueblo por las alegres bufonadas de sus piezas napolitanas. Nos hemos detenido en estos detalles, porque el viagero que desee estudiar las costumbres de este pais, tiene en los teatros realmente ancho campo para sus observaciones.
Habiendo ya hablado detenidamente de la parte interior de Nápoles, enumerando y describiendo cuanto encierra de notable esta ciudad, vamos á hablar ahora de sus alrededores. En primer lugar hablaremos de la fundación de Pietressa, trascribiendo á continuación una relación oficial de un general español que la visitó no hace mucho tiempo. «Se encuentra en la ribera del mar, formando parte de la población de Portici. Es de construcción moderna, pues se principió en 1842, ganándose terreno sobre el mar para mayor regularidad de la planta y mas holgura en las oficinas que se siguen aumentándose conforme se desenvuelve el pensamiento. La fábrica está dividida en grandes departamentos, para fundir, elaborar y ajustar las máquinas, y para conservar utensilios y modelos. Todos estos departamentos reúnen las cualidades de sólida y elegante construcción, de grande ventilación y luces, y de una disposición tan bien coordinada, que las operaciones se pueden ejecutar sucesimente, por su orden natural sin perder tiempo y sin encontrar embarazo.
»La realización de este útil proyecto es debida á la buena voluntad del gobierno de S. M. Habiendo introducido en sus estados la aplicación del vapor á la navegación, en las fábricas y en los caminos de hierro, conoció la importancia de tener un establecimiento donde desde luego pudieran repararse los máquinas averiadas, y después aspirar á la construcción de otras nuevas.
»En este establecimiento trabajan seiscientos jornaleros, de los cuales doscientos son soldados sacados de los cuerpos, que toman sobre su sueldo una pequeña gratificación de quince granos al dia. Se ha construido ya una máquina de vapor de la fuerza de trescientos caballos, que será colocada en una fragata de guerra que está ya muy adelantada en el arsenal de Castellammase, y dentro de poco se concluirán otras máquinas de igual poder. Una parte principal de las locomotoras que corren en los ferrocarriles del reino, que ya son cuatro, son obras de este establecimiento, que en sus oficinas no cuenta empleado, ni mecánico, ni trabajador que no sea napolitano, si se esceptúa un ingeniero inglés y un modelista francés.
»En lo que se muestra todavía escasez es en la primera materia, quiero decir, en el hierro, que en su

viernes, enero 22, 2010

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ligioso celo con que los españoles llevaron á aquellas tierras el culto y la devoción hacia la milagrosa Virgen cesaraugustana.
Todas las mañanas cuando las primeras luces de la aurora venían á disipar las tinieblas de nuestra habitación, la primera que distinguíamos desde nuestro lecho á través de una gran ventana eran los parduscos torreones de San Telmo, arrancando en atrevidas líneas sobre el pintoresco follage de su frondosa colina. Algunos momentos después, asi que el sol asomado al horizonte le enviaba sus primeros rayos de color de fuego, la vista del castillo se convertía en una de las mas alegres y risueñas perspectivas; hasta que el sol bajando como un hábito talar que se vistiera por la cabeza, descendía de los muros del fuerte á las faldas de la colina, desde esta á las torres de la ciudad, desde las torres á las azoteas, y desde las azoteas al golfo, dando animación y movimiento á Nápoles.
Castel–Nuovo fué construido en 1283 sobre las ruinas de un monasterio á la orilla del mar por Carlos I de Anjou, á semejanza de la Bastilla de París. Robustecido con cinco altísimas y magestuosas torres que correspondían á los antiguos métodos de fortificación, quedó constituido en una poderosa defensa de la ciudad. En el siglo se le agregaron las obras de su recinto, y al principio de la dominación española se multiplicaron los medios de fortaleza; pero el 16 de marzo de 1546, le sucedió lo que á Castel San Telmo, que incendiados los depósitos de la pólvora por descuido de la guarnicion esperimentó un gran destrozo ocasionando muchas víctimas. Posteriormente se repararon aquellas ruinas, y en la época de Cárlos III se le hicieron las últimas obras de fortificacion, las cuales le han dado una resistencia admirable.
Castel–Nuovo tiene un monumento artístico de magestuosa proporción y extraordinario mérito en el soberbio y gigantesco arco triunfal de Alfonso I de Aragón. Su elegante arquitectura, sus bellas estátuas y sus lindos relieves, le han dado fama de una de las obras mas estimables que pueden verse en este género. Una descripción de las bellezas que contiene seria larguísima, y no revelaria el valor de aquella erguida mole trabajada por el cincel de unos cuantos artistas célebres.
Las magníficas puertas de bronce, tan celebradas por todos los viageros, son verdaderas maravillas del arte, por el primor y el lujo de sus numerosos y gran des trabajos de talla. En escelentes cuadros de rica composicion, ha revelado el buril preciosos asuntos históricos con una precision y maestría, dignas de la ilustrada época á que pertenecen. El período de la casa de Aragon, fué el de mas prosperidades y mayores adelantamientos para el reino de Nápoles. Aquella pelota de artillería que aun permanece clavada en el bronce, nos recuerda nada menos que el glorioso dia en que con heróico ardimiento se apoderó de esta fortaleza el bizarro conde Pedro Navarro, poniendo á los franceses en vergonzosa confusion, merced al nutrido fuego de los arcabuces y falconetes españoles. Como esto, son tantos los recuerdos que de nosotros conserva este castillo entre sus oscuros torreones, que no había noche, que al verle avanzando dentro del mar en aquella oscuridad inmensa, denotando sus ventanas por las luces que ardían en el interior, que mas bien parecían otras tantas pupilas de la fortaleza, no oyésemos en sus muros algún eco memorable, fingido por las olas del golfo, ó alguna sombra en sus almenas que nos recordarse al pagecillo del Gran Capitán, el atrevido Pelaez, que á costa de perder una mano ganó la corona mural el dia de la esplosion de la mina y del asalto de Pedro Navarro.
Castel del'Uovo, llamado asi por su semejanza a un huevo, está situado sobre una gran roca que en forma de isla se levanta en medio del golfo de Nápoles, unida hoy á la ciudad por una hermosa calzada de 120 pasos de longitud. La historia de este enorme peñasco se confunde en su antigüedad con los recuerdos de Lúculo en la romántica isla de Nisida. Guglielmo I en 1154, comenzó la obra de fortaleza, que después no se continuó hasta Federico II, que la llevó á cabo en 1221, bajo la dirección de Fuccio, según testimonio de Vasari. Cárlos I de Anjou lo adornó interiormente, dando en ella alojamiento, durante su permanencia en la Toscana, á Margherita y á Cárlos Martello, primogénito del príncipe de Salerno. Cuando la conquista del Gran Capitán sufrió mucho el fuerte de Castel del'Uovo, especialmente después de haberlo volado en parte con una mina y asaltado heroicamente el conde Pedro Navarro, ni mas ni menos que como hizo con Castell–Nuovo. Mas tarde fué reedificado por los vireyes, particularmente por Felipe II en 1585 y por Carlos II en 1693, como acreditan dos inscripciones, una á la entrada del castillo, y otra bajo un pequeño pórtico.
Castel Capuano, edificado en 1234 por Guglielmo I, y concluido por Federico II, sirvió de palacio real como los anteriores, hasta que don Pedro de Toledo estableció en él los tribunales de justicia y el encierro de prisioneros de Estado. En el ingreso se ven las armas del emperador Cárlos V, y un epígrafe alusivo al mismo monarca.
En el piso bajo hay un león antiguo sobre un pedestal de mármol, y en el principal, ocupado por aquellas oficinas, se ven algunas pinturas de Francesco Ruviales, llamado el Polidorino, y de Cacciapuoti.
Forte del Carmine. Esta fortaleza, situada á la parte meridional del puerto, fué proyectada por Ferrante I, en 1484, continuada por el conde de Peñaranda en 1662, y concluida por el cardenal don Pascual de Aragon poco despues. La insurreccion de Massaniello hizo ver la necesidad de dar importancia a este castillo en que no hemos admirado otra cosa que su actitud guerrera y su escelente posicion en uno de los mejores sitios de la ciudad.
Pizzo Falcone es la última de las fortalezas de Nápoles. Establecido frente del Palacio Real, comunica con la altísima colina de San Telmo, por medio de un puente llamado de Chiafa.
Cuando recorrimos todos estos fuertes, nos asombraba su aspecto militar, asomando sus cien bocas de fuego en dirección de las calles principales, dando esto mucha severidad á las peregrinas historias y curiosas tradiciones que revisten esos elevadisimos y antiguos torreones de piedra.
Los teatros: he aqui los verdaderos templos de los italianos, para valernos de la espresiva frase de un distinguido escritor, con tal que asi no lastimemos la fé religiosa, tan característica del pais que visitamos.
El Real Teatro di San Carlo, levantado junto al Palazzo Reale, es una de las grandes obras que mas recuerdan en Nápoles el gloriosísimo reinado de Carlos III. La fachada principal del edificio está formada en parle por cinco grandes arcos, de los cuales el del

jueves, enero 21, 2010

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Castillo de San Telmo, en Nápoles


pantoso estruendo produjo casi el efecto de un terremoto. Una inscripción atestigua que luego, bajo el gobierno de don Ramiro Felipe de Guzman, duque de Medina de las Torres, se reedificó toda aquella parte destruida por la detonación de la pólvora. Otro epígrafe que hay en la puerta de la capilla de Nuestra Señora del Pilar, escrito en castellano por Luis Espluga, aragonés, maestre de campo, acredita el re–

miércoles, enero 20, 2010

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las Galateas, las Floras, los Céfiros, las Tersícores, las Venus, y los Amorcillos, figurados en preciosos frescos, entre umbrosas selvas y guirnaldas de flores, forman un cielo y unos horizontes que dan al espacio toda la perspectiva de una risueña primavera. Por todo aquel grandioso edificio no dejan de verse obras tan dignas como las que acabamos de citar.
Finalmente, una numerosa biblioteca, rica en obras raras y en encuadernaciones de mucho lujo, en colecciones de estampas de mucho mérito y en instrumentos científicos de gran valor, y una escelente armería, en que se ven las armaduras primorosamente cinceladas de Ruggiero, Fernando I de Aragón y Alejandro Farnesio, cierra el arsenal de curiosísimos objetos que contiene el real palacio de Nápoles.
El Palazzo de Ministeri, fundado en 1819 por Fernando es otro de los mas notables, sino por su riqueza en reliquias artísticas, al menos por su grandeza arquitectónica. La fachada principal da vista á Castel–Nuevo; en el centro tiene una gran entrada y dos colaterales. Pasando su ancho vestíbulo se encuentran las estatuas de Federico, Ruggiero, Fernando y Francisco de Borbon. La escalera se divide en dos ramos hasta llegar al piso principal, y luego se subdivide varias veces hasta llegar al último piso: en el primero están los ministerios de la Presidencia y de Negocios Estrangeros, en el segundo el de Gracia y Justicia, Negocios eclesiásticos y Policía, y en el tercero el de Guerra y Marina y el de Hacienda. En el mismo edificio tienen cabida las oficinas de varias dependencias del Estado; la de la Bolsa es notable por su pavimento de mármol, por su techo de estuco sostenido por ocho columnas, y por su estátua del célebre Flavio Givia, de Antonio Cali, autor de aquellas cuatro.
El Palazzo di Montecelli, construido en 1406, por Antonio Penna, consejero del rey Ladislao, pertenece actualmente al comendador Teodoro Monticelli, el cual, aficionadísimo al estudio de las ciencias físicas y naturales, ha reunido un museo mineralógico y geológico, célebre por sus numerosos y raros ejemplares.
En la casa del profesor Oronzo Gabriele Costa, puede estudiarse también otra rica colección de objetos, no solamente mineralógicos y geológicos, sino también zoológicos y botánicos, y muchos instrumentos de agricultura y de otras artes é industrias.
En la del juez Salvatore Fusco, se halla un escelente monetario con medallas y otras piezas antiguas de gran provecho para las arqueólogos.
El Palazzo di Maddaloni fué fundado por Diomede Carafa, el cual formó un buen museo de estátuas, bustos, bajo–relieves y sarcófagos, en que se bailaba la cabeza del célebre caballo de bronce, que se salvó de la destrucción de 1322, para dar fé de aquel gran monumento de la antigüedad. Este palacio se eleva en medio de la calle que desde la colina de San Erasmo corre hasta la casa santa de la Nunziata; y tan notable como es por su arquitectura, ofrece desde que fué á poder de la familia Santangelo, un precioso museo, que sustituye dignamente al antiguo de su fundador el conde de Maddaloni. En pinturas tiene obras de Paolo Matteis, Luca Giordano, Paolo Veronese, Alberto Durero, Ribero, Salvator Rosa, Van–Dick, Gaspar Poussin, Caravaggio, Tiziano, Raffaello, Sebastian del Piombo, Guercino, Michel–Angelo y otros grandes pintores. El monetario es riquísimo, pues en él se ven medallas de todos los pueblos de la antigua Europa, y aun del Asia y Africa. Hay un trípode griego de mármol hallado cerca de Cápua, algunos bajo–relieves y mosaicos antiguos, una rica biblioteca, una buena colección de grabados griegos y romanos, y una variada serie de vasos etruscos y de bronces y mármoles de gran valor.
En casa de Agostino Serra, duque de Terranova, se ve otra colección de cuadros en que se señalan magníficos lienzos de Rubens, Van–Dyck, Rigaud y Rafaello.
En la de Giuseppe Taccone, marqués de Silizano se conservan, entre otros, algunos muy buenos de Giulio Romano, Rubens, Tiziano, Tintoretto, Van–Dick, Guercino, Guido Reni, Rafaello y Salvator Rosa; y una biblioteca, entre cuyos curiosos manuscritos está el autógrafo de la Tesseide de Boccacio.
El principe Cassaro, Antón María Statella, tiene en su rico museo pinturas de Andrea de Salermo, Santafede, Rassano, Ribera, Sassoferrato, Stanzioni, Giordano, Elzheimer, Mengs, Aniello Falcone, Vernet, Tintoretto, Rubens, y otros artistas antiguos y modernos.
El del duque de Casarano, Antonio d’Aquino es muy digno de visitarse por las bellas obras que contiene, especialmente de Daniel Volterra, Tiziano, Salvator Rosa, Tintoretto, Santafede, Holvein, Venvenuti, y los retratos de Diego Velazquez pintados por él mismo.
El de Andrea y Francesco Posttglione, formado por el medio de este nombre, conserva buenos lienzos de Salvator Rosa, Guido Reni, Giordano, Seipion Pulzone, Batista Zelotti, Morrone, Montano d'Arezzo y Ribera.
El marqués de Capello posee en su colección algunos de Pussino, el Spagnoleto, Caracciolo, Salvator Rosa, el Domenichino, Giordano y Aniello Falcone.
Encuéntranse en Nápoles otras muchas colecciones particulares y riquezas artísticas que no enumeramos por no ser prolijos, y que hacen tan agradable la estancia del hombre curioso y del artista en esta encantadora ciudad.
Vamos á hablar de los castillos y fortalezas de esta ciudad. Sobre la pintoresca colina donde se halla el monasterio de la Cartuja, se alza esta magnífica fortaleza defendiendo á la ciudad por la parte de tierra. Ya hemos visto desde el mar que Castel San Telmo se levanta á grande altura sobre los mas erguidos campanarios, á manera de un gigante guardian de la antigua Parthénope. No es muy fácil establecer la verdadera época de su fundación; pero lo que es indudable que ya en el vireinato de don Pedro de Toledo fué muy considerado y enrequecido de fortísimos paramentos, según se lee en una inscripción esculpida en la puerta principal del edificio. Su primer castellano fué otro don Pedro de Toledo, sepultado en la pequeña iglesia del castillo, construida en 1547 bajo el diseño del español Pedro Prado, como dice una lápida situada detrás del altar mayor.
En tiempo del conde de Miranda, Castel San Telmo sufrió un gran destrozo á consecuencia de un rayo caido el 13 de diciembre de 1587. Esta exhalación, prendiendo fuego á los almacenes de la pólvora, hizo volar una parte considerable de la fortaleza, causando con su conmoción bastante daño en alguno de los edificios mas cercanos de la ciudad, donde aquel es–

sábado, enero 16, 2010

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rer por las venas! Vamonos de este sitio. ¡Prostitutas beldades, yo os saludo! Nada, no nos despiden para que no nos vayamos tranquilos. Con su inmovilidad y picante gracia nos amarran á los pies de sus pedestales. Pues bien, vamos á contemplarlas una á una, y á palparlas punto por punto, aprovechando su impúdica desnudez... ¡Salgamos pronto de aqui! ¡Hijas de los dioses, no tenéis corazón y os parecéis á casi todas las hijas de Adán!
Estamos en otra sala, en que entre una multitud de estátuas se destacan por su arrogancia y valentía, las de Jove, Homero y Sócrates. Mas adelante Eurípedes, Demóstenes, Anacreonte, Herodoto y otros varios hacen la corte á un soberbio Atlante. Como el pino de Italia sobre el musgo, se alza sobre todas la famosa de Arístides. Buscad esa señal en el pavimento que trazó la mano del célebre Canova, y desde ese punto de vista admirad una de las mas portentosas obras de la antigüedad en ese Arístides, tan erguido y arrogante como pregona su fama de grande.
Próximo está un gabinete reservado en que la célebre Venus Calipia y otras varias compañeras muestran los hechizos de sus cuerpos modelados por el entusiasmo. No es justo que entretengamos al lector tanto tiempo como nos entretuvimos nosotros ante estos prodigios de las artes, ni que les contemos las chistosas anécdotas que han tenido lugar entre esas bellas diosas y algunos viageros.
El toro Farnesio y el Hércules, encontrados en los baños de Caracalla, son también dos maravillas de la escultura que absorben la atención en la sala de los epígrafes, donde la arqueología tiene mas páginas en cerradas en tan estrecho círculo, que quizá encontrará en muchos pueblos reunidos.
Junto á donde está el busto de Paolo III, de Miguel Angelo, pueden verse numerosos y antiguos objetos de uso personal, guardados en grandes armarios: entre otros curiosísimos, los hay adornados de oro, plata y piedras de gran valor. No menos admirables son los utensilios de casa y de artes que contienen las salas de las reliquias de Herculano y de Pompeya. Todo lo que pueda imaginarse se encuentra alli perfectamente conservado. ¡Cuánto ganarían las artes modernas con imitar desde aquellas hermosas lámparas hasta aquellos preciosos utensilios de mesa y de cocina! Mucho podría aprovecharse estudiando sobre cincuenta mil piezas trabajadas con el gusto mas delicado. Después hay también una infinidad de vasos de barro y piedra, hallados en las mismas escavaciones, y hasta diez salas mas, llenas de preciosos vasos etruscos de todos tamaños y de todas las formas conocidas. La gran taza farnesiana, que no tiene otra igual en Europa, consérvase también en este departamento. Fué encontrada en el mausoleo de Adriano en Roma.
Las colecciones de papel son tan curiosas y en tan considerable número, como que en 1753 se hallaron hasta cuatro mil setecientos treinta rollos en las ruinas de Herculano.
En la sala del sarcófago farnesiano se guardan reservadamente muchas esculturas obscenas, que si bien son dignas de verse, no se prestan ni aun á ser nombradas en un libro. ¡Ellas son la espresion mas genuina de los placeres brutales de un pueblo, que habiendo llegado al último grado de la prostitución, no repugnaba ninguna escena; ni aun los crímenes mas nefandos!
La galería de la escuela pictórica napolitana, contiene principalmente lienzos muy estimables del Spagnoleto, y Luca Giordano, y una preciosa Venus del Tiziano; en la escuela boloñesa se distinguen los del Guercino; y en la lombarda, romana y veneciana no faltan algunos de mucho mérito. Pero la mas notable es aquella sala enriquecida con algunas de las mas soberbias creaciones del Raffaello, Andrea del Sarto, Guercino, Annibal Caracci, Spagnoleto, Tiziano, Claudio Lorena, Correggio y Giulo Romano.
No hay cosa mas triste que salir del museo Borbónico: al descontento que se siente, solo es comparable el disgusto que causa á un hombre el despertar de un sueño de felicidad, ó el martirio que sufre una muger hermosa de treinta años, cada vez que ve anochecer el último dia de diciembre.
El Palazzo Reale vino á sustituir á castel Capuano, castel Nuevo y castel dell' Vovo, donde los monarcas de la edad media tenían establecidas sus regias moradas. El virey don Pedro de Toledo, fué el primero que dispuso un real albergue, digno de una corte tan brillante y poderosa, el cual alojó á Carlos V á su llegada á Nápoles. Posteriormente, en 1600, el virrey don Fernando Ruiz de Castro, conde de Lemos, confió al arquitecto Fontana la construcción de ese palacio, enriquecido en 1651 con la magnífica escalera que le agregó el conde de Oñate, ornada con las dos grandes estátuas del Ebro y el Tajo. El incendio de 1837 destruyó en gran parte la obra de los vireyes españoles, y entonces Fernando II tomó á su cargo la reedificación del palacio con toda la suntuosidad y grandeza que actualmente se admira.
El Palazzo Reale ocupa un lugar deliciosísimo, elevando su robusta y elegante mole sobre la orilla del mar, á la entrada de la gran calle de Toledo, y frente del magestuoso templo de San Francisco de Paula. La longitud del edificio es de cerca de 425 pies: en su lado principal tiene ingreso por tres grandes puertas de columnas de granito, ofreciendo en toda la fachada el agradable contraste de la arquitectura dórica, jónica y corintia en sus tres órdenes de pilastras, coronadas de balaustradas de pirámides y vasos. Un reloj ocupa la parte superior de la linea media.
Subiendo por la suntuosa escalera que hemos citado, lo primero que se encuentra á mano izquierda es la preciosa capilla, fundada por el duque de Medina, con sus puertas laterales de lapislázuli, y su bello tabernáculo de cobre y oro. Los salones destinados á las grandes solemnidades de la corte contienen los célebres cuadros de la muerte de Julio César y de Virginia, de Camuccini. También se encuentran los retratos de varios personages, por Velazquez, Rembrandt y Holbein, entre los cuales se distinguen el de Gonzalo Fernandez de Córdoba, por Tiziano, y los de Alejandro y Ranuccio Farnesio, por este mismo pintor y por Rombelli. Recorriendo varias galerias, se admiran magníficas pinturas en techos, paredes y lienzos, de Raffaello, Guercino, Caravaggio, Caracci y Tiziano, Massimo, Stanzioni, Vanaro, Spagnoleto, Corenzio y otros, entre los que los españoles no pueden menos de contemplar con gusto aquellos que representan asuntos de nuestra historia en la conquista del Nuevo Mundo, en la de Nápoles, en la reconquista de Granada y espulsion de los judíos, obras todas de los mas famosos artistas.
En las salas consagradas á los bailes, las Auroras,

miércoles, enero 06, 2010

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colores y de unas cuantas bellas estatuas de Bernini.
L'Anunziata se fundó en 1540 y se enriqueció con buenas pinturas de Santafede, Corenzio, Stanzioni, Lanfranso y Giordano, y esculturas de Merliano y de Bernini; pero fué presa de un voraz incendio en 1757. Veinte y cinco años después se levantó de nuevo por el arquitecto Luigi Vanvitelle con mayor magnificencia. Sus columnas son de mármol blanco de Carrara, y de orden corintio, y sus pinturas de Fieschetti, el Spagnoleto y Mura. La capilla subterránea está sostenida por diez y seis columnas de granito, y ornada de un bello monumento fúnebre de Giovan da Nola.
San Francesco di Paola es una iglesia de construcción moderna; en 1816 fué comenzada por Fernando I, y concluida después por el actual monarca de las Dos Sicilias. Está situada cerca de la antigua área de la de San Luis, rey de Francia. Su aspecto esterior es magestuoso y sencillo: presenta dos pórticos sostenidos por cuarenta y cuatro columnas que descansan en una gradería de lava del Vesubio. En la parte superior del vestíbulo hay tres estátuas colosales de la religion, San Francisco y San Luis; la fachada es semicircular, y forma un gran contraste con la del Real Palacio que está enfrente, constituyendo entre los dos soberbios edificios la gran plaza de la Reggia, con vista al mar por un lado y con salida al otro á la hermosa calle de Toledo. El interior del templo es á semejanza de el del Pantheon de Roma. La gran cúpula está sobre sesenta y ocho columnas y pilastras jónicas de mármol de Moniragone; toda ella se ve revestida en la parte cilíndrica de piedra calcárea del monte de Gaeta, de la cual son igualmente las pilastras, los zócalos, los capiteles y las cornisas del pórtico. Sus lienzos son de Camilo Guerra, Gaspare Landi, Natale Carta y otros, pero los mas notables corresponden á Cammuccini y á Renvenuti. La hermosa estatua de mármol de San Juan Evangelista, es del caballero Pietro Tenerani da Carrara; la de San Marcos, de Fabri, veneciano; y la de San Agustín, de Tommaso Arnaud, napolitano. Una de las mas pintorescas vistas de Nápoles, es la que se goza desde la gigante cúpula de San Francesco di Paola.
El Museo Borbónico de Nápoles es una de las mas grandes maravillas del mundo, por las riquezas artísticas que encierra en su anchuroso recinto. Cualquiera que haya visitado el Real Museo de Madrid, habrá visto una colección mas numerosa de pinturas; el que haya recorrido las galerías del Vaticano y las demás colecciones de Roma con sus ejércitos de estátuas, no tendrá tampoco que admirar mucho el número de las esculturas; pero el Museo Borbónico reúne á una escelente colección de cuadros y á una rica serie de estátuas, el depósito mas grande de otros miles de objetos preciosísimos sacados de entre las ruinas de Herculano, Pompeya y otras ciudades ilustres de la antigüedad. La suma de sus riquezas pareceria fabulosa, á no calcularla delante de sus magníficos é infinitos monumentos de las artes.
Es imposible hacer una descripción de este museo: tampoco pueden siquiera nombrarse los objetos que encierra, porque estos se cuentan por millares; y hay muchos, muchísimos que en su tosca materia encierran un siglo de historia, un completo período artístico y un libro de poesía. Sin embargo, seria un crimen hablar de Nápoles y no mentar siquiera en colección las maravillosas bellezas de su Museo Borbónico.
El edificio es magestuoso, y por lo tanto digno de los tesoros que guarda. Su construcción recuerda al duque de Osuna, al conde de Lemos y á Felipe III.
La primera sala que se encuentra es la de los mosaicos: la vista mas acostumbrada á los prodigios de la antigüedad, el corazón mas familiarizado con las grandezas humanas, se sorprende y se entusiasma. ¡Qué de maravillas compuestas con millones de piedrecitas de colores! Mas allá está la galería de pinturas del príncipe de Salerno. ¡Ved esas vírgenes, esas Venus, esos cuadros bíblicos y esos grupos profanos, y admiraos del genio de Gerard–Dow, Annibale Caracci, del Perugino, de Salvator Rosa, de Sassoferrato, del Guido, del Guercino y de Claudio Lorena!
¡Toda esa naturaleza muda habla un idioma que no conocemos, sufre unos dolores que no sabemos sentir, ó goza de unos placeres que no hemos comprendido nunca!
El Egipto ha concurrido tambien con algunas piezas que revelan los secretos de su sociedad, á hermosear este magnífico palacio. ¿De quienes son aquellas momias tan prodigiosamente conservadas? ¿Serán de reyes, de sacerdotes ó de plebeyos? ¡Que no podamos satisfacer nuestra curiosidad! ¿Y sus almas estarán entre las de los ángeles, ó allá en las hogueras del averno? ¡Qué incertidumbre! Lo que es cierto, que hoy son objeto de admiración y de estudio esa piel árida y seca, esos huesos de piedra y esos cartílagos de hueso. ¡Qué felicidad! ¡Quizá sean los restos de algunos malvados los que van pasando de generación en generación, mientras las carnes de Alejandro y de César fueron pasto de inmundos y asquerosos gusanos!
Alli están las estátuas de bronce de Fauno, de Mercurio, de Nerón Druso, de Hércules enseñando su anatomía muscular al través de su epidermis, y de Séneca, el divino filosofo cordobés.
En seguida se entra en las salas de los mármoles. ¡Aquel atleta asombra, aquel gladiador infunde miedo, y aquellas amazonas á caballo mortalmente heridas, nos hacen esperimentar las amarguras de su dolor! ¡Salve, hermosísima Venus, cariñoso Cupido, divino Baco y alegrillos faunos! ¡Animaos, moles de piedra, y alegradnos con vuestros cantos, vuestros vinos y vuestros besos! Pero dejemos esa tropa celebrando su fría bacanal, y pasemos á la sala de las estatuas dé los emperadores: ¡Qué bellas y elegantes son las de Antonino, Tilo, Marco Aurelio Carino, Caracalla y Adriano!
Esta otra galería lleva el nombre de Flora. Ahi tenemos delante la hermosa estátua de la divinidad. ¡Qué formas, qué encanto, qué seducción! Esa es la sala de Apolo: ¡magnífico es el dios de pórfido! Cerca está otro de basalto, y ambos rodeados de Ceres, de Isis y de una preciosa Diana de alabastro. ¡Qué pueriles son esos amantes que quieren bajar á la tumba con una prenda de su amada sobre el pecho! ¡Aprended de ese dios que hace dos mil años quizá que no se cuida de las deidades que endulzaron sus amores!
La galería de las musas contiene una gran taza en que están esculpidos el nacimiento de Baco, y el dios Apolo en medio de las gracias. ¡Qué estudios tan bellos para los artistas y para los poetas!—Adelante!
Ya estamos en la sala de las Venus. ¡Qué formas tan preciosas, qué voluptuosas figuras, qué perfiles tan delicados, qué miradas tan lánguidas, qué aposturas tan mortales, qué calor tan lascivo se siente cor–

lunes, enero 04, 2010

Viage ilustrado (Pág. 444)


San Felipe Neri
San Filipo Neri, es una de las iglesias mas ricas en objetos artísticos. Su forma es la de una basílica tres naves, de arquitectura corintia. La del centro tiene doce hermosas columnas de granito con capiteles de mármol de Carrara. La magnificencia de sus piedras y de sus metales, corresponde á los preciosos cuadros y suntuosas esculturas que contiene, distinguiéndose especialmente las obras de Luca Giordano, Mezzante, Pietro da Cortona, Francanzano, Beriarendino Siciliano, Pomarancio, Guido–Reni, Tintoretto, el Domenichino, el Spagnoleto y otros grandes artistas, que han concurrido á formar una especie de pequeño museo en la sacristía de este templo. La capilla de San Felipe está ornada de vistosos mármoles de