rando un corazón, con el cogollo de una lechuga partida por medio. Algunos sugetos la comen de este modo cogiéndola con la mano y sin mas aderezo que tomando sal con la punta de las hojas; las legumbres por lo general se presentan cocidas en agua sin compostura alguna, y circulan por la mesa al mismo tiempo que el asado. A los postres salen á lucir los enormes quesos de Chester, de Stillon y los barquitos de manteca fresca; las frutas y el melon vienen tras de estos, después de lo cual se levanta todo, hasta el mantel, y se traen los vasos y vino.
Este es el único que tiene el privilegio de figurar en la mesa durante la comida: en cuanto á la cerveza, ó á la espumosa de Escocia se presenta en vasos grandes á cada convidado. En Reform–Club se bebe vino á la moda antigua, es decir, mezclado con varios ingredientes: el sherry, el porto, el clarete y el burdeos preceden al champagne y van alternando durante la comida. He aqui su preparación: á un cuartillo de sherry trasvasado á un cántaro metido dentro de un cubo de hielo se le mezcla un poco de culantrillo, una taza de té verde, un vaso de agua de Seltz, cinamomo, canela en polvo y cortezas de limón. Muchas veces se añade también á todo esto algunos pedazos de hielo mas puro y diáfano que el cristal, y que Reform–Club hace traer de una remota comarca de América, qué es el único parage del mundo en que se encuentra hielo tan precioso y de agua tan pura. Esta mistura ademas de su fortaleza es de un sabor grato, muy aperitiva y el burdeos manipulado de esta manera se adorna con un vistoso ramillete de flores.
Para formar una completa idea del lujo de estos grandes clubs, es inútil advertir que las alfombras que pisan los socios, que toda la ropa de mesa de lienzo de Sajonia se ha tejido en telares á la Jacquard con dibujos propios del establecimiento y que llevan tejido el nombre con todas sus letras entre los florones, arabescos y guirnaldas. Igualmente se ha cincelado y tallado la cristalería y fabricado la porcelana para el uso esclusivo del club propietario y signatario de sus modelos. Los que entienden en materia de fabricación apreciarán en su justo valor los enormes gastos hechos á este fin.
Después de comer atravesamos el gran salón, brillante con las pinturas y el oro, para buscar un refugio en algún gabinete; se tiene mucho cuidado de no despreciar estos pequeños aposentos, porque el inglés ama la reducida compañía, y quiere aun en el centro del mismo club guardar su independencia, y encontrar la soledad si le acomoda. Cuando tres ó cuatro individuos están reunidos en una sala, cada cual evita atravesar por ella: la indiscreción y curiosidad son desconocidas: son dos defectos que conspiran contra la libertad.
Las horas pasan sin sentir entre gentes que han aprendido mucho viajando por el mundo y muy poco en los libros: que lo han visto y examinado todo, que no gustan de deslumbrar con exageraciones , y que escuchan aun con mas gusto que hablan.
La catedral de San Pablo, donde estuve al dia siguiente, es mas vasta, elevada, con mas adorno y de aspecto menos serio que el Panteón de París: es uno de aquellos monumentos que sé elevan para que se estudie en ellos la arquitectura y para honrar la ciencia. Se necesita admirarlo detenidamente, con conocimiento y método, y decir: no hemos venido aqui para divertirnos; sino á estudiar y aprender. San Pablo gusta mucho á los ingleses, porque cuenta muchas columnas corintias: la manía de poner frontis sobre las columnas, el furor por peristilos, galerías sobrepuestas, en fin, el afán por las construcciones greco–romanas toca ya en lo absurdo. Se hará incómodo y mal distribuido un palacio magnífico, se desperdiciarán muchos metros de terreno únicamente con el objeto de hacer un edificio que recuerde los templos de Pestum , ó el Banco, la Bolsa, el Teatro, el Correo, el British–Museum, ó la Aduana. Todos estos monumentos son de estilo gótico como las decoraciones de las tragedias de Racine en el Teatro francés. Este furor de pureza arquitectónica tuvo origen en el reinado del primer Estuardo, y todavía continuaría si desde Walter Scott y la escuela romántica el arte ojival y árabe, que jamás se abandonó en Inglaterra, no hubiese vuelto á recobrar su crédito y estimación secular.
San Pablo es uno de esos edificios cuya nombradía y admiración se mide por pies, pulgadas y líneas: tiene 100 pies mas de elevación que el Panteón, y de 60 á 80 pies menos que la cúpula de San Pedro; pero en concepto de los verdaderos patriotas, San Pablo lleva mucha ventaja á la basílica romana, y ved aqui la razón. La construcción de San Pedro duró ciento cuarenta y cinco años, y fué necesaria la colaboración de mas de veinte arquitectos, cuando en el espacio de treinta y cinco años, desde 1673 á 1710, con un solo arquitecto, Cristóbal Wren, y bajo el gobierno episcopal de un solo prelado, el doctor Compton, se edificó San Pablo desde los cimientos hasta la linterna. El grande nombre se fija y desarrolla en todos los pensamientos del pais, pasa de boca en boca, y jamás inglés alguno después de trascurrido siglo y medio ha calculado las chistosas reflexiones que pueden hacerse. Por lo demás, todos saben hasta el último penny lo que costó este monumento, el número de carros empleados en el trasporte, de materiales, etc.
Perdonadme si me detengo en bosquejar á los ingleses, con mucha mas predilección y afecto que pondria en hacer la descripción de la iglesia misma: serian necesarias muchas páginas, y la mas lígera litografía la demostraría con mas claridad Por lo demás, nada me seria mas fácil; tengo á la vista una noticia y descripción justificada de la iglesia de San Pablo escrita con una escrupulosidad que ataca los nervios: no necesitaría mas que esprimir el jugo para ser breve y exacto. Con esto me justifico: copiar lo que dicen los guias seria hacer el oficio de fámulo de colegio, y no la libre producción de un gentleman que viaja para instruirse y para recreo venidero de sus amigos.
Observada por afuera esta iglesia, es menos triste que su hermana menor de las orillas del Sena. Desde luego está construida en el centro de un cuartel el mas bullicioso y animado entre London–Bridge y la puerta de la ciudad. Después, dado por bueno el estilo de la obra, es preciso confesar el gran mérito de su arquitecto Cristóbal Wren. Ha decorado la fachada con dos linternas de media naranja de mucho trabajo, muy bien contornadas, adornadas y bastante voluminosas para llamar la atención y halagar la vista al pasar y prepararla para sufrir la magestuosa y fria grandiosidad de la cúpula. Sigue después un enorme reloj con dos hermosos cuadrantes, que comparados con los demás relojes del Norte, son los mas maravillosos del mundo. Aunque veais por todas partes dirigirse las miradas hacia los relojes fenómenos para espresar
Este es el único que tiene el privilegio de figurar en la mesa durante la comida: en cuanto á la cerveza, ó á la espumosa de Escocia se presenta en vasos grandes á cada convidado. En Reform–Club se bebe vino á la moda antigua, es decir, mezclado con varios ingredientes: el sherry, el porto, el clarete y el burdeos preceden al champagne y van alternando durante la comida. He aqui su preparación: á un cuartillo de sherry trasvasado á un cántaro metido dentro de un cubo de hielo se le mezcla un poco de culantrillo, una taza de té verde, un vaso de agua de Seltz, cinamomo, canela en polvo y cortezas de limón. Muchas veces se añade también á todo esto algunos pedazos de hielo mas puro y diáfano que el cristal, y que Reform–Club hace traer de una remota comarca de América, qué es el único parage del mundo en que se encuentra hielo tan precioso y de agua tan pura. Esta mistura ademas de su fortaleza es de un sabor grato, muy aperitiva y el burdeos manipulado de esta manera se adorna con un vistoso ramillete de flores.
Para formar una completa idea del lujo de estos grandes clubs, es inútil advertir que las alfombras que pisan los socios, que toda la ropa de mesa de lienzo de Sajonia se ha tejido en telares á la Jacquard con dibujos propios del establecimiento y que llevan tejido el nombre con todas sus letras entre los florones, arabescos y guirnaldas. Igualmente se ha cincelado y tallado la cristalería y fabricado la porcelana para el uso esclusivo del club propietario y signatario de sus modelos. Los que entienden en materia de fabricación apreciarán en su justo valor los enormes gastos hechos á este fin.
Después de comer atravesamos el gran salón, brillante con las pinturas y el oro, para buscar un refugio en algún gabinete; se tiene mucho cuidado de no despreciar estos pequeños aposentos, porque el inglés ama la reducida compañía, y quiere aun en el centro del mismo club guardar su independencia, y encontrar la soledad si le acomoda. Cuando tres ó cuatro individuos están reunidos en una sala, cada cual evita atravesar por ella: la indiscreción y curiosidad son desconocidas: son dos defectos que conspiran contra la libertad.
Las horas pasan sin sentir entre gentes que han aprendido mucho viajando por el mundo y muy poco en los libros: que lo han visto y examinado todo, que no gustan de deslumbrar con exageraciones , y que escuchan aun con mas gusto que hablan.
La catedral de San Pablo, donde estuve al dia siguiente, es mas vasta, elevada, con mas adorno y de aspecto menos serio que el Panteón de París: es uno de aquellos monumentos que sé elevan para que se estudie en ellos la arquitectura y para honrar la ciencia. Se necesita admirarlo detenidamente, con conocimiento y método, y decir: no hemos venido aqui para divertirnos; sino á estudiar y aprender. San Pablo gusta mucho á los ingleses, porque cuenta muchas columnas corintias: la manía de poner frontis sobre las columnas, el furor por peristilos, galerías sobrepuestas, en fin, el afán por las construcciones greco–romanas toca ya en lo absurdo. Se hará incómodo y mal distribuido un palacio magnífico, se desperdiciarán muchos metros de terreno únicamente con el objeto de hacer un edificio que recuerde los templos de Pestum , ó el Banco, la Bolsa, el Teatro, el Correo, el British–Museum, ó la Aduana. Todos estos monumentos son de estilo gótico como las decoraciones de las tragedias de Racine en el Teatro francés. Este furor de pureza arquitectónica tuvo origen en el reinado del primer Estuardo, y todavía continuaría si desde Walter Scott y la escuela romántica el arte ojival y árabe, que jamás se abandonó en Inglaterra, no hubiese vuelto á recobrar su crédito y estimación secular.
San Pablo es uno de esos edificios cuya nombradía y admiración se mide por pies, pulgadas y líneas: tiene 100 pies mas de elevación que el Panteón, y de 60 á 80 pies menos que la cúpula de San Pedro; pero en concepto de los verdaderos patriotas, San Pablo lleva mucha ventaja á la basílica romana, y ved aqui la razón. La construcción de San Pedro duró ciento cuarenta y cinco años, y fué necesaria la colaboración de mas de veinte arquitectos, cuando en el espacio de treinta y cinco años, desde 1673 á 1710, con un solo arquitecto, Cristóbal Wren, y bajo el gobierno episcopal de un solo prelado, el doctor Compton, se edificó San Pablo desde los cimientos hasta la linterna. El grande nombre se fija y desarrolla en todos los pensamientos del pais, pasa de boca en boca, y jamás inglés alguno después de trascurrido siglo y medio ha calculado las chistosas reflexiones que pueden hacerse. Por lo demás, todos saben hasta el último penny lo que costó este monumento, el número de carros empleados en el trasporte, de materiales, etc.
Perdonadme si me detengo en bosquejar á los ingleses, con mucha mas predilección y afecto que pondria en hacer la descripción de la iglesia misma: serian necesarias muchas páginas, y la mas lígera litografía la demostraría con mas claridad Por lo demás, nada me seria mas fácil; tengo á la vista una noticia y descripción justificada de la iglesia de San Pablo escrita con una escrupulosidad que ataca los nervios: no necesitaría mas que esprimir el jugo para ser breve y exacto. Con esto me justifico: copiar lo que dicen los guias seria hacer el oficio de fámulo de colegio, y no la libre producción de un gentleman que viaja para instruirse y para recreo venidero de sus amigos.
Observada por afuera esta iglesia, es menos triste que su hermana menor de las orillas del Sena. Desde luego está construida en el centro de un cuartel el mas bullicioso y animado entre London–Bridge y la puerta de la ciudad. Después, dado por bueno el estilo de la obra, es preciso confesar el gran mérito de su arquitecto Cristóbal Wren. Ha decorado la fachada con dos linternas de media naranja de mucho trabajo, muy bien contornadas, adornadas y bastante voluminosas para llamar la atención y halagar la vista al pasar y prepararla para sufrir la magestuosa y fria grandiosidad de la cúpula. Sigue después un enorme reloj con dos hermosos cuadrantes, que comparados con los demás relojes del Norte, son los mas maravillosos del mundo. Aunque veais por todas partes dirigirse las miradas hacia los relojes fenómenos para espresar
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