domingo, octubre 26, 2008

Viage ilustrado (Pág. 296)

Cromwell
sey, ministro por otra parte peligroso é imprudente, contribuyó poderosamente al renacimiento de las letras en Inglaterra. Eduardo VI hizo también mucho por ellas durante su corto reinado; pero en el desgraciado y borrascoso de María, las ciencias y la libertad sufrieron por espacio de algún tiempo. Isabel su hermana, era muy instruida, y elevó las personas distinguidas por sus talentos á los primeros puestos de la Iglesia y del Estado; pero no parecia considerar su mérito literario sino como subordinado á sus talentos políticos.
En tiempo de Jacobo I los sabios estrangeros fueron protegidos y apoyados en Inglaterra; pero el pedantismo de este monarca corrompió el gusto, y su ejemplo hizo nacer una multitud de teólogos enteramente inútiles. Lo que le hizo mas honor fué haber protegido al segundo Bacon, á quien dio el título de vizconde de Verulam.
Su hijo Cárlos I tuvo mucho gusto por las artes, especialmente por la escultura, la pintura y arquitectura. El protegió á Rubens, Van―Dyck, Iñigo Jones y muchos otros célebres artistas. Las colecciones que hizo son admirables, atendida la penuria en que se encontraba. Su favorito, el duque Buckingham, lo imitó en este concepto, y gastó la suma prodigiosa de 9.600,000 francos en pinturas y en objetos raros. Sin embargo, el conde de Arundel fue el gran Mecenas de este tiempo, y las adquisiciones inmensas que hizo de objetos antiguos, y especialmente de los famosos mármoles que todavía llevan su nombre, le ponen al nivel, en cuanto al apoyo dado á los conocimientos útiles, de los mas grandes príncipes de la casa de Médicis. Cárlos y su corte tuvieron poco gusto para la poesía; sin embargo, este príncipe señaló al célebre Ben―Johnson el sueldo de 100 marcos ó 2,400 francos por año.
La protección dada á las ciencias y á las artes sufrió una interrupción durante las guerras civiles y el interregno que siguió á éstas. Sin embargo, muchos sabios encontraron bajo la dominación de Cromwell una acogida favorable, y muchas obras de un gran mérito literario vinieron á romper las tinieblas de estos desgraciados tiempos. User, Walton, Harrington, Wilkins, y muchos otros grandes nombres fueron respetados y aun favorecidos por el usurpador, que habría llenado sus universidades de hombres de talento, si hubiera creído poderlo hacer sin peligro para su gobierno.
El reinado de Cárlos II se distinguió por los grandes progresos de las ciencias naturales, y especial―

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