tro. Los riosNora y Nalon corren muy cerca de la ciudad, y se reúnen como á media legua de distancia. La parte antigua, la Cité, conserva aun en muy buen estado los muros de que la rodeó Alfonso el Magno en 901, y el castillo edificado al mismo tiempo, lleva hoy el antiguo nombre de Fortaleza, y está destinado á cárcel pública. En uno de sus ángulos subsiste bien conservada una lápida del tiempo de la fundación, en la que se ve esculpida la cruz de la Victoria, entre el alpha y omega, insignia de Alfonso el Magno, y armas actuales de Asturias, y una inscripción latina que dice asi en castellano.
Pon, Señor, en estas casas el signo de la salud, y no permitas entre en ellas el ángel prevaricador.
Las calles son regulares y vienen, en su mayor parte, á terminar á la plaza de la Constitución; uno de los frentes de esta lo ocupan enteramente las casas consistoriales, que son grandiosas, y otro el suntuoso templo de San Isidoro, que perteneció á los jesuítas (1). Las calles son bastante limpias y bien empedradas, y las casas particulares, aunque antiguas en su mayor parte, espaciosas, cómodas, de buena construcción y de aspecto señorial. Entre estas, son magníficas y merecen el nombre de palacios, las del marqués de Campo Sagrado, las del conde de Nava, la de Heredia, la del duque del Parque, en que está situada la fábrica de armas, etc., etc. El trato social en Oviedo es muy fino y en nada desmerece al de la alta sociedad de Madrid, y los jóvenes de ambos sexos visten con elegancia y lujo: tiene la ciudad escelentes paseos; el principal el de Chamberi, con plazuelas y cómodos asientos de piedra, frondosos árboles y bellas vistas, el de la Tendería y el del Campo de los Reyes, por donde pasa el camino real que va á Gijon. Al terminar este hay un sencillo, pero elegante monumento de mármol, dedicado á la memoria del ilustre Jovellanos, y en el que se \e su escudo de armas, el de Asturias y el de España. El acueducto de que hicimos mención es de piedra de sillería, tiene cuarenta y un arcos sobre elegantes pilares y conduce el agua desde el manantial de Gitoria en la falda del monte Naranco. Fué construido por el arquitecto Juan de Cerecedo y reedificado por el asturiano Gonzalo de la Barcena que le dio mas elevación. Se acabó esta fábrica en l549 y costó 17,600 ducados. Cerca del acueducto está el hospicio, grande y magnífico edificio, uno de los primeros de su género en España, fué trazado y dirigido por don Pedro Menendez en 1766, y la capilla y su elegante cúpula, construidas por los planos que al efecto remitió don Ventura Rodriguez en 1768. La cúpula tiene cincuenta pies de diámetro y ciento de altura, y la capilla que muestra por el esterior la figura de un octógono, y en el interior la de un círculo, está decorada según el orden dórico. Del mismo arquitecto Menendez son la torre y pórtico de Santo Domingo, con columnas, arcos é impostas, de los órdenes dórico y jónico. Hizo el mismo artista varias obras en la universidad para la biblioteca, y en el hospicio para aumentar las fábricas de hilaza de lino.
El edificio rey de esta ciudad de palacios y monumentos es la catedral, que merece un lugar distinguido entre las mejores de España. Tiene la forma de una cruz latina, y consta de tres naves y de una porción de capillas laterales. Pertenece al género gótico-germano, y está enriquecida profusamenle con multitud de ornatos delicadísimos, en especial la torre, que parece de encage, que es la mas bella del reino, pues aventaja en altura y delicadeza de sus cresterías y trepados á los famosos chapiteles de Burgos. Para su fábrica concedió el rey don Juan I, el privilegio de escepcion de tributos para diez canteros de los que se ocupasen en la obra. Antes de comenzar la torre, y á mediados del siglo XIV, se trabajaba ya en el lindísimo claustro, obra maestra del género gótico, y para lo que habia donado Alfonso XI la suma de 24,000 maravedís en una peregrinación que hizo á Oviedo. Al actual templo se dio principio en tiempo del rey don Juan I, siendo obispo de Oviedo don Gutierre de Toledo. Este prelado obtuvo del mismo monarca en las Cortes de Segovia de 1383, la merced del condado de Noreña, para sí y sucesores en la sede ovetense, la cual conservan hoy. La catedral de que hablamos ocupa el mismo sitio que la primitiva, fundada por Alfonso el Casto, y construida por su arquitecto Thioda. De esta no se conserva mas que el campanario y la Cámara santa que son de arquitectura bizantina. La capilla mayor se terminó en 1412, y la torre en 1556; pero derribada por un rayo en 1576, fué reparada inmediatamente. Ostenta en su cúspide la cruz de los ángeles, blason como ya dijimos de la catedral y de la ciudad. La antigua basílica de Santa María está hoy unida á la catedral, y forma una de sus capillas. Al presente es conocida con el nombre de Nuestra Señora de Recasto aludiendo á su fundador Alfonso el Casto. Según nuestros cronistas antiguos, tenia esta iglesia cien pies de longitud, estaba dividida en tres naves con seis arcos cada una, tenia tres altares, bóvedas lisas y adornos de mármol traido de las ruinas de Lugo de los Asturos. Reedificada esta célebre iglesia en 1712, en tiempo de Felipe V, por cuenta y dirección del obispo de Oviedo, Fr. Tomás Reluz, se presenta hoy, si bien espaciosa y de altas bóvedas, recargada de adornos churriguerescos de muy mal gusto. Tiene, como la antigua, tres altares, y en el mayor está la imagen de Muestra Señora de las Batallas ó del rey Casto, que éste llevaba consigo en sus espediciones guerreras. Cerca de la puerta se ve el panteón real, reconstruido en la misma época, y con el citado gusto churrigueresco. Ocupa el mismo lugar que el primitivo; pero este estaba fuera i de la iglesia, según el uso de la época, hoy quedó en el recinto interior por haberse aquella aumentado. Su planta es un rectángulo, y su decoración consiste en varias pilastras, cuyos chapiteles, que imitan al orden corintio, sostienen una cornisa que rodea toda la pieza, y una bóveda cruzada de cintas ó fajas al estilo gótico. Entre las pilastras se ven seis nichos formados por pilares que sostienen arcos elípticos y de los que
(1) Fué construida en su mayor parte por Manuel Reguera Gonzalez, natural de Candas, en el siglo XVII.
El edificio rey de esta ciudad de palacios y monumentos es la catedral, que merece un lugar distinguido entre las mejores de España. Tiene la forma de una cruz latina, y consta de tres naves y de una porción de capillas laterales. Pertenece al género gótico-germano, y está enriquecida profusamenle con multitud de ornatos delicadísimos, en especial la torre, que parece de encage, que es la mas bella del reino, pues aventaja en altura y delicadeza de sus cresterías y trepados á los famosos chapiteles de Burgos. Para su fábrica concedió el rey don Juan I, el privilegio de escepcion de tributos para diez canteros de los que se ocupasen en la obra. Antes de comenzar la torre, y á mediados del siglo XIV, se trabajaba ya en el lindísimo claustro, obra maestra del género gótico, y para lo que habia donado Alfonso XI la suma de 24,000 maravedís en una peregrinación que hizo á Oviedo. Al actual templo se dio principio en tiempo del rey don Juan I, siendo obispo de Oviedo don Gutierre de Toledo. Este prelado obtuvo del mismo monarca en las Cortes de Segovia de 1383, la merced del condado de Noreña, para sí y sucesores en la sede ovetense, la cual conservan hoy. La catedral de que hablamos ocupa el mismo sitio que la primitiva, fundada por Alfonso el Casto, y construida por su arquitecto Thioda. De esta no se conserva mas que el campanario y la Cámara santa que son de arquitectura bizantina. La capilla mayor se terminó en 1412, y la torre en 1556; pero derribada por un rayo en 1576, fué reparada inmediatamente. Ostenta en su cúspide la cruz de los ángeles, blason como ya dijimos de la catedral y de la ciudad. La antigua basílica de Santa María está hoy unida á la catedral, y forma una de sus capillas. Al presente es conocida con el nombre de Nuestra Señora de Recasto aludiendo á su fundador Alfonso el Casto. Según nuestros cronistas antiguos, tenia esta iglesia cien pies de longitud, estaba dividida en tres naves con seis arcos cada una, tenia tres altares, bóvedas lisas y adornos de mármol traido de las ruinas de Lugo de los Asturos. Reedificada esta célebre iglesia en 1712, en tiempo de Felipe V, por cuenta y dirección del obispo de Oviedo, Fr. Tomás Reluz, se presenta hoy, si bien espaciosa y de altas bóvedas, recargada de adornos churriguerescos de muy mal gusto. Tiene, como la antigua, tres altares, y en el mayor está la imagen de Muestra Señora de las Batallas ó del rey Casto, que éste llevaba consigo en sus espediciones guerreras. Cerca de la puerta se ve el panteón real, reconstruido en la misma época, y con el citado gusto churrigueresco. Ocupa el mismo lugar que el primitivo; pero este estaba fuera i de la iglesia, según el uso de la época, hoy quedó en el recinto interior por haberse aquella aumentado. Su planta es un rectángulo, y su decoración consiste en varias pilastras, cuyos chapiteles, que imitan al orden corintio, sostienen una cornisa que rodea toda la pieza, y una bóveda cruzada de cintas ó fajas al estilo gótico. Entre las pilastras se ven seis nichos formados por pilares que sostienen arcos elípticos y de los que
(1) Fué construida en su mayor parte por Manuel Reguera Gonzalez, natural de Candas, en el siglo XVII.
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