Rozaduras

Quiero este año ir a Compostela andando. Es un proyecto que llevaba muchos años, pero muchos muchos, rondando en mi cabeza y, por una cosa u otra, no se llevaba a cabo. Tras las últimas vacaciones, en las que me ví metido en la voragine de Benidorm por complacer a mi pareja, decidí que no pasaba más tiempo dándole vueltas al asunto. Pero había que empezar a calentar piernas... y comenzar a andar. Llevo una buena tanda de días yendo al trabajo andando (45') y, para mi sorpresa, compruebo que las botas con las cuales he recorrido muchos caminos y con las cuales pensaba ir a Santiago me hacen unas rozaduras que me dejan los talones hechos polvo. Ni poniéndome tiritas logro que mejore la situación. En fin, sin empezar a peregrinar, aparecen ya las rozaduras.