viernes, junio 29, 2007

Viage ilustrado (Pág. 11)

la ciudad de Sibir en 1242, la cual dio el nombre á toda la estensísima comarca que conocemos por la Si­beria.
Siendo las pieles el principal producto de este país, un negociante de Arcangel, llamado Anika Stro­gonof, estableció á mediados del siglo XVI su comer­cio, que le produjo inmensas riquezas, con las cuales adquirió tierras, fundó colonias, y comenzó á organizar la poblacion que establecia. Creció el comercio á la par de las colonias, y el czar en 1558 tomó el titulo de señor de la Siberia, considerando podia serlo de un pais que adquiria tal importancia.
La Siberia, teatro de algunas guerras en que se disputaba su conquista, la consiguieron al fin los rusos, arrojando de ella á los tártaros, que avasallaban esa inmensa region que ocupa el Norte de la Europa y del Asia bajo el polo ártico.
Los progresos que ya en el siglo XVII iba haciendo la poblacion siberiana, en su rústico comercio, dio márgen á guerra con los chinos, que concluyeron con negociaciones que señalaron los limites de ambos im­perios, quedando por el celeste la navegacion del rio Amor, causa de la lucha. Juran recíproca amistad los dos pueblos, estrechando cada día mas sus relaciones comerciales; pero abusaron de ellas los rusos y se les prohibió la entrada en Pekin, escepto á una caravana que no pasando de doscientos viageros, podia cada tres años dirigirse á la capital del imperio chino, edificar alli una iglesia, y enviar estudiantes para apren­der la lengua.
Separándonos por un momento de la Siberia, vamos á ocuparnos del reinado de Ivan IV, Basiliowitch, llamado el Cruel, por ser uno de los déspotas mas sangrientos que han ultrajado á la humanidad.
Al morir Basilio IV tuvo la Rusia por segunda vez una regencia, que, como cuantas nos presenta la historia, fué causa de guerras y desastres. La viuda de Basilio era de Lituania, y por consecuencia enemiga de los verdaderos rusos: sus costumbres ó mas bien sus escesos, y sus escandalosos amores con Ortchina, que formaba parte del consejo de regencia, empezaron á indisponarla con sus vasallos, que deseaban con ansia la mayor edad del jóven heredero de la corona.
Elena, cuyos desórdenes no conocian límites, se exasperaba mas con el tranquilo descontento de los rusos: y ciega en su despacho, no repara en sumergir á un tio suyo en un calabozo, donde espira, por ha­berla representado sobre su conducta: otros tios fueron tambien cargados de cadenas. Adoptado este sistema por la régia viuda, cualquiera que inspirara la mas ligera inquietud á su favorito era desterrado. Tras­tornadas las leyes del reino y vendida la justicia, no había otra ley que los caprichos de Elena y su amante.
Cansados al fin los rusos de tanta humillacion, se conciertan algunos jugando sus vidas, y envenenan á la regente, que desciende al sepulcro en la flor de su edad, sucediéndole á poco el favorito que perece de hambre encerrado en un calabozo.
Basilio Chouiski, ayudado por la opinion pública, se apodera del príncipe, pone en libertad á sus her­manos Juan y Andrés: se anudan nuevas alianzas de familia; pero vuelven las disensiones, se apodera Juan Chouiski del poder, pasa en breve á las manos de Juan Belsky, y éste es degollado por su antecesor.
Ivan IV cumplia en tanto diez y ocho años: se (Faltan algunas letras) su aprobacion para destruir el poder de los Chouiskis y hace sea devorado Andrés por los perros de su jauría.
Los Glinskys se elevan entonces al poder, destruyen á sus enemigos y agotan todos los recursos del Estado.
A la vista de tales ejemplos se educaba el que ha­bía de ocupar el trono de los Wladimiros. Cásase en 1547 con Anastasia, que pertenecía á una familia de boyardos, y no obstante su nuevo estado continúa en las disipaciones en que habia vivido desde niño, merced á las lecciones que hasta de su misma madre recibió.
Tan bárbaro en sus costumbres como inhumano en sus diversiones, se le veia gozar cuando lanzaba en las calles sobre los niños y las mugeres su caballo á galope.
Tres incendios que tuvieron lugar por este tiempo en Moscou, cuyas casas eran de madera, y la reduc­cion á cenizas de la ciudadela de Kremlin, bastaron para alarmar a unas gentes fanáticas á quienes se hizo creer que tales catástrofes eran la natural consecuencia de cierta clase de sortilegios de los que se culpaba á los Glinsky, añadiendo el pueblo, á quien se ha­bía convocado para interrogarle, que, «la princesa Ana, su madre, habia arrancado el corazon de los muertos y recorriendo las calles de Moscou las había salpicado con sangre.»
Atribuida á esto la causa de los tres incendios, y dándola el crédito que concede siempre un pueblo ignorante y supersticioso á lo que no comprende, fué muerto uno de los Glinskys, y entregados al furor po­pular los partidarios de esta desgraciada familia.
Huye Ivan IV con su muger; es reconvenido por un religioso en su destierro, le culpa de las desgra­cias del reino, y hace que se arrepienta de sus escesos y forme propósito de obrar como verdadero cris­tiano. Sírvele de consejero Silvestre, que habia efectuado en él tan laudable trasformacion; se une este monge con Adaskef, favorito del príncipe, y asociándase á ellos la reina Anastasia, comienza para la Rusia una nueva era de felicidad, merced á los religiosos consejos de Silvestre. Terminan las violencias, dulci­ficanse las costumbres, imperan las leyes, y empieza á florecer el reino. Créase entonces la milicia, que tanta celebridad adquirió despues, denominada de los strelices: llaman á los mejores artistas de Europa; pi­den á Cárlos I de España ciento veinte elegidos; establécese la primera imprenta; fúndase á Arcángel, y se abren al comercio de Europa los principales puertos del Norte.
Consecuente Ivan IV en gobernar segun los prin­cipios que prometiera, convoca en Moscou á todos los diputados de las ciudades y se ratifica en su promesa de reinar como padre, y mandar con sujecion á las leyes, de las cuales publica á poco un código, que podía en muchas de sus prescripciones pasar hoy por republicano, pues establecia en él el jurado, ese úni­co tribunal legitimo del hombre.
Va mas adelante Ivan en sus beneficios: conoce la necesidad de la ilustracion, y multiplica las escuelas públicas; protege las artes, las letras, pensiona á los sabios, á los artesanos, fomenta los estudios teológi­cos, y el imperio ruso entraba en su edad de oro: pe­ro por desgracia de esta nacion, solo duró trece años esta felicidad.
Con motivo de la herencia de la corona, empiezan á suscitarse divisiones entre los nobles, querellas en—

jueves, junio 28, 2007

Viage ilustrado (Pág. 10)

mí. En la caza en medio de los montes mas espesos, ¡cuántas veces he herido yo mismo y atado juntos los caballos salvages! ¡Qué de veces he sido derribado por los búfalos, herido por las astas de los ciervos, y hollado por los pies del ante! Un jabalí furioso rompió mi espada, suspendida alrededor de mí; mi silla fué desgarrada por un oso; esta fiera terrible se arrojó so­bre mi corcel y le hizo caer sobre mí; pero el Señor me protegia. ¡Oh hijos mios! no temais á la muerte ni á las fieras; confiaos á la Providencia; ella está sobre todas las precauciones humanas.
Estas líneas dan una grande y exacta idea de aquel monarca, y demuestran los sentimientos de mo­ralidad que se hallaban en aquellas apartadas y frias regiones á cuyos habitantes se les ha querido confun­dir con las bestias de sus montes. Hoy que tan libera­lizada se encuentra la sociedad humana, que se hace tan ostentoso alarde de la generosidad de sentimien­tos, seria ensalzado el monarca que legara á sus hijos los consejos de Wladimiro
Las primeras lineas en que recomienda el amor á los hombres, servir de padre á los huérfanos, no im­poner la muerte ni aun al culpable, y ejercer la bene­ficencia, porque con ella, y no con los ayunos, ni con la soledad, ni con la vida monástica se consigue la vida eterna, bastan para demostrar que donde tales consejos se dan, y se propagan y se obedecen, no existen desconocidas esas sublimes dotes que elevan al hombre, forman la noble generosidad de sus sentimientos, y demuestran el estado de su ilustracion re­ligiosa.
Habrá ignorancia, fiereza en el carácter de sus ha­bitantes; pero la una la destruya el tiempo, y se dulcifica la otra con las creencias religiosas, si tienen por base á Jesucristo ó á su doctrina, siempre que sus al­teraciones no destruyan esa divina caridad que perso­nifica á nuestra religion.
Estos nobles sentimientos que poseia Wladimiro II, no eran, es cierto, los predominantes en la Rusia; pero evidenciaban lo que se habia adelantado en el cristia­nismo desde su establecimiento en el Norte por Wladimiro el Grande, que adquirió el trono asesinando á su hermano Yaropolk, que tambien se habia elevado por los mismos medios. Sus victorias luego hicieron cambiar el sobrenombre de fratricida por el de Gran­de. Conquistó la Rusia Roja, conocida actualmente por la Galitzia, y se apodero de la Livonia. Distinguióse al principio de su reinado por su escesiva ferocidad, y su aficion á los deleites, complaciéndose en tener a su disposicion mas de mil mugeres repartidas en Visgorod, en Bialgorod y en Berostow. El dió los primeros mártires á la Rusia, que son San Foedor y San Juan, padre é hijo, y él fué, en fin, quien introdu­jo el cristianismo, en lo cual tuvo una gran parte su madre Olga. Pero feroz tambien en este acto á que debiera inducir á sus subordinados, sino por la persuasion por el mandato al menos, ordeno recibir el bautismo so pena de perder la vida. Si no fuera una cosa buena, ni el príncipe ni los boyardos lo hubieran hecho, decian los súbditos demostrando asi su tranquila sumision ; y todos se bautizaron de una vez en el Dnieper. En algunos bageles que surcaban por las aguas iban sacerdotes echando las bendiciones, y Wladimiro al mismo tiempo de rodillas en la ribera invocaba la proteccion de Dios sobre sus nuevos hijos.
El cristianismo cambió sus costumbres hasta tal punto que se le oía decir: ¿Quién soy yo para condenar á los demas á muerte?
Wladimiro II, como hemos visto, habia compren­dido la verdadera doctrina de la religion y continuó la obra del antecesor de su nombre, muy destruida por las implacables guerras civiles que habia esperimentado la Rusia.
Este monarca fué el primero que usó el nombre de czar, que segun Voltaire proviene de los tzares o tchares del reino de Cazan; pero en el idioma slavo significa grande, si bien fué, como espresa Cantú, una corrupcion de César, que le dió el emperador griego juntamente con el de autócrata de los principados de Rusia. Otros historiadores suponen fué Ivan IV el pri­mero de los czares.
Uno y otro Wladimiro se ocuparon tambien en ha­cer progresar las artes, ya construyendo á Santa So­fia, ya haciendo otros edificios que se admiran, á la par de varios objetos, de los cuales reproducimos el trono de Wladimiro, en cuya lámina se representa, sino la perfeccion, porque las artes no tienen término, el adelanto en que se hallaban en cierto ramo.
La Rusia todavia no presentaba en definitiva ninguna forma de gobierno determinado: alli se mezclaba la feudalidad á la libertad municipal. Cuanto mas se ensanchaban los límites del reino, mas imposible era su gobierno; se aumentaban las ambiciones, se sus­citaban las guerras civiles, y el resultado de este caos fué la invasion de los tártaros ó mongoles —1223— y la pérdida de la independencia nacional de la Rusia.
Erigen ciudades, instalan gobiernos en medio de cada principado, establecen impuestos y se constitu­yen los señores feudales de los principes rusos.
Al cabo de cerca de trescientos años recobraron los rusos su nacionalidad. Basilio II Demetriowitsh, primogénito de Demetrio Donski, reunió cierto número de principados, y consiguió en 1396 una célebre victoria sobre los invasores, siendo poco despues ar­rojados de la Rusia.
Ivan III ocupa entonces el trono ruso, reconstitu­yendo la monarquía. Unió á Moscou varias poblacio­nes, y teniendo Ivan ese instinto del poder que le hacia preveer los sucesos, trató de conseguir la union de los partidos que en infinitas divisiones se destroza­ban, y al fin los reconcentra y los impele á combatir á los tártaros. Conquista despues á la gran Novogorod, y de triunfo en triunfo llega su poder hasta los mon­tes Ourales, dominando tambien la Siberia.
Ivan III murió en 1505: Basilio Ivanowitch, despues de librarse de un sobrino á quien su padre nombró heredero, asciende al trono, á ser el IV de los Basilios. Quiso hacerse reconocer rey de Polonia á la muerte de Alejandro; pero naufraga en esta tentativa.
Al morir en 1533 dejó engrandecido el imperio; y dícese que en su tiempo se hizo uso por primera vez de la artillería.
La memoria del anterior monarca es en el dia grata al pueblo ruso. Hizo recobrára su nacion parte de su dignidad perdida; se contuvieron algun tanto los crímenes y los escesos que se cometian en todas par­tes y merced á la religion cristiana y á la sabiduría del clero, que ni abusó de su poder ni de su riqueza, comenzaron á ponerse los cimientos para una gran monarquía nacional; pero se adelantaban poco ó mas bien se derruia al momento lo que se construia con trabajo.
Durante la invasion de los tártaros (Faltan algunas letras)

miércoles, junio 27, 2007

Viage ilustrado (Pág. 9)


Trono de Wladimiro



El desvan de la casa familiar esconde mil y un trastos inútiles pero entre ellos apareció hace unos días, cuando estuve un rato revolviendo en ellos, un viejo volumen descuajeringado y sin tapas, al cual faltan varias páginas, entre ellas las iniciales y finales. Se trata del Tomo II del "Viage ilustrado en las cinco partes del mundo" de la Tip. Mellado, de Madrid, fechado en 1852. 28 cm. 2 vol.: XLIII-615 págs., y 825, a dos columnas e ilustrado con grabados en el texto por Urrabieta, Benedicto y otros. La primera página conservada es la 9 (correspondiente a Rusia) que transcribo dejando su ortografía original.




cuerdos á la Rusia, é hizo que los Wladimiros sean nombrados con el respeto y la admiracion que engendraron sus grandes hechos.
Wladimir II, llamado el Monomaco, elegido por los habitantes de Kief en 1113, era de la dinastía de Ru­rik. Contiene los escesos que querian cometerse contra los judíos, dulcifica la suerte de los esclavos, salva á la Rusia de las guerras civiles que la destruyen, triunfa de los enemigos del esterior y deja al morir un documento tan notable, legándole como testamento a sus hijos, que su reproduccion, como dice muy bien Saint-Prosper, pertenece á la historia, porque arroja una viva luz sobre este príncipe y sus contemporáneos. «Mis queridos hijos, dice, alabad á Dios y amad á los hombres; porque no es el ayuno, ni la soledad, ni la vida monástica lo que os dará la vida eterna; es solo la beneficencia. Servid de padre á los huérfanos; juzgad vosotros mismos á las viudas, y no impongais la muerte al inocente ni al culpable, porque nada es mas sagrado que la vida y el alma de un cristiano. No os desvieis de los sacerdotes, tratadlos bien para que rueguen á Dios por vosotros; nunca violeis el juramento prestado sobre el crucifijo. Mis hermanos me han dicho: ayudadnos á destruir á los hijos de Rostilaf, y á apoderarnos de sus provincias ó renunciad á nuestra alianza; pero les he contestado que no podia olvidar que habia besado la cruz. Pensad en que el hombre debe estar siempre ocupado. Cuidad vosotros mismos vuestros negocios domésticos, y huid de la embriaguez y de la corrupcion. Amad á vuestras mu­geres, pero no las concedais ningun poder sobre vosotros. Procurad incesantemente el instruiros: sin salir de su palacio, hablaba mi padre cinco lenguas, cosa que los estrangeros admiran en nosotros. Sed vigilan­tes en la guerra, servid de ejemplo á vuestros soldados. No os entregueis al reposo sino despues de haber colocado vuestros centinelas...
«Cuando viajeis por vuestras provincias, no permitais que vuestro acompañamiento haga la menor injuria á los habitantes; y coma á vuestra costa el dueño de la casa en que os alojeis. Si esperimentais alguna indisposicion, prosternaos tres veces delante del Señor: que jamás os encuentre el sol en vuestro lecho. En los primeros albores de la mañana, mi padre y todos los hombres virtuosos que le rodeaban, obra­ban asi: glorificaban al Señor; sentábanse en seguida para deliberar ó para juzgar al pueblo, ó iban á caza, y dormian al medio dia, lo que Dios ha permitido al hombre como á las bestias y á las aves. En cuanto á mí estoy acostumbrado à hacer por mí mismo lo que podia mandar á mi servidor: en la noche como en el dia, en el estío como en el invierno, estaba en una contínua actividad; todo lo queria ver por mis ojos: jamás abandoné á los pobres ni á las viudas á las ve­jaciones de los poderosos: era un deber en mí inspeccionar las iglesias y las sagradas ceremonias de la religion, asi como la economía de mis bienes, de mis caballerizas, de mis buitres y de los halcones de mi montería. He hecho ochenta y tres campañas y espe­diones; he concluido diez y nueve tratados con los polovtkys, ó polacos; les he cogido ciento de sus prin­cipes, á quienes he devuelto la libertad; y he hecho morir á doscientos precipitándolos en los rios. Nadie ha viajado con mas rapidez que yo: partí una mañana de Tchernigof, y llegué á Kief antes de anochecer. (Faltan algunas letras) caidas de caballo he sufrido en mi juventud!
Me herian en los pies, en las manos, me rompia la cabeza contra los árboles; pero el Señor velaba sobre

Zeus


No sé por qué me resulta difícil desprenderme de este pequeño dibujo que, durante un tiempo, estuvo sujeto con chinchetas tras la puerta de mi habitación. No recuerdo quien lo hizo ni por qué lo guardé pero colocarlo en este pequeño rincón virtual le confiere una nueva vida.

sábado, marzo 31, 2007

HOUSE T-1 Cap. 02

HOUSE

Episodio 2: Paternidad

Amplia panorámica de un partido de lacrosse mientras el público anima a los jugadores. La cámara va mostrando las diversas jugadas que estos realizan.

ENTRENADOR: ¡A la derecha, a la derecha!
PUBLICO: ¡Vamos, chicos! ¡Vamos, vamos!
ENTRENADOR: ¡Vamos atrás, atrás, atrás!
PUBLICO: ¡Vamos! ¡Muy bien!
UN PADRE: ¡Muy bien hijo!
PUBLICO: ¡Así se juega!

La cámara va siguiendo las evoluciones de un jugador en el campo mientras muestra que éste tiene problemas de visión mostrando imágenes dobles. El público sigue animando a los jugadores hasta que el jugador choca violentamente con otro cayendo al suelo aturdido. El padre protesta.

PADRE: ¡Heeeh!
MADRE: Le han dado un golpe.
ESPECTADOR: ¿Qué ha pasado?

El entrenador se acerca al jugador caído que se le ve aturdido y sangrando.

ENTRENADOR: ¿Estás bien? ¡Dan, Dan! ¡Háblame! ¡Dan! ¡Dan! ¡Llamar a un médico!

Fin de la escena.

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Se inicia la entradilla presentado la serie y sus principales actores mientras se desarrolla la siguiente escena. House está en un consultorio sentado con los pies en la mesa leyendo una revista y con un chupa chups en la boca; sin avisar entra el doctor Wilson.

WILSON: ¡Hola!
HOUSE: ¡Cierra la puerta! ¡Ciérrala!

House mira hacia el exterior por si alguien está mirando mientras Wilson cierra la puerta.

WILSON: ¿Cuddy está en el vestíbulo agazapada?
HOUSE: Sabe que estoy aquí, en la clínica, como ordenó, pero no que estoy solo.
WILSON: La sala de espera está llena. ¿Cuánto tiempo vas a ignorarlos?
HOUSE: Me voy a las cuatro.

Wilson se mira el reloj.

WILSON: ¿Te escondes para evitar cinco minutos de trabajo?
HOUSE: Si salgo tendré que atender a un niño con mocos. Eso son 30 segundos de nariz y 25 minutos de madre angustiada que no se marchará hasta que no esté segura de que el nene sobrevivirá al catarro.
WILSON: ¡Siii! Los padres preocupados son una lata. Dile a Cuddy que hay un caso urgente y tienes que irte.

Mientras House se toma una pastilla.

HOUSE: Eso sería mentir.
WILSON: ¡Y estaría mal! Por suerte la definición de urgente es muy subjetiva.

Wilson abre la puerta para marcharse.

HOUSE: La definición de caso, no.

Al oír esto Wilson se detiene y vuelve a cerrar la puerta.

WILSON: ¿No tienes ningún caso? ¿No tienes ningún caso? ¿Tienes un equipo de médicos… especialistas a tu disposición cruzados de brazos?
HOUSE: Cameron contenta mis correos.
WILSON: Tiempo bien empleado. ¡Seguro! ¿Foreman y Chase?
HOUSE: Investigando.

Se ve a Cameron ante el ordenador, Foreman sentado y en actitud aburrida y Chase haciendo un crucigrama.

CHASE: Diez letras. ¿Insuficiencia de yodo infantil?
FOREMAN: Cretinismo.

Chase se sorprende al comprobar que Foreman ha aceptado la respuesta.

Fin de la escena

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Se ve a House por los pasillos dirigiéndose al mostrador de recepción donde entrega una carpeta mientras mira su reloj.

HOUSE: ¡Ahhh! ¡Bien! Cuatro y tres minutos, doctor House fichando. Por favor, anótelo.

En ese momento le aborda el padre del chico conmocionado

PADRE: ¿Doctor House?
HOUSE: Lo siento, he acabado. Hay más médicos que pueden atenderle.
PADRE: ¡Teníamos hora!
HOUSE: ¡Heee! ¿No me diga? Esto es solo para urgencias. No se da hora. Entras, firmas en la lista y un médico te atiende. ¡Pero hoy ya no!

La madre que está sentada cerca le da un papel al padre.

PADRE: Su carta dice que nos atendería usted.
HOUSE: No suelo escribir cartas.

El padre le muestra la carta a House mientras por el altavoz se hace una llamada.

ALTAVOZ: Dr. ¿? Tiene una llamada por la línea 3.

PADRE: ¡Mire!

Se repite la llamada por el altavoz.
House coge la carta y la mira. Dan y su padre se quedan mirando a House que da la impresión de quedarse cortado.

Fin de la escena.

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House que está con Cameron en su despacho sostiene la carta en la mano.

HOUSE: ¿Desde cuando mi firma parece la de una niña?
CAMERON: ¡Te… lo explicaré!
HOUSE: ¿Ves la G… el rabito que hace ahí? ¡No se parece a mi letra! ¡Es letra de imbécil! ¿Cuál es el diagnóstico de alguien que escribe como una niña de Primaria?
CAMERON: ¡Es imposible contactar contigo! Ni por teléfono, ni por correo,…
HOUSE: ¡La perseverancia no es ningún mérito! Cuándo quieras llamar mi atención ponte algo más alegre o hazte un piercing en el ombligo.
CAMERON: Dieciséis años. Ha empezado a ver doble y tiene terrores nocturnos sin causa aparente. Ha ido a dos neurólogos que…

House se queda un momento pensativo e interrumpe a la doctora.

HOUSE: ¿Terrores nocturnos? ¿Con grandes monstruos terroríficos?
CAMERON: ¡Sí!

Seguidamente House se levanta rápido cogiendo su bastón.

CAMERON: ¿Adonde vas?
HOUSE: ¡A ver a la familia!
CAMERON: ¿Vas a examinar a un paciente?
HOUSE: Normalmente no hay por qué hablar con un paciente pero terrores nocturnos a los dieciséis años es una buena razón para hablar con la familia. ¡Buen trabajo!

House sale de su despacho y finaliza la escena.

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Nueva escena en la que House examina a Dan en presencia de sus padres.

HOUSE: Los márgenes están bien. No hay lesiones. El color es bueno. ¿Desde cuando tienes esos terrores?
DANNY: Hace 15 días.
PADRE: Le asusta dormirse. ¡Está agotado. No sé cómo puede tenerse en pie!

House chasquea sus dedos ante los ojos de Danny

MADRE: ¿Para qué es eso?
HOUSE: ¡Para nada!... pero queda muy gracioso. Dime todos los nombres de animales que puedas con la letra B. ¡Vamos!

Danny se queda pensativo y tras unos segundos responde.

DANNY: ¿Bebé elefante?
HOUSE: ¡Bebé elefante¡ ¡Qué buena respuesta! La B era una burrada.
PADRE: ¿Y eso que le dice?
HOUSE: ¡Dos cosas! Que no hay daño neurológico y que su hijo no va a dedicarse a la zoología. En la adolescencia hay dos causas para los terrores nocturnos: estrés traumático… ¿Ha habido tiroteos en tu instituto?
DANNY: ¡No!
HOUSE: ¡Pués Dave!
CAMERON: ¡Dan!
HOUSE: Si no hay trauma la otra causa es… ¡el abuso sexual!

Tras una pausa por desconcierto de todos

HOUSE: ¿Dinos quien es? ¿Un profesor? ¿Un cariñoso vecinito? ¡Preguntaría si son ustedes... pero lo negarían!
PADRE: ¡Nunca hemos hecho daño a Danny!
HOUSE: Lo que yo decía, que lo negaría. Esta falta de respuesta es síntoma del abuso sexual…
DANNY: ¡No, no es eso! ¡Vale! ¡Se lo juro!... Fue un trauma, recibí un golpe en la cabeza en un partido de lacrosse.
HUOSE: Dirigiéndose a Cameron. ¿Sabías que se había golpeado?
CAMERON: No lo mencionaron.
HOUSE: ¡Ya! ¿Para qué?

House, molesto, sale de la consulta y detrás el padre de Danny.

PADRE: ¡No, no, no! ¡Espere! Le llevamos a urgencias después y le hicieron un escáner. ¡Pruebas… y estaba bien! No había conmoción. Tiene que ser…
HOUSE: Vienen a que les dé mi opinión y cuestionan mi diagnóstico. ¡Joder! ¡La cagaron en urgencias, tiene una conmoción!
DANNY: Veía doble antes del golpe.
HOUSE: ¡Ahhh! ¡Eso lo cambia todo! ¡Necesitas gafas! Por eso veías doble, por eso te diste el golpe, por eso tienes la conmoción y terrores nocturnos. ¡Anda a molestar a un oftalmólogo, no a mí!

House se va y tras él Cameron

CAMERON: ¿Has disfrutado? Te traigo un caso interesante y me lo tiras a la cara sólo para humillarme.
HOUSE: ¿Eres hija única, verdad?
CAMERON: ¿Por qué lo dices?
HOUSE: Porque todo gira a tu alrededor. Esto puede parecerte polémico pero creo que el abuso sexual es muy malo. Quería saber si se lo estaba beneficiándose papá o mamá, el resto ha sido… un adorno.

Mientras House habla con Cameron observa a Danny, que está en una habitación contigua, como mueve una pierna de forma involuntaria.

CAMERON: No soy hija única.
HOUSE: ¡Interesante!
CAMERON: ¿Qué?

House se dirige a Danny que está con sus padres.

HOUSE: ¡No te muevas! ¿Te he aburrido antes?
DANNY: ¡Eh! ¡Eh! ¡No, no! ¡Qué va!
HOUSE: ¿Estás cansado?
DANNY: A veces.
PADRE: No duerme nunca. ¡Claro que lo está!
HOUSE: ¿Ahora mismo cómo estás? ¿Estás cansado? El tic de la pierna… ¿lo has notado?
DANNY: No me duele.
PADRE: Le tiembla la pierna. No veo que tiene que ver…
HOUSE: Se llama sacudida mioclónica. Es normal cuando vas a dormirte. El ritmo respiratorio baja y el cerebro lo interpreta como la muerte del cuerpo y le envia un pulso para despertarle…
PADRE: ¿Y?
HOUSE: ¡Qué no está dormido, está despierto!

House se vuelve para marcharse mientras le dice a Cameron.

HOUSE: ¡Ingrésalo!

Fin de la escena

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Nueva escena en el despacho de House que está reunido con su equipo. Cameron está escribiendo los síntomas de Danny en una pizarra.

HOUSE: Reconozco esa G con el rabito.
Dirigiéndose a Foreman: ¡Bueno! ¿Qué te parecen los espasmos?
FOREMAN: No me gustan. El cerebro casi no controla el cuerpo. Lo hace enfocar a los ojos. No regula las pautas de sueño ni los musculos.
HOUSE: Un transtorno motor o una enfermedad degenerativa. Este chico recogerá su diploma con un pañal y en silla de rueda.
CHASE: Puede no ser para tanto. Una infección…
HOUSE: Los leucocitos están bien. No hay fiebre. Y este diagnóstico diferencial no podría estar cojo por faltarnos un historial familiar exacto.
CAMERON: El historial familiar es exacto.
HOUSE: No has acertado ni con los progenitores. El padre no es el padre.
CHASE: ¿Por qué lo dices?
HOUSE: El 30% de los padres no saben que están criando al hijo de otro.
FOREMAN: ¡Bah! He leído que la paternidad falsa no pasa del 10%
HOUSE: ¡Esa es la versión de las madres!
CAMERON: Y si se lo pegaran los padres ya estarán muertos ¿Podemos seguir con el diagnóstico diferencial?
HOUSE: Dirigiéndose a Foreman ¿Van 50 pavos?
FOREMAN: ¡De acuerdo, amigo!
HOUSE: ¿Has dudado? ¡Tranquilo, el que te robaba por la noche era papá!
FOREMAN: ¡Me juego 100!

House le hace un gesto de aceptar el reto

CAMERON: ¿Y leucoencefalopatía? ¿En un adolescente?
CHASE: ¡Vamos a ver! No tiene por qué ser tan grave. Aparte de los terrores nocturnos podría ser sistémico: el higado, los riñones, fuera del cerebro…
HOUSE: ¡Sí! Aparta los síntomas que quieras, eso facilita el trabajo.
CHASE: Los terrores son anecdóticos, podrían ser pesadillas.
CAMERON: ¡No! Los padres dicen que estaba consciente y que luego no se acordaba. Es un terror nocturno.
CHASE: ¿Los padres, dices?
HOUSE: ¡Bien dicho!

Chase mira arrogantemente ganadora a Cameron tras escuchar a House.

HOUSE: Antes de condenar a este chico consideraremos el escepticismo del doctor Chase, quiero un polisomnógrafo. Si tiene terrores nocturnos, quiero verlos.

Fin de la escena. Vista nocturna y aérea del Hospital.

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Nueva escena en la que Foreman observa el sueño de Danny en un monitor y el Dr. House, conduciendo un carrito con instrumental médico, entra en la habitación en la que Danny se agita despierto y angustiado en la cama a la que está atado.

DANNY: No me muevo durante los terrores nocturnos.
HOUSE: No te sujeto por eso. El electro muestra anomalías en el cerebro que han dañado algunos nervios de los dedos grados de los pies.

Mientras se pone unos guantes de latex y toca un dedo gordo de un pie de Danny que lo retira rápidamente.

DANNY: ¿Qué está haciendo?
HOUSE: ¡Arreglarlo!
DANNY: ¿Puedo hablar con mis padres?
HOUSE: ¡Oh! Ya están al corriente.
DANNY: ¡Quiero verlos!

Mientras se vé que House pinta con un rotulador un círculo en torno a un dedo gordo de Danny y coje una cizalla para seccionar el dedo.

DANNY: ¡Por dios! ¡Quiero ver a mis padres!
HOUSE: Esto te va a doler.
DANNY: ¡Dios! ¡Ahhhh!

House muestra en su cara el esfuerzo que hace al cortar el dedo mientras Danny grita de dolor y se convulsiona en la cama.

Fin de la escena.

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La nueva escena continua en la habitación de Danny que duerme mientras los doctores Chase y Foreman controlan su estado y no se muestra el pie cuyo dedo ha sido cortado.

CHASE: Es terror nocturno.

Fin de la escena.

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Nueva escena que se inicia haciendo una resonancia magnética a Danny y tras estas imágenes House y su equipo estudian los resultados.

FOREMAN: Le hemos hecho todas las pruebas, hasta una radiografía de pecho. Los resultados son normales, nada explica los síntomas.
HOUSE: Está bien. Supongamos que hay algo y partamos de ahí. ¿Quién vé algo en esta IRM? (Resonancia Nuclear Magnética)

Se acercan para ver la placa.

CAMERON: Nada en la materia blanca.
FOREMAN: Sin anomalías estructurales.
CAMERON: Ni tampoco tumores.
HOUSE: Es un adolescente, así que debería tener un cerebro inmaculado. Lo más mínimo es anormal.
CHASE: Engrosamiento de las meninges. Una meningitis vírica.
HOUSE: ¡Excelente! ¿Veís lo que ha hecho? Ha intuído que hay algún problema neurológico y no ha tenido miedo en seguir la pista.
FOREMAN: ¡No hay indicios de meningitis en la IRM!
HOUSE: No, no la hay. Se ha equivocado.
CAMERON: ¡Bah! ¿Entonces de qué pista hablas?
HOUSE: Sabía que había visto algo en la IRM. Dedujo que tiene que haber algo y se tiró a la piscina. Hábil… pero estúpido.
CHASE: ¿Y qué has visto?
HOUSE: Concetraros en el cuerpo calloso.

Los tres vuelven a mirar la placa.

CHASE: ¡Parece normal!
HOUSE: ¿Todos miramos lo mismo? Doscientos millones de fibras nerviosas interhemisféricas, un enorme puente entre el lado derecho y el izquierdo. ¡Es sutil!

Aparecen detalles de la placa que muestra porciones del cerebro de Danny.

CHASE: Está doblado. ¡Ahí! Un arco hacia arriba.
HOUSE: ¿Es una suposición?
CHASE: ¡Sí!
HOUSE: ¡Muy mal! ¡Tienes razón!
FOREMAN: ¡Se habrá movido! ¡Nadie se queda inmovil durante toda la IRM!
HOUSE: Sí, a lo mejor se cansó y se dijo: “Voy a poner mi hemisferio un poco más cómodo”.
CAMERON: ¡Je,je!
HOUSE: ¡Algo lo empuja!
FOREMAN: Si es un arco podría ser un tumor.
HOUSE: ¿Veís algún tumor en la IRM?
FOREMAN: ¡No! Y tampoco veo un arco.
HOUSE: No hay tumor. Sólo un bloqueo que presiona y provoca los síntomas: hoy terrores, mañana… hemorragias oculares. Hazle un cisternograma con radionúclidos y veremos el bloqueo.

Fin de la escena

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Nueva escena en la que se vé cómo le hacen una punción lumbar a Danny mientras es sujetado por su padre.

PADRE: ¡Calma! ¡Tranquilo! ¡Tranquilo! ¡Tranquilo, hijo! ¡Quieto!
FOREMAN: Estoy inyectando un material que va marcado con un radioisótopo. Entrará por la columna e irá hasta el cerebro. Provocará pensamientos profundos. ¡Te vas a poner a cien por hora!
PADRE: ¡Tranquilo!

Foreman observa los labios de padre e hijo, así como también sus ojos que la cámara muestra y se percibe que son de diferentes color pero ambos tienen la misma mancha.

Fin de la escena

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Nueva escena en la que aparecen Chase y Foreman.

FOREMAN: Los del chico son azules pero la mancha es igual. La posibilidad de que sean familia es del 90%.
CHASE: ¡No, House no te pagará solo con eso!
FOREMAN: ¡Bah! ¿Qué excusa les ponemos para hacerles una prueba de ADN?
CHASE: Que tiene la Correa de Hangtinton y que tienen que hacersela porque es mortal.
FOREMAN: ¡Je, je, je!

Foreman se queda serio porque entra House

FOREMAN: ¡Hola! Hay un gran bloqueo.
CHASE: Le he dado hora para cirugía. Le operaremos en uno de los ventrículos para sacar el líquido cefaloraquídeo.
FOREMAN: Sin presión volverá a la normalidad.
HOUSE: ¡Tiene suerte de que seaís sus médicos!

Fin de la escena.

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Nueva escena en un consultorio en la que House atiende a un bebé que está con su madre.

MADRE: ¡Je, je! Sin leche en polvo. Solo lechecita de la tetita de mamá.
HOUSE: ¡Ñan, ñan!
MADRE: Se le ha hinchado la cara durante la noche.

House toca la frente de la niña y consulta un informe.

HOUSE: No hay fiebre, glandulas normales,… se le han pasado las vacunas.
MADRE: ¡No la estoy vacunando!

La madre se pone a jugar con la niña con una ranita de trapo mientras la niña rie feliz.

MADRE: ¡Rroo, rroo! ¡Je, je!

House se queda pensativo.

HOUSE: ¿Y eso por qué?

MADRE: Creo que las compañías farmaciaúticas multinacionales quieren vendermelas como si sirvieran para algo.
HOUSE: ¿Puedo?
MADRE: ¡Claro!

House le pide a la madre la rana de trapo y se pone a jugar con la niña

HOUSE: ¡Bruere, bruere, bruere!

House mira la rana diciendo

HOUSE: Todo natural, sin colorantes. ¡Buen negocio! ¡Juguetes infantiles naturales! La compañias de juguetes no suben arbitrariamente los precios. No mienten sobre cuánto se gastan en I+D. El peor crimen del que se les puede acusar es de producir ranitas aburridas.

La madre se rie y House sigue jugando con la niña

HOUSE: ¿Sabe cual es otro un buen negocio? El de ataudes chiquititos para bebés. Los tienes en verde rana, rojo semáforo. ¡En serio!

La madre se queda seria y House continua hablando

HOUSE: Los anticuerpos de la lechecita de mamá solo protejen al bebé durante seis meses por eso estas grandes compañías están extorsionándonos, creen que vamos a darles lo quieran para impedir que nuestros hijos mueran. ¡Pero usted probará que se equivocan! Si unos cientos de padres decidieran que prefieren que su hijo se muera a retractarse y pagar por una vacuna, creáme, los precios se desplomarían.

House sigue jugando con la niña. La madre se queda preocupada.

MADRE: ¿Dígame que tiene?
HOUSE: ¡Un catarro!

Fin de la escena

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Nueva escena con el Dr. House y su equipo discutiendo el caso de Danny

CAMERON: Hay un problema.
HOUSE: ¿Complicaciones quirúrgicas?
FOREMAN: ¡No! Ya está en la U.V.I. Pero sacamos una muestra de L.C.R. y la analizamos.
HOUSE: ¡Qué bien!
FOREMAN: El arco no era la causa de su enfermedad sino un síntoma.
CHASE: Bandas oligoclonales y aumento de la I.g.C. intratecal.
HOUSE: Esclerosis múltiple. ¿Por qué hacen falta tres personas para decirmelo?
CAMERON: Porque no todos estamos de acuerdo de que lo sea.
CHASE: No hay lesiones en la I.R.N.
FOREMAN: A lo mejor la tiene hace solo… dos semanas.
CAMERON: El Criterio MacDonnal establece seis meses para un diagnóstico…
HOUSE: ¡A quién le importa MacPherson! ¡Dicen que torturaba gatitos!
FOREMAN: ¡MacDonnal!
HOUSE: ¡Oh, MacDonnal! Un médico muy amante de los gatitos.
FOREMAN: El P.E.V. indica ralentización cerebral.
CAMERON: Pero sin las lesiones no estamos seguros.
HOUSE: Si es eso ha pasado de cero a sesenta en tres semanas. Una esclerosis múltiple terrorífica. No la buena, con globos y carreras de inválidos en sillas de ruedas…
CAMERON: Deberíamos esperar hasta qué…
HOUSE: Si le tratamos ya puede que ande un par de años más y que viva otros cinco. Hablar con la familia. Me voy a casa.

Fin de la escena

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Nueva escena en la que Chase habla con Danny y sus padres.

CHASE: Tardaremos meses en darte un diagnóstico definitivo.
DANNY: ¿Qué me va a pasar?
CHASE: La esclerosis múltiple es muy variable, si es que es esclerosis, que no estamos seguros.
PADRE: ¿Pero y si lo fuera?
CHASE: Podemos medicarle para controlar los sintomas pero según la enfermedad avanza los problemas se agravan bastante. Disfunción intestinal y de la vejiga, dolor, disfunción cognitiva,…
DANNY: ¿Me va a doler?
CHASE: El cerebro es como un gran conjunto de cables. La esclerosis los pela y los nervios mueren. El cerebro lo interpreta como dolor pero empezando un tratamiento evitamos eso el mayor tiempo posible. Estamos consultando a un par de especialistas y hasta que te pasa, te quedaras. ¿Vale?

Danny se queda pensativo y finaliza la escena.

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Nueva escena en los pasillos del Hospital en donde una auxiliar esta distribuyendo las bandejas de la cena por las habitaciones mientras por megafonía se escucha un mensaje.

ALTAVOZ: Dr. Sander, acuda a la Sala de Urgencias Nº 2. Dr. Sander, Sala de Urgencias Nº 2.

La auxiliar al entrar en la habitación de Danny comprueba que la cama está vacia y da aviso en Recepción.

Fin de la escena

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Nueva escena en la que el equipo de House busca a Danny por todo el Hospital.

CAMERON: Seguridad ha comprobado las grabaciones del exterior. Tiene que seguir en el Hospital.
FOREMAN: ¿Dónde está Chase?
CAMERON: Planta Principal.
FOREMAN: ¡Vale! Busca en la Cafetería y Administración. Yo voy al Anexo e iré hacia ti.

Aparecen diversas imágenes mostrando al equipo de House buscando a Danny por diversas dependencias del Hospital.

Fin de la escena.

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Nueva escena que se inicia con House descansando mientras vé la televisión y suena el teléfono. Por la tele se oye:

MUJER: Doctor hemos estado a punto de perder al paciente
DOCTOR: Si, ya lo sé. Es que estoy un poco cansado…

House deja que suene el teléfono mientras consulta su reloj mientras aparecen imágenes de Chase buscando a Danny. Continua la escena de House en casa y sonando su teléfono y televisión.

MUJER: Váyase a casa. Puede que mate a alguien…

Y se escucha el contestador de House que no ha cogido el teléfono.

CONTESTADOR: No estoy. Deja un mensaje.

House se incorpora del sofá y finaliza la escena.

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Nueva escena que se inicia con la llegada de House al Hospital donde coincide con Cuddy en la entrada.

HOUSE: ¿Doctora Cuddy, vaya modelito?
CUDDY: ¿Has vuelto para ver a un paciente?
HOUSE: ¡No! ¡A una puta! Le da más morbo aquí que en casa.

Fin de la escena

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Nueva escena con la llegada de House en ascensor a la planta.

FOREMAN: ¡Doctor House! ¡Dan ha desaparecido!
HOUSE: Ya, eso decía el mensaje. Y que viniera enseguida.
FOREMAN: No debería moverse después de una punción.
HOUSE: Ya lo creo, le va a doler la cabeza. Opinaría lo mismo si me lo hubieras consultado mañana.
FOREMAN: Queríamos mantenerte informado. Ha sido un golpe muy duro para él.
HOUSE: ¡Bah! No es un nene que se ha perdido en el supermercado. ¡Tiene dieciséis años! ¡Lo encontrareis! ¡Me voy a casa!
FOREMAN: ¿Cuándo dices “llamar si me necesitáis” a qué te refieres?
HOUSE: ¡A que me llaméis si puedo hacer algo! No me gusta cazar pacientes, ni tampoco quedarme sentado sin hacer nada.
FOREMAN: ¿Y sus padres? ¿Les llamamos?
HOUSE: ¿Por qué? ¿Crees que lo esconden? Asegúrate de que miren en la azotea. Los que suben a echarse un cigarrito suelen dejarse la puerta abierta.

House entra en el ascensor y se va.

Fin de la escena.

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Nueva escena que se inicia con Foreman y Cameron que suben corriendo hacia la azotea hasta llegar a la puerta de acceso.

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Nueva escena en la que aparece Danny en camisón en medio del césped de un campo de deportes y mirando confuso en torno a él. Aparece Chase acercándose a Danny.

CHASE: ¡Dan! ¿Estás bien?

Danny sigue confuso mirando alrededor de él sin prestar atención a Chase.

CHASE: Hay tratamientos experimentales. Están investigando. ¡Quién sabe lo que habrán descubierto dentro un año!
DANNY: Aquí se me cayó la pelota.

El Dr. Chase aparece en medio de la noche en la azotea del Hospital

CHASE: ¡No Dan, estamos en la azotea del Hospital!

Danny sigue confuso y mirando en torno a él, en actitud de llevar entre las manos el stick de lacrosse y situado al borde del la azotea.

CHASE: ¡Dan! ¡Dan! ¡No estás en el campo!

Se muestra que Dan está al borde de la azotea y cerca de él Chase, Cameron y Foreman.

CAMERON: ¡No sabe donde está!
CHASE: ¡Dan!

Chase se percata que la intención de Danny es saltar de la azotea y llama a Foreman haciéndole un leve gesto para que se aproxime a Danny.

CHASE: ¡Foreman!

Se ve el rostro angustioso de Cameron mientras Chase sigue llamando a Danny.

CHASE: ¡Dan!

Danny se dirige hacia el borde de la azotea…

CAMERON: ¡Daaan!
FOREMAN: ¡Nooo!
CAMERON: ¡Daan!

…y es sujetado de forma rápida por Foreman. Fin de la escena.

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Nueva escena que se inicia con House volviendo al Hospital a la mañana siguiente y esperando a un ascensor cuando aparece Foreman que se va a casa.

HOUSE: ¡Doctor Foreman!

Foreman al ver a House se le cae el alma al suelo presintiendo más trabajo.

HOUSE: Deduzco que lo encontrasteis.
FOREMAN: Casi salta de la azotea.
HOUSE: ¿Suicidio?
FOREMAN: ¡No! Creía que estaba en el campo de lacrosse. Bueno, voy a casa a ducharme, a cambiarme,…
HOUSE: ¿Consciente?
FOREMAN: ¡Sí!
HOUSE: ¿Cómo le convencisteis?
FOREMAN: Chase tuvo que placarle.
HOUSE: ¿Cómo no lo hiciste tú?
FOREMAN: ¡Pchee! ¡Hombre, soy negro pero bwana estaba más cerca!

En ese momento llega el ascensor y oyéndose por megafonía:

ALTAVOZ: Los familiares del señor López tienen una llamada por la línea 5.
HOUSE: ¡Vamos, sube conmigo!
FOREMAN: ¡Ooooh!

Foreman ve confirmado sus temores y se resigna, subiendo con House al ascensor.
Fin de la escena.

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Nueva escena en la que House y Foreman se reúnen con Cameron y Chase para estudiar el caso de Danny.

HOUSE: ¿Le habéis dicho a la familia que el nene casi se espachurra? ¡Les va a encantar!

House se acerca a la cafetera para servirse un café.

CAMERON: ¡No nos van a demandar! Pero solo porque Chase se lo ha pedido.
HOUSE: ¿Por qué todo el mundo piensa siempre que estoy siendo sarcástico? ¡Son buenas noticias! ¡No tiene esclerosis! ¡Los padres encantados, o sea la madre, el padre vaya usted a saber quien es!

Mientras tanto House se prepara un café.

FOREMAN: ¿Por qué no tiene esclerosis?
HOUSE: ¡Creía que estaba en el campo de lacrosse, consciente! No era terror nocturno. ¿Quieres más de esto? Le dice a Foreman.
FOREMAN: Sorprendido por el ofrecimiento contesta. ¡Sí! ¡Gracias!
HOUSE: Estaba en un estado agudo de confusión. No encaja con una enfermedad que destruye la mielina.
FOREMAN: ¿Pero las bandas oligoclonales?
HOUSE: ¡Están ahí! Pero indican algo distinto. Así que ¿qué será?
CHASE: ¿Qué el sistema inmunológico funciona?
HOUSE: ¡Sí! Tiene una infección en el cerebro.
CAMERRON: ¿Y algo de sexo?
HOUSE: ¡Pues podría ser complicado, cariño! Trabajamos juntos, soy mayor que tú. ¿No te dará morbo?

Cortada y ofendida Cameron contesta,

CAMERON: ¡Puede que sea neurosífilis!
HOUSE: ¡Jaa! ¿Te escapaste, eh? Le reprocha House divertido.

El Dr. Chase mira divertido a la cortada Cameron

CHASE: El R.P.R. dio negativo.
HOUSE: No necesitamos pruebas para confirmarlo.
FOREMAN: No hicieron falta para la esclerosis múltiple.
HOUSE: ¡Está bien! ¿Esperamos a que hagas pruebas con 1400 virus mientras su cerebro se hace papilla?
FOREMAN: Entonces que no sea esclerosis múltiple… no es tan buena noticia.
HOUSE: Si es neurosífilis, la probabilidad de error del análisis de R.P.R. es del 30%. La de que un adolescente se esté poniendo morado de meter debe de ser de 120.
CAMERON: Le inyectaré penicilina.
HOUSE: ¡Sí! Pero hay poco tiempo, así que inyéctasela directamente en el cerebro por la columna.
FOREMAN: No puedes aumentar la presión intracraneal con algo tan denso como la penicilina. Podría producir una hernia en la médula oblonga y lo mataría. Ningún neurólogo en su sano juicio lo recomendaría.
HOUSE: ¡Que levante la mano quien crea que estoy loco! ¡Y quien crea que se me ha pasado este básico detalle neurológico! ¡Quien crea que hay otra opción!

Chase levanta la mano lo que hace suponer que tiene una opción.

HOUSE: ¿Cuál es la otra opción?
CHASE: ¡Ni idea! ¡Sólo has preguntado si pensaba que había otra!
FOREMAN: ¡Bah! Si le ponemos un derivativo, no aumentará la presión. Podemos meterle tanta penicilina como queramos.
HOUSE: ¡Excelente! Inyectársela con una punción lumbar.

Fin de la escena.

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Nueva escena que se inicia en la habitación de Danny que está con su padre y Foreman para hacerle una punción lumbar, mientras su madre espera fuera.

FOREMAN: Tenemos que hacerte esto dos veces al día durante dos semanas.
DANNY: Estoy listo.
PADRE: ¿Podría tener sífilis sin haber practicado el sexo?
FOREMAN: Es… raro, pero sí, es posible. ¡Relájate!

La escena acaba mostrando el dolor de la madre al ver lo que le hacen a su hijo.

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Nueva escena en un consultorio donde House atiende a una paciente que enseña una herida infectada en una rodilla.

HOUSE: ¡Ufff! ¡Está infectado! Y tiene un gran agujero como si se hubiera clavado un clavo para librar la presión.
PACIENTE: ¡Yo nunca lo haría!
HUOSE: Aunque la herida no es cilíndrica sino más bien triangular así que… no es un clavo. ¿Un cuchillo?
PACIENTE: La lima de mi señora.
HOUSE: La lima de uñas. Pchaa! El dolor le hace a uno cometer estupideces.

House saca su bote de pastillas de vicodina y se toma una.

HOUSE: ¿Quiere un calmante?
PACIENTE: ¡Bueno!

House le da una pastilla al paciente y seguido él se toma otra.

HOUSE: ¡Salud! ¿Tiene familia aquí, en Princeton?
PACIENTE: ¡No!
HOUSE: ¿Ha venido por trabajo?
PACIENTE: ¡No! ¿Por qué me…?
HOUSE: ¿Le duele el pene?
PACIENTE: ¡Nooo! ¡Qué! ¿Debería?
HOUSE: ¡No! Me ha parecido bien hacerle una pregunta inoportuna. Para cuando me demande.
PACIENTE: ¿Por qué iba a demandarle? ¡Vengo a que me cure!
HOUSE: Es de Maplewood, Nueva Jersey. ¡No!
PACIENTE: ¡Sí!
HOUSE: ¿Y por qué conduce 100 kilómetros para tratarse algo que un niño de nueve años podría diagnosticar? ¡Es el chorrillo de pus lo que le delata!
PACIENTE: Pasaba por aquí y…
HOUSE: ¡Ni por familia ni por trabajo! Ha conducido 100 kilómetros para venir a una clínica que no da hora. Ha pasado de largo dos excelentes hospitales, o sea, que tiene un problema con ellos o ellos con usted. Para mí que ha demandado a tantos médicos en Maplewood que nadie quiere atenderle. ¡Qué ironía! Es como el niño que demandó al lobo. ¡Creo que tenemos un médico que se apellida Lobo! ¿Sería perfecto, verdad? ¡Le voy a llamar al busca!

House coge el teléfono para llamar al supuesto Dr. Lobo.

PACIENTE: ¡Mire, déjelo, gracias¡ Buscaré otro médico que me atienda.
HOUSE: ¡Hombre, ya le atiendo yo! Le saco el pus, hacemos unos análisis y luego…
PACIENTE: ¿Y eso por qué?
HOUSE: ¡Soy una persona humana!

Fin de la escena.

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Nueva escena que se inicia con House y Wilson saliendo del ascensor.

WILSON: ¿Y le has atendido?
HOUSE: Solo sé que ha demandado a unos médicos. ¡Sabes Dios si no se lo merecía!

House se percata que se acerca la directora y cambia de conversación, disimulando que no ha visto a Cuddy.

HOUSE: Llevaba una faldita de tenis, ¡mira se me puso la po…! ¡Huuy! La directora, no te había visto. ¡Qué corte!
CUDDY: ¿Qué tal tu puta?
HOUSE: ¡Ah! Me alegra que me hagas esa pregunta. Iba para directora de un hospital pero le dio un repelús y prefirió meterse a puta.
CUDDY: Estaba en la azotea.
HOUSE: No se te escapa nada. ¡Eh!
CUDDY: ¿Lo saben los padres?
HOUSE: A su debido tiempo.
CUDDY: ¿No hay por ahí una apuesta sobre si el padre es el padre?
HOUSE: Ese no es mi estilo.
WILSON: Lo es, pero no implica que seas culpable.
HOUSE: ¿Tú crees?
CUDDY: He visto al padre abajo. Yo apostaría que si es el padre.
HOUSE: Conozco a un tipo que te aceptaría 50 pavos.
CUDDY: ¡Bien! Dile que si gano irás a un simposio de la Facultad y te podrás corbata.
HOUSE: Y si yo gano estaré una semana sin clínica.
CUDDY: Mi amigo llamará al tuyo.

House se queda un tanto cortado y Cuddy se va.

WILSON: Hace muy bien su trabajo.

Fin de la escena.

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Nueva escena que se inicia con Chase haciendo una punción lumbar a Danny mientras Cameron le sujeta para que no se mueva.

CHASE: El tratamiento te hará efecto pronto. ¿Dinos si te empieza a resultar más fácil concentrarte, recordar cosas…?

Chase se percata que Danny tiene su cara cerca del escote de Cameron mientras ésta le sujeta y es pinchado.

CHASE: ¡Eh Dan! ¿A que es bonito el collar de la doctora Cameron? ¿A que es sudamericano?

CAMERON: ¡Sí, de Guatemala!

Cameron sorprendida comprueba que enseña su canalillo a Danny y éste pícaramente sonríe.

DANNY: ¡Sí, mola mucho!

Cameron reprochándoselo a Chase dice:

CAMERON: ¡Muy amable!

Chase le contesta de forma irónica.

CHASE: ¡El chico sufre!
CAMERON: ¡Ja!

Comienza a escucharse una voz en off que reproduce lo que oye Danny en su cabeza.

VOZ: No te resistas. Deja que suceda.

A las que Danny contesta de forma ida.

DANNY: ¡No!
CHASE: ¿No qué? ¡Dan! ¿Estás bien?
CAMERON: ¡Dan!

Mientras se escuchan las voces interiores y Danny sufre convulsiones.

VOCES: Terrores nocturnos.

Danny se convulsiona mientras se oyen las voces de fondo.

CAMERON: Está oyendo voces.

VOCES: ¡Despídete de tu madre y de tu padre! Dan se va a morir. ¡Se acabó! Dan se va a morir. Eres hombre muerto.

CHASE: Ponle dos miligramos de Akabam en vena.
CAMERON: ¡Vamos, Dan!

De repente Danny chilla:

DANNY: ¡Salir de mi cabeza!

Fin de la escena.

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Nueva escena que comienza con el equipo de House reunido.

CAMERON: Las alucinaciones indican mayor degeneración.
FOREMAN: La penicilina no funciona.
HOUSE: O nos han dado un lote en mal estado o nuestro diagnóstico es incorrecto. ¡Volvemos a empezar!

House se levanta y escribe una serie de letras (M-I-D-N-I-T) en la pizarra

HOUSE: M-I-D-N-I-T
FOREMAN: Los PHF, BUN y la creatinina son normales. Diabetes no, GAP tampoco.
HOUSE: Tachamos metabólico. House tacha la M.

CAMERON: Descarta la vasculitis.
HOUSE: I de inflamación. HOUSE tacha a I.

CHASE: Demasiado joven para algo degenerativo.
HOUSE: D nada. House tacha la D.

HOUSE: N de neoplásico.
CHASE: La IRM no mostraba nada. House tacha la N.

HOUSE: I de inflamación.
CAMERON: Esa ya está.
HOUSE: Es estúpido tener dos I nemotécnicas.
FOREMAN: Infección.
CAMERON: ¿Y las bandas oligoclonales?
FOREMAN: No hay fiebre. Los leucocitos están altos pero en el margen.
CHASE: Hemos hecho pruebas para todo lo posible. Todo negativo.
CAMERON: El TC descartó algo subtural.

House ha tachado la segunda I.

HOUSE: Trauma. Demasiado tarde. House tacha la T.

Se quedan todos pensativos.

HOUSE: ¿Sabéis que pasa? M-I-D-N-I-T tiene además una G y una H. Tenemos que averiguar que representan esas letras. Es un cerebro enfermo. Se divierte… torturándole, hablándole,… y asustándole.

Tras una leve pausa…

HOUSE: Electrocardiograma. Micrófonos esofagiales izquierdo y derecho. Si esa cosa quiere hablar… ¡escuchémosla!

El equipo se levanta para seguir con las pruebas y finaliza la escena.

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Nueva escena con House y Wilson hablando en una terraza de un bar mientras toman algo.

HOUSE: Se nos está pasando algo. ¡Hay que joderse!
WILSON: ¡Por eso se te ocurrió lo del cerebro hablando con el virus!
HOUSE: Me acojoné ¿Vale? Sonaba bien. Se lo tragaron.

En ese momento Hause ve que pasan los padres de Danny por la terraza
del bar con una bandeja donde han comido algo. Ellos también lo ven sentado con Wilson.

HOUSE: ¡Oh! ¡Mierda! Otra razón por la que rehuyo a los pacientes es que si no te conocen no te pueden gritar. ¡Allá vamos!

Se acercan los padres de Danny a la mesa que comparten House y Wilson, dejando la bandeja sobre ésta.

MADRE: ¿Cómo puede estar ahí sentado?
HOUSE: Es más cómodo que comer de pie.
PADRE: ¡Nuestro hijo se muere… y a usted le da igual! ¡Estamos hechos polvo y usted no hace nada!
HOUSE: ¡Lo siento, tienen que desahogarse! Lo entiendo.
PADRE: No sea condescendiente. No ha ido ni una vez a verlo.
HOUSE: Su tensión es de 11 / 7. Derivativo está… bien situado en el ventrículo derecho. El electro muestra un QRR normal con inversiones de onda profunda por las extremidades y dos cables derivativos precordiales. Los PCH son elevados. ¡Ah, sí! Y oye voces.

Los padres se quedan cortados al comprobar que House tiene controlada la situación.

HOUSE: ¡Vayan y denle ánimos!... Yo me llevaré su bandeja.

El padre asiente y conduciendo a su mujer dice:

PADRE: ¡Vamos!

Cuando los padres se van, House mirando los vasos de los padres en la bandeja, se dirige irónico a Wilson.

HOUSE: ¿Tienes bolsitas de muestras por ahí?
WILSON: ¡No puede ser! ¿Vas hacerles un análisis de ADN?
HOUSE: Sé que no es muy elegante. Su hijo está mortalmente enfermo pero que si no estoy ocupado con chorradas como ésta, a lo mejor me da por llorar.

Mientras coge los vasos con un par de servilletas de papel.

WILSON: ¡Eres gilipollas!
HOUSE: ¡Sí! ¿Quieres doblar la apuesta?
WILSON: ¡Bah!

Fin de la escena.

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Nueva escena en la que Cameron y Foreman están en trabajando en el laboratorio y controlando a Danny al que se le ve a través de la pantalla de un monitor, cuando entra House que mirando la pantalla dice:

HOUSE: En el Canal 6 está Hospital General.
FOREMAN: En el cerebro de Dan no se ve el Canal 6, sólo rayas.
HOUSE: No hay actividad epiléptica.
FOREMAN: No.

Dirigiéndose a Cameron le dice:

HOUSE: ¿Qué haces?
CAMERON: Esperando al C.B.C. y al CHEM-7
HOUSE: ¡Bien! Haz un análisis de ADN de esto.

Deja un par de vasos de plástico en los que pone papá y mamá y Cameron los coje.

CAMERON: ¿Qué es?
HOUSE: Los cafés de los padres.
CAMERON: ¡Ah! ¡No puedo creerlo!
HOUSE: Ya he tenido esa conversación antes. Si tienes algo que hacer, hazlo, si no haz esto.

Cameron se queda cortada y marcha a hacer los análisis.

Fin de la escena.

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Nueva escena en la que House es abordado en el pasillo por el paciente al que había atendido anteriormente y que porta un sobre en la mano.

PACIENTE: ¡Doctor House!
HOUSE: ¡Ah! ¡Sr. Fusten! ¿Me preguntaba cuándo volvería? ¿Me trae algún papelito?
PACIENTE: Me ha causado una gran angustia sicológica.
HOUSE: ¡Sí! ¡Eso espero!

El paciente entrega a House el sobre con una actitud arrogante y éste lo coge.

HOUSE: ¡Ah! ¿Demasiado ruin si su abogado me la enviara o es que es más divertido?
PACIENTE: Estoy dispuesto a que negociemos un acuerdo.
HOUSE: Tiene usted gonorrea.

House sigue su camino y el paciente se queda parado y cortado.

PACIENTE: ¡Eso es mentira!
HOUSE: ¡Si usted lo dice! Hay un análisis que dice que si. A lo mejor está mal. Suelo hacer otra prueba pero esta vez… no la voy hacer.
PACIENTE: ¡Sólo intenta asustarme!
HOUSE: ¿Y si le denuncio? Es un asunto de salud pública.
PACIENTE: Se lo diré a mi mujer.
HOUSE: ¡Ah! ¡No se moleste! El juez la llamará. ¡Mire, si no la tiene estamos hablando demás! Vaya a Maplewood y que su médico le haga unos análisis.

El paciente se queda serio e intenta quitar el sobre que porta House, pero éste lo impide.

HOUSE: ¡Ah! Esto ya es mío. ¡Hasta el juicio!

House entra en un ascensor con aire satisfecho ante la mirada preocupada del paciente.

Fin de la escena
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Nueva escena que se inicia con el equipo de House trabajando en el laboratorio.

FOREMAN: ¡Oeste del Nilo negativo! No me sorprende, no pasan muchos mosquitos por Jersey en diciembre.
CHASE: ¡Tampoco encefalitis equina oriental!
CAMERON: ¡Es increíble!
CHASE: ¿Qué?
CAMERON: ¡House tenía razón. No es el padre!
FOREMAN: ¡Oh! Yo le doblé la apuesta.
CHASE: ¡Hah! Esto es peor. La madre tampoco es la madre.

Cameron y Foreman sorprendidos consultan los análisis que ha hecho Chase y finaliza la escena.

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Nueva escena que se inicia con los padres de Danny reunidos con la doctora Cuddy en su despacho.

CUDDY: No les recomiendo mover a su hijo en su estado.
MADRE: Queremos una segunda opinión.
PADRE: ¡Necesitamos una respuesta!

House entra de forma brusca en el despacho.

HOUSE: ¡Idiotas! ¡Me han mentido!
PADRE: No le hemos mentido en nada. Usted en cambio nos acusó de abusar de nuestro hijo.
CUDDY: ¡Perfecto!
HOUSE: Olvidemos mis estupideces y pasemos a las suyas. ¡Son peores! ¡Ustedes no son sus padres!
MADRE: ¡Si lo somos!
PADRE: No le dijimos a Dan que es adoptado.
HOUSE: ¡Ni a mi tampoco!
PADRE: ¡Somos tan padres suyos como los biológicos!
HOUSE: ¡Escuchen! ¿Cuando hablamos de su historial médico no entendieron algo? ¿Creyeron que estábamos buscando una clave genética para curarlo o que queríamos determinar a quien quiere más su hijito, a mamá o a papá?
CUDDY: ¿Cómo has averiguado todo esto?
HOUSE: Les hice una prueba de ADN.
PADRE: ¡Si no le dimos ninguna muestra!
HOUSE: Me dieron sus tazas de café.
CADDY: ¡No puedes hacer eso!
HOUSE: ¡Cuddy! ¿Por qué no te olvidas de lo que he hecho? ¡Su historial médico es una patraña!
PADRE: ¡De eso nada! ¡Le dimos un historial detallado de su madre biológica!
MADRE: Sus antecedentes. No fumadora. Buena salud. Colesterol bajo. Ningún problema de tensión.
PADRE: Lo adoptamos a las dos semanas de nacer. Ese es su historial. Todo lo que necesita saber se lo hemos dicho.
CUDDY: ¡Muy razonable!

House se queda pensativo tras escuchar a los padres.

CUDDY: Bueno, si todavía quieren transferir a su chico es cosa suya, pero creo que es una…
HOUSE: ¿Estaba vacunada? La madre biológica… ¿le pusieron las vacunas de pequeña?
PADRE: A Dan lo vacunamos a los seis meses…
HOUSE: ¡Uhuum! ¿Saben por qué se vacunan a los niños a los seis meses? Porque antes están protegidos por el sistema inmunológico de la madre. Así qué… ¿estaba vacunada?

Los padres se quedan pensativos sin saber qué responder.

Fin de la escena.

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Nueva escena que muestra un virus y su cadena genética mientras se oye la voz de House…

HOUSE: Un niño coge el típico virus del sarampión. Le sale un sarpullido, tiene malestar, fiebre muy alta… pero sobrevive. Y aquí viene la pega. Una vez entre un millón, el virus… muta.

Se ve como la cadena genética se rompe y continúa oyéndose la voz de House que está reunido con su equipo.

HOUSE: En lugar de que Dan tenga fiebre y granos, el virus viaja a su cerebro y se esconde… como una bomba. En este caso… espera dieciséis años.
FOREMAN: Panencefalitis esclerosante subaguda
HOUSE: ¡Lo sé! Sólo ha habido veinte casos en treinta años en Estados Unidos.
FOREMAN: Supongamos que el chico todavía está en la primera fase… porque cuando pase a la segunda fase es mortal de necesidad.
HOUSE: Boom… la segunda fase es punto final.
CAMERON: Y es imposible saber cuando va a pasar a la segunda fase.
HOUSE: Empieza a mostrar los síntomas… dentro de un mes, esta noche.
CAMERON: ¡Se puede tratar!
HOUSE: Pregúntale al neurólogo.
FOREMAN: Interferón intraventricular.
CHASE: ¿No irás a meterle una aguja en el cerebro y enchufar el interferón sin confirmar este diagnostico?
HOUSE: ¡Qué putada!
FOREMAN: No tendremos un resultado claro de anticuerpos de sarampión después de todo lo que le hemos metido.
HOUSE: El tratamiento equivocado nos impide el diagnostico. ¿Por qué me miente la gente? ¡Ah! ¡También podría matarle!

House se acerca a Foreman.

HOUSE: Te toca, Foreman. Tenemos que hacerle una biopsia cerebral.
FOREMAN: ¡Bueno, hay otra forma!

Fin de la escena.
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Nueva escena en la que van a hacer una prueba a Dan introduciéndole una aguja en el ojo.

DANNY: ¿Y esto no me va a doler?
FOREMAN: ¡Qué va! Atravesaremos la pupila. No sentirás nada. Hemos anestesiado el ojo. La aguja pasará por detrás y ahí es donde recogeremos la muestra, en la retina.

Se ve como la aguja entra en el ojo donde se ve un virus mientras se escucha la voz de Foreman.

FOREMAN: Ahora sabemos que el problema es un virus mutado.

Iniciándose otra escena en la que habla con los padres de Danny a los que han entregado un Consentimiento Informado.

FOREMAN: El tratamiento para panencefalitis es interferon intraventricular. Le implantaremos un reservorio debajo del cuero cabelludo conectado a un cateter ventricular que administrará el antivírico en el hemisferio izquierdo.
PADRE: ¿Quiere que lo firmemos? Yo no sé de qué me está hablando.
FOREMAN: ¡Bueno, el antivírico…!

Foreman se detiene al comprender que los padres apenas van a entender los tecnicismos de la prueba.

FOREMAN: ¡Verá usted! Se lo estoy explicando lo mejor que puedo… pero lo que ustedes van a entender sobre el tratamiento de su hijo para poder decidir es… una burrada. Esto es lo que tienen que saber: es peligroso. ¡Puede matarlo! Foreman comprende la difícil decisión de los padres pero le aconseja. ¡Háganlo!

Fin de la escena

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Nueva escena que se inicia en el quirófano donde van a intervenir a Danny. Se ve un taladro con el que van a perforar el cráneo del chaval, viéndose cómo lo hacen. Mientras se escucha a una enfermera decir:

ENFERMERA: Estoy preparada. ¿Necesitas algo más?

Fin de la escena.

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Nueva escena en el despacho de Cuddy donde ésta discute con House.

CUDDY: ¡Ordenaste una prueba de tres mil doscientos dólares para ganar una apuesta!
HOUSE: ¡No es el coste real! No sé si sabes que el Hospital es dueño de la máquina secuenciadora.
CUDDY: ¡Lo digo en serio!
HOUSE: ¡Qué los padres le carguen la factura al Seguro!
CUDDY: ¡El Seguro no va a pagar una apuesta!
HOUSE: ¡Debería! Si no es por la apuesta, el chico palma. Por la apuesta de la paternidad les cogí el ADN. Sin su ADN. nunca habríamos sabido que Dan era adoptado. La clave de este asunto. Tú no quieres pasar la apuesta. ¡Gran error! Mi amigo conoce a un tipo…
CUDDY: ¡Bien! Te eximo de pasar consulta una semana y tú pagas los tres mil doscientos dólares.

House se queda pensativo y dando un resoplido golpea condescendiente con su bastón la mesa de la directora, mientras esta hace como que se asusta.

CUDDY: ¡Huiii…!

House echa mano a la cartera mientras va sacando billetes y echándolos en la mesa.

HOUSE: ¡A ver! Los cien que me debías. Cien que le he ganado a Cameron. Doscientos de Foreman. Y… seiscientos de Wilson. ¡Tramposa!

Fin de la escena

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Nueva escena que se inicia en la habitación de Danny tras la intervención y atendido por Foreman y Cameron, que lo despierta.

CAMERON: ¡Eeeh! ¡Buenos días!
FOREMAN: Según tu electro el tratamiento funciona…
CAMERON: … y tu sistema inmunológico responde.
FOREMAN: Es pronto pero quiero echar un vistazo.

Foreman examina el ojo de Danny.

FOREMAN: ¿A ver que puede hacer tu cerebro? Dime los nombres de animales que empiecen por la letra O.
DANNY: Oso. Oso pardo. Osobucco…

Los doctores se miran entre ellos y sonríen a Danny confirmándole que se encuentra bien.

CAMERON: Dos más que la última vez. ¿Cómo te sienta ser adoptado?
DANNY: Lo sabía desde Quinto.
FOREMAN ¿Y eso?
DANNY: El hoyito de la barbilla. Yo lo tengo… mi padre no. Lo miré en Internet, es uno de esos… rasgos genéticos.
FOREMAN: Es verdad. Es autosómico dominante. Y como tus padres no lo tienen es casi imposible que seáis parientes.
CAMERON: ¿Seguro que estás bien?
DANNY: ¡Claro! No me importa haber sido adoptado. Quiero a mis padres.

Los padres de Danny entran apresurados en la habitación.

PADRE: ¿Cómo está?
CAMERON: ¡Bastante bien! Es muy listo. Se va a curar.

Danny y sus padres se miran sonrientes y se muestran agradecidos.

PADRE: ¡Gracias!

Los doctores se retiran y finaliza la escena.

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Escena final del capítulo que muestra a Danny jugando un concurrido partido de lacrosse, mientras es observado por House. Danny inicia una jugada personal que finaliza en gol lo que hace que el doctor anime al chaval.

HOUSE: ¡Vamos dieciocho! ¡Vamos!

Tras el gol, House se queda pensativo, como rememorando al joven que fue y ya no es, apareciendo ahora en el campo vacío de lacrosse.

FIN DEL CAPITULO


















































































































































































































sábado, enero 20, 2007

Cuento del domingo

Revolviendo entre papeles viejos, antiguos recortes de periódico guardados en una caja de cartón, rectangular y de escasa altura, de esas en las que las tiendas guardan las camisas, ha aparecido este cuento de Alonso Zamora Vicente que me ha traido a la cabeza la Ley de Memoria Histórica, promovida por el actual gobierno socialista. Sea este un sencillo homenaje a todos los represaliados en aquél período atroz de los primeros años del franquismo.


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DV 7-X-1979
EL CUENTO DEL DOMINGO

ME GUSTABA CANTAR

Alonso ZAMORA VICENTE


No se por qué, pero le juro por lo más sagrado que no puedo cantar ya, qué va, yo, que se me escurría la vida cantando, una cosa para cada situación, bien oportuna, que si una zarzuela, que si una canción vieja o un cuplé que yo mismo im­provisaba... Me levantaba cantando, disfrazando aposta la voz, gritando a lo burro para despertar a todos los rezagados y poner de mal hu­mor a mi madre, por oírla, cállate, pelmazo. ¿No ves que tienen que descansar, que ayer se han acos­tado tarde?, y yo: Pues por eso mismo, entre risas y bufidos, y re­clamos zalameros del desayuno, y ella me perseguía por el pasillo, yo chillaba a la puerta de todas las ha­bitaciones, le tapaba la boca con besos, la despeinaba a manotazos, mimosos, fingíamos pelea... Y, al poquito, todos, todos cantábamos juntos, una alocada alegría conta­giosa, golpeábamos con la cuchara en la mesa, en los platos, chunda chundatachunda, nos contestába­mos unos a otros, torpe aleluya ocasional repentizada, tango va fla­menco viene, cada cual a lo suyo, esa alegría sin bordes ni frontera, la de la tarea bien hecha, crecientes los frutos en la palma de la mano, Morucha, morucha divina, o Era Si­món en el pueblo el único enterra­dor...

No, no se lo puede usted figurar, se lo aseguro. Por mucho que le hayan contado, le digo que no se lo puede usted figurar ni por asomo. Íbamos de cara a la vida, al porvenir entrevisto, al que soñábamos a solas cada día, y en las sobremesas, Y en las charlas con los amigos.

Estaba ahí, al alcance de la mano. Y ya ve usted en qué vino a parar todo... Unos murieron, bueno murieron, es un decir, ya me entiende, nunca en casa, en su cama, ni siquiera en el zaguán, sino vaya usted a saber dónde, en qué curva de qué camino, al amanecer o a otra luz cualquiera, qué más tiene, ni en qué patio de qué cárcel improvisada... Y solos, que es lo que más duele, solos, de pronto todo el mundo de acuerdo en la licitud de esas muertes estúpidas... Porque uno debe morirse de su muerte, igual que uno ha hecho su vida, y no tiene por qué imponérsela en nombre de cualquier arrebatada palabrería Otros desaparecieron, estarán también muertos, a ver, no hay mal que cien años dure, y, si no murieron, así, con certificado del forense y todo, estarán como muertos, por ahí, seguramente idiotas de puro susto, escondiendo su inacabable agonía... Y yo, pues ya me ve, no soy lo que se dice un cadáver, respiro, como, mal, muy mal, pero voy comiendo, y hasta voy alguna vez al teatro, y encuentro mi nombre en el casillero del correo y, si me aprieta usted, en la lista electoral, no me diga, también es regodeo, ¿no?, y entro en un cine de continua de esos baratitos, Maciste, Capitán apache, para qué más, y hasta me asomo al mar alguna vez que otra, pienso que allá lejos, en la otra ribera, quizá quede todavía alguna isla no dibujada, rincón de dicha y sosiego, rodeada de viento y soledades... Pero, créame, estoy muerto, muerto y remuerto, es una pena que no me haga caso esa gran repajolera que todo el mundo teme tanto, pero le digo que la llamo, la llamo y nada... Estará escondida, agazapada, dispuesta a saltar sobre mí cuando yo tenga una sutil, una invisible esperanza de unas horas buenas, dos, tres, cuatro todo lo más, dese cuenta si pido poco... Sí, sí, estoy muerto. Me la encontraré cualquier día, sin aviso, me tiene bien amarrado y por eso no se apresura, ya me apuntó en sus listas hace más de treinta años, lo hizo al quitarme la risa, las ganas del canto, ya ve, me las arrancaron tan fuerte, tan fuerte, que aún me está doliendo el tirón...
No, no, en eso se cuela usted de todas todas. Los años de encierro no me pesan, ¿por qué me van a pesar? ¿Qué no me escribía nadie? Bueno, después, al verlos, he comprendido que fue mucho mejor así. Hombre, quite usted allá. Supóngase. Me habrían mandado unas cartitas preciosas, animadoras… «Paciencia, hay muchas amnistías...» «Trabaja, que así lo acortarás...» Quizá me hubieran puesto una tarjeta por Navidades, con un motivo de la vida de Cristo, a ver, son días de fraternidad, de entendimiento, y en ella me habrían deseado Feliz Año Nuevo en varios idiomas... ¿Qué le parece? En el chiquero sobra tiempo para aprender algo con las novelas bilingües y cosas así... También habría estado dentro de lo posible que me hubiesen llevado alguna vez, especialmente al principio y los valientes, algo de tabaco, o cuatro pedazucos de embutido, o la inevitable libreta de chocolate... Y ¿qué? Ahora habría tenido que estar dando las gracias, imprescriptibles, gracias, y, quizá, para no sentar plaza de descastado o incivil, tener que seguir dándolas a horas fijas: lunes, miércoles y viernes: de cinco a siete, gratitud. Tendría que ir de cuando en cuando a sus tertulias, a recordar los malos ratos, repetirlos, desenterrarlos al crepitar de una acogedora lumbre, la radio alta, la radio que machaconea las cotizaciones de Bolsa, la cultura muy a distancia, felicidades que nos rodean y que, no tendré que declamárselo, a mí maldito lo que me dicen... Habrían tenido ellos que descuidar la película de la tele para escucharme durante mi visita, o desentenderse del partido redentor, el gran sostén de nuestro prestigio en el mundo, y escuchar, halagados, una vez más, cuán hondo es mi reconocimiento... «Te estoy en deuda por aquellos pantalones que me mandaste al campo la primavera del cincuenta y tantos, me estaban un poco cantinflas, pero no tenía importancia, me daba mucho postín diciendo dónde los habías gastado tú… ¿Sabe?, allí dentro eso daba cartel a más no poder, si viera qué chistecitos a su costa... «Me sentaban tan rebién que me llamaban don burgués...» En fin, qué cosas, ¿no verdad, usted? Y seguro seguro que el tal amigo ni se enteraría de mi fervor gratulatorio, porque la selección nacional, al alirón, o a la quiniela le tendrían en ese momento sorbida la mollera... No, puede usted estar convencido de que no me pesan esos años, créame, a ver, gritan tanto por ahí al lado, que los echo de menos casi. Me han quedado algunos resabios, hombre, a quién no... Por ejemplo, muchas mañanas, el melón ese fechendoso del quinto, al irse, golpea la puerta del ascensor como un terremoto, talmente un cataclismo, y yo me creo que es otra cosa. Y me siguen molestando, ¡y cómo!, los petardos infantiles, esos que estallan al atardecer, pim, pam, pim, por puro placer de asustar, de que no se nos olvide, esos niñatos son unos, mandados. Si, sí, ya lo sé, todo lo que usted quiera, pero aún se me pone carne de gallina. ¡y me entra un sudor!...
Lo que sí siento de veras es lo que han hecho esos años por arrinconarme. No hay manera de entenderse con nadie, a ver, usted me contará, la de vueltas que ha dado todo esto... El corazón me golpeaba, me dolía, eso es, le juro que me dolía, cuando salí, papeleo, buenos consejos, me metí en el tren, y cuando comencé a reconocer los nombres de las estaciones... Eran otra música aquella mañana, los nombres, Reinosa, Aguilar, Frórnista, Palencia... Cuatro horas todavía…. Valladolid... Empecé a sentir miedo de la gente que subía y bajaba. Me miraban de una manera esquinadilla, y todos clavaban los ojos en el macuto. Yo le echaba la culpa a mi cabeza monda y lironda, a mis botazas malolientes y un sí es no es cuarteleras. Recuerdo que en Medina del Campo subió una chiquilla morenucha, de unos dos o tres años, bueno, yo qué sé, tantos años sin fijarme en un niño así, tan de cerca... Me curioseaba mucho aquella cosa menuda que iba y venía entre los asientos, media lengua, risas... Ya estaba yo a punto de Volver a reír otra vez, y hasta de cantar, al verla abrazar a su muñeca, una pielechona de trapos que traía... Se acercó a enseñármela, toda ufana, y su madre, entonces, de un empujón, la alejó de mí, a la vez que me miraba amenazadora. Le aseguro que ya he tenido muy buen cuidado de no reír, no cantar, no de todo en lo sucesivo, tanto me penetró el hielo de aquella mirada. Me pregunté si no se me notaría en la carta todo, los años duros, el pro­ceso, las acusaciones en serie y sin documentar, la atroz falsía entu­siasta, las imaginarias de castigo, quizá se me percibían los ratos de desesperación y de afrenta, sí, eso, un sarpullido en la frente, ha acer­tado usted. Era una chiquilla bonita, la primera cosa pequeña, vivaracha y alegre que yo veía a mí lado en muchos años, fue entre Medina del Campo y Ávila, qué se me va a olvi­dar, si se me saltaron unos lagrimo­nes como los tachos del rancho... Perdóneme, sólo quiero decir que eran muy grandes, los lagrimones, muy grandes y muy salados, muy salados, ¿sabe?... Ni siquiera me atrevía a recordar, tantas veces como lo había hecho antes, regala­damente, que en Ávila, yo, una vez, cosas de rapaces... Enamorado, jo­vencillo, ¡cómo se atropella por todo!... En fin, ya se lo imagina, eso, cosas de jóvenes, un hotelito mo­desto, una noche muy fría, unos brazos calientes, ¡bah!, ya le digo que bobadas de mozuelo, entonces tan importantes… Pues ni me acordé al pasar por allí, lo que son las cosas, después me dio vergüenza, ya ve, si aún la tengo presente, muy presente, esa noche, no hay madrugada arriba que, solo en la cama, no siga su clamor, me lanzaría a lo oscuro sin vacilar, oigo que me llama, que me hiere aún, por encima del tiempo y de la pena, esa aguda nostalgia clandestina... que no me acordé, no, qué le pa­rece…
Pues llegué, si, tenga usted un poco de paciencia, no me acorte el resuello. Iba a mi casa, la casa donde había nacido, ya sabe, en mi tiempo nacían los chicos en casa, jaleo de vecinas, comadronas, los hombres arrinconados y bebiendo en alguna habitación, en la portería, o en la taberna de la esquina, apos­tando los tintos a chico o chica... Iba a mi casa, eso es, donde había muerto mi madre cuando fui movili­zado, enero del 37, cómo nevaba... La casa donde un pepinazo se llevó a mi padre, junio del 38, y, de paso, a Linda, la perra, y a Currito, el ca­nario que trinaba enloquecido al sol mañanero y admiraba a todos los vecinos con su gorjeo delirante, los vecinos que, ya ve, nos tenían por buena gente, teníamos fama de sa­ber echar una mano sin griterío cuantas veces Dios quería... La por­tera era nueva, muy redicha ella y con cara de viernes, y se empeñó en decirme una y otra vez, menudo disco, que ella sabía muy bien de donde venía yo, que a ella no se la daba ningún piernas, por mucho pico que se gastara, y que la ver­dad, la casa, aquella casa, era casa de gente muy bien, sin tacha... Allí no se podía decir nada de nadie, estaría bueno. Y mi casa, pues que ya no era mi casa, que iba a ser, como podía pensarse semejante in­sensatez, mi casa era de otras per­sonas muy dignas, unas gentes es­tupendas, que, eso sí, habían cui­dado muy bien de todo, por algo lo habían pagado cuando echaron a todos los que quedaron por aquello de las responsabilidades y tal, y, a ver, usted me entiende, ¿no?... To­tal, que las reclamaciones al maes­tro armero, y a agachar las orejas y a la calle, que ahora es tarde. En fin, que yo estaba de sobra. Estas gentecillas de tres al cuarto, ¿eh?... ¿No le llama a usted la atención que sean peores que el endiosa­dote que se saca la ley de la manga? Con poner al tonto un tabu­rete, que se suba... Y a mandar más que el Rey. Claro que me marché. ¿Qué iba a hacer, me quiere expli­car? No lo sentí mucho, la verdad, todo era diferente, y no me había hecho yo muchas ilusiones!
Las tiendas eran otras, no quedaba ni rastro de unos días que ya no se poner en claro si fueron o no, si son memoria o presentimiento. Todo debió andar manga por hom­bro, y a río revuelto... Al salir del portal me crucé con la viaja, viejí­sima Inés, una cocinera de no me acordaba yo que gente, una viuda de un general o cosa así, que tenía la casa llena de santos, desde luego gente ricachona... Al reconocerme, por poco se muere del soponcio, de los sollozos que se le atraganta­ban, de tanto como me quería con­tar, a borbotones, una infinita zozo­bra que debía tener amordazada y entonces reventó. Mucho hipo, mu­cho hijo, cómo has cambiado, y ner­vios. Si no lo veo no lo creo... Más vale que fuese así y me ahorrase los detalles la porterona, que inter­vino para echarme y decirme que era un abuso excitar así a una po­bre anciana... Dijo «anciana», ya ve que finolis. Le temblaba el bigote cuando me amenazaba con llamar al ceronoventayuno si no me largaba con viento fresco y aprisita. «Sin­vergüenza, no haber escarmentado. Deberían volverles a poner en chi­rona. Tengo yo un paisano en la Comi que corno me lo eche a la cara me va a oír. A quien se le ocu­rre soltar estas fieras…? Bueno, bueno, que ella me tenía tañado en cuanto me echó los ojos encima, menudo pesquis se gastaba ella... Dígame, ¿qué habría hecho usted? ¿Cómo puede pervivir tan desme­surada burricie? Al llegar a la es­quina, noté que lloviznaba me senté en un portal, enfrente... Casi me quedé dormido, mirando y mi­rando a mis viejos balcones. ¿Sabe usted? Desde aquellos balcones yo veía la verbena del barrio, cuando chavalillo, que no nos dejaba dor­mir, desde aquellos balcones me vi­gilaban cuando me subía al tranvía, solito, al empezar a ir al Instituto, me tendían allí a tomar el sol en la pierna, que la tuve hecha una lás­tima con no se qué porquería san­guinolenta... Ya ve, desde allí, yo he tirado claveles y pétalos de rosa al paso de la Custodia, los días de Corpus. Quizá por eso he estado tantos años a la sombra, usted me contará.
¿Qué si no he encontrado nadie de antes? No, de mi familia, nadie. Está tan dispersa la que queda, tan rota... No nos reconoceríamos y, además, quizá al encontrarnos nos vencerían los prejuicios, somos así de bestias, que sí, hombre, que sí, y no sabríamos disculpar lo que haya podido acaecer, que, desde luego, habrá sido mucho y poco bueno, fi­gúrese. Y para qué insistir en con­tarle a usted mi pésima estrella. Hombre, ¿sabe que a ver si se re­mediaba algo compré un librejo de astrología? Me parecía que esta­ría... que estaría... vamos, vamos, protegido. Mire, lo llevo aquí, déjeme, está muy sobado y no va a encontrar usted nada. A ver, yo soy Acuario y aquí dice... dice... ¿Qué es hoy? ¿Uno de febrero? A ver, no me quite la luz. Dice: Ojito con la gente de Leo y con la de Escor­pión. ¡Qué casualidad! Hoy será para mí un día feliz con todo el mundo. No volverá a producirse esa coyuntura hasta dentro de 150 años Hay una página con ciertas advertencias de cautela, pero des­pués de esto será mejor que no la leamos siquiera. Es un buen día. Aunque... un día que me predijo también algo pasable o aún mejor, me atrevía a buscar a doña Julia, la hermana del párroco de nuestro ba­rrio, que nos quería mucho, yo me había enterado que vivía con una sobrina en la Dehesa de la Villa... Anda, que no tuve que andar ni nada para llegar hasta allí, todo tra­bucado, todo atestado de .casas enormes, de autobuses, de humo, de barullo... Todo ese pitote me marea, me produce un zumbido de oídos atroz, me he hecho a las lar­gas horas calladas, ¿me com­prende? Allí dentro, sucio redil y todo, se trasoía el quejido de la tarde rayada de vencejos, el tumul­tuoso vocerío de un suspiro entre­cortado, ¿se percata?... Le decía que yo iba contentísimo en busca de la vieja doña Julia, no habría allí porteras con paisanos de uniforme y pistola, yo sabia que me recono­cería, que podríamos charlar, es­taba seguro de que recordaría en­seguidita mi manía de cantar a to­das horas, ella me escuchaba muchas veces detrás de la ventana entreabierta, y me decía bobadas, me gastaba bromas con las letras, tenía que traducirme aquello de «Decime, percanta, por qué te amu­raste... y sospechaba que eran con­traseñas para las chicas de la vecin­dad... Y, ya ve usted, cuando llegué a aquella casa, un barrio popular, de los míos, ropas al sol, música en alta voz, niños tirando tierra al alto, doña Julia estaba sentada en la puerta, junto a un farol, en una si­llita baja, al sol de la tarde inver­niza, tan quieta, dorada, rebo­sante... Doña Julia está ciega, sorda, babosa, sí, eso, una cosa ce­rebral, no, no le ponga nombre, para qué, caramba con el librito, ¡si llega a equivocarse! Me volví an­dando despacito, me dolía la tarde desangrándose, y canturreé para mis adentros algo de entonces, Las pruebas de la infamia les traigo en la maleta, canturreé, sí, por si, Dios por medio, se le acerca mi voz por algún atajo que yo no conozco. Tiene que existir, dígame que sí, que existe, el atajo. Ahora déjeme, por favor, ahueque, me escuecen mucho los ojos, ¿sabe?, es el humo, la polución esa de mierda, quizá ahora me doy cuenta de que no sé qué voy a hacer mañana...

sábado, diciembre 09, 2006

El Cristo de Altube


Desde hace muchos años he tenido una costumbre, que aún hoy día la mantengo, de recortar alguna noticia que me ha llamado la atención en la prensa escrita. El recorte, tras leerlo, suelo guardarlo en algún libro que aborde el tema tratado, otras veces lo he guardado en alguna carpeta y en otras, simplemente al cabo de tiempo, ha ido a la basura. Hace unos días, estando en la casa de mis padres encontré una de estas carpetas llena de estos trozos de periódico. Entre uno de ellos apareció éste que pongo más abajo.
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DIARIO VASCO 29-VII-1980
Fruto de la sensibilidad de un vecino de Rentería
Cristo de gran valor, rescatado entre las ruinas de un molino

No considero novedoso, afirmar que la villa de Rentería goza de mala prensa, o expresado de forma suave, que Errenderi últimamente aparece en los papeles unas pocas ve­ces para dar cuenta de alguna actividad cultural como Muni­kaste o la exposición de etnografía y otras muchas, con la reseña de manifestaciones, algaradas, barricadas y situaciones de violencia.
Deseo con este reportaje, contribuir a cambiar la deterio­rada imagen de este vapuleado pueblo guipuzcoano, donde numerosos ciudadanos me honran con su amistad y hospitali­dad.
Lo voy a hacer con una noticia de pequeña monta, nada espectacular, pero a todas luces positiva, ya que demuestra que en este mundo, contracultural y destructivo, todavía exis­ten ciudadanos amables (el odio jamás construyó nada) sensi­bilizados por el arte y fieles a las creencias supraterrenales.
Una llamada
Inesperadamente, me llamaron de Errenderi para que en la pri­mera oportunidad pasase por el domicilio de un lector y por lo tanto amigo, aunque desco­nocido o quizá desdibujado con el paso de los años.
Al otro lado del hilo telefó­nico, era Juan Mari Altube, me­cánico de profesión, quien de­seaba mostrarme un Cristo res­catado por él mismo, de entre los cascotes y ruinas de un viejo molino ubicado en el cer­cano y precioso valle de Oyar­zun.
Por supuesto, la talla se en­contraba muy estropeada por el paso del tiempo y su permanen­cia a la intemperie, aunque me­nos de lo que a primera vista se esperaba.
Las sucesivas capas de pin­tura dadas al icono con mas buena voluntad que acierto salvaron su policromía original, retundida por el concienzudo y veterano restaurador donostiarra don Pepe Corandio.
El Cristo de Altube
Me permito bautizar esta talla errenderitar con el nombre de Cristo de Altube aunque tam­bién pudiera denominarse Cristo de Iztieta, populosa barriada donde se venera en privado.
A mi modesto entender, es una auténtica obra de arte co­rrespondiente a la segunda mi­tad del siglo XVI, que en imagi­nería y arquitectura religiosa, fue la centuria privilegiada de Guipúzcoa.
Cristo musculoso, de fuerte complexión, un tanto miguelangelesco, siguiendo el gusto ro­manista del momento. Por el ensortijado del cabello, el trata­miento de su poblada barba ne­gra, la finura de la nariz y ras­gos faciales, aventuraría que, este Cristo (de los catalogados de sacristía) es obra menor del inmortal imaginero azpeitiano Joanes de Anchieta o en su de­fecto, tallado en su propio taller por alguno de sus aventajados discípulos.
De unos noventa centímetros, guarda similitud con el famoso Cristo venerado en un retablo lateral de la catedral de Pam­plona
Centro del hogar
Esta obra de arte creada hace 400 años, es la pieza más pre­ciada, el epicentro de la vida fa­miliar de los Altube, dominando desde su preferente rincón la pequeña vivienda del descubri­dor.
Juan Mari, ha tenido ocasio­nes para vender el icono a co­leccionistas extranjeros, pero no hay cuidado de que caiga en esa trampa. Se siente orgulloso de su Cristo, como obra de arte y por lo que representa para un creyente.
En ocasión de haberse fugado de su cautiverio el canario de casa que demoró en varios días su aventura, el matrimonio Al­tube encontró a su pequeña hija postrada de rodillas ante el crucificado invocándole cando­rosa:
—¡Sálvale a Kikin! —
Y Kikin, sano y cantarín, re­gresó a la jaula de sus alpistes.
Enseña que algo queda
Juan Mari, cursó bachillerato hace una treintena de años en el colegio navarro de Lekaroz, donde tuvo un profesor capu­chino llamado Padre Crisanto, que impartía nociones de arte, llevándoles en alguna ocasión a Madrid y Toledo a conocer mu­seos.
Aquella semilla, germinó en Altube que, desde entonces, vive sensibilizado para todo ese mundo tan sugestivo, culto y bello, cual es el mundo del arte.
El ex-alumno de Lekaroz, úni­camente cederá el Cristo el feliz día que Rentería disponga de un museo local.
Mientras tanto, lo venerará en la paz e intimidad de su casa.
Iñaki LINAZASORO