domingo, diciembre 18, 2011

Viage ilustrado (Pág. 604)



Colegiata de Logroño


fesion y declaración de los reos, no volvió á ocurrir ningún otro de su especie mientras duró el Santo Oficio.
Fácilmente comprenderán nuestros lectores que estando en Logroño, se debe ver á Clavijo, distante solo dos leguas, y lugar famosísimo en nuestra historia por la célebre batalla de su nombre. Clavijo, es una aldea de noventa y siete casas, situada en una cumbre de bastante elevación, sin mas notable que la basílica del apóstol Santiago en el cerro de la Ture, erigida á espensas de Felipe II, y conservada bajo la protección de nuestros reyes; otras dos ermitas en despoblado, de las cuales una abierta al culto, y un monasterio de monges bernardos, que existió en el desierto llamado Peña Aguda, el cual guardó por mucho tiempo tres cuerpos de santos, que en la exclaustración de 1820 fueron trasportados á la colegiata de Nuestra Señora de la Redonda en Logroño, donde se conservan, y son San Felix, San Funes y San Prudencio. «Debo declarar aqui, dice un viagero, que ninguno de estos lugares recorrimos y que en todos los alrededores de Clavijo hallamos el menor vestigio de la celebrada batalla, tenida con bastante fundamento por fabulosa, pues que en ninguna crónica contemporánea se habla de ella, y solo cuatro siglos después, el arzobispo don Rodrigo la describe diciendo que el rey Ramiro II negó á Abd-el-Rahman el tributo de las cien doncellas, que aceptara Mauregato y que estaba en costumbre, cuya denegación causo una guerra entre ambos reyes.» Juntó Ramiro en Leon los magnates de su reino y los arzobispos, abades etc., y con su asistencia emprendió desde luego la guerra contra el infiel, entablando sus operaciones, militares hacia Nájera y Albelda. Alli se hallaba con todo su ejército, cuando se vio atacado por una hueste innumerable de árabes, procedentes de toda España, de Marruecos y demás provincias de Africa. Desastrada fué la batalla para los cristianos, quienes se retiraron atropelladamente y no pararon hasta cierta distancia en Clavijo. En este sitio el rey, oprimido por su quebranto, se aletargó; vio en sueños al apóstol Santiago, quien le mandó, en nombre de Jesucristo, que á la madrugada bajase al campo raso, y le estrechó la mano en prenda de la victoria, ofreciéndole cooperar él mismo vestido con una túnica, en un caballo blanco, y con un pendón también blanco en la mano, peleando al frente del ejército y á vista de todos. Asombrado quedó el príncipe con vision tan estraordinaria, la comunicó al amanecer á los obispos y grandes de su córte; la supo el ejército, y gozosísimo con la venturosa nueva, se escuadronó después de haber comulgado: invocaron de nuevo á Santiago, costumbre que desde entonces se perpetuó entre los españoles, y con el auxilio patente del santo trabaron la refriega con tal denuedo, que dejaron de 60 a 70,000 infieles muertos en el sitio, fuera de los que perecieron en la fuga hasta el pueblo de Calahorra. Premio fueron de esta victoria Albelda, Calahorra y Clavijo, y en la segunda de estas ciudades, fué donde por agradecimiento y en memoria de jornada tan esclarecida, la nacion española hizo voto solemne de tributar anualmente y por siempre á la iglesia de Santiago las primicias de los frutos de la tierra, y hacer partícipe al santo patron de España de cuantas presas le cupiesen de las espediciones que en lo sucesivo se verificasen contra moros. Este es el origen del voto de Santiago abolido por las cortes de 1834, y el de las famosas palabras Santiago y á ellos, con que los españoles se lanzaban á la pelea contra los moros. Sin embargo, ya hemos dicho que la opinion mas acreditada es la de que tal batalla no se verificó, á pesar del voto y del grito de guerra, y de celebrarse en todas las iglesias de España su aniversario con la debida aprobación de la Santa Sede, y de hallarse consignada en la mayor parte de los autores, incluso el padre Mariana, desde el arzobispo don Rodrigo acá. Asi se escribe la historia.
Antes de hablar de Viana diremos, según nuestra costumbre, dos palabras en general del pais que vamos á recorrer.
El reino de Navarra, hoy provincia de Pamplona, forma como un rectángulo cuya mayor longitud desde Cortes á la barca de Enderlaza asciende á 26 leguas, y su latitud desde el cerro de Cantabria hasta el puerto de Arlos á 24. La mano de la Providencia señaló los verdaderos lindes de este pais, que no son otros que los Pirineos y el rio Ebro. El clima es casi templado y saludable, Son muchos los ríos que lo

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